“Si querés una entrevista tenés que comprarnos una cerveza a cada uno”, afirma Mimo en un inglés chapucero. Son una docena los bosnios que paran la oreja y no hay negocio. Pero Mimo afloja, se ríe y llama a algunos de sus compañeros de viaje. Obedientes, los bosnios se preparan para la foto. “I am the chief” (yo soy el jefe) proclama Mimo. Un par de colombianos que pululaban por ahí son los colados de rigor. Se unen y el smartphone hace clic.
El grupo proviene de distintas localidades del país enclavado en los Balcanes, antiguo retazo de la extinta Yugoslavia. Cazin, Maglaj, Jajce, Teocak son esas ciudades tan lejanas y poco conocidas. Una de las chicas toma la lapicera y accede a anotar algunos de los nombres. Mimo adelante, y luego Beretka, Edo, Dina, Doni, Mersid, Merina, Dino. No son todos. Regresa Mimo y saca una tarjeta del bolsillo. Es la carta de presentación de los “Bhfanaticos-Bosnian Support Arms”. Nos enteramos entonces de que todos forman parte de la fuerzas armadas de su país.
Pero como no están de servicio las bebidas se derraman entre esta avanzada bosnia en Río de Janeiro. No son muchos los que vinieron a Brasil, y al lado de los miles de argentinos será complicado que se hagan notar en el Maracaná. Pero Mimo no se rinde y suelta una definición: “Agüero es mejor que Messi”. Recordemos que el Kun es compañero del ídolo de Bosnia en Manchester City, Edin Dzeko. “Se pronuncia checo”, ilustra Mimo. “¿Y cómo va a salir el partido?” “¡Gol de checo!”