“Hay corruptos en la política, corruptos en los negocios y corruptos eclesiásticos. Están por todas partes. La verdad es que la corrupción es un pecado fácil de cometer para quienes tienen autoridad sobre los demás”. (Francisco)
¿Alguna vez usted escuchó que las viejas ambulancias, esas gigantes blancas de sirenas rojas, se hacían escuchar para que les abrieran paso y poder ir más rápido a “comprar tortillas”? ¿Alguna vez escuchó que los “zorros”, como se los conoce a los inspectores municipales, dejaban pasar alguna falta de conducción a cambio de una “pequeña compensación”? ¿Alguna vez escuchó decir que algunos políticos “robaban para la corona”? ¿Alguna vez oyó a su vecino decir que el funcionario tal aprovechaba los empleados de la repartición para realizar “trabajos manuales en su casa” o que algunos funcionarios públicos usaban la maquinaria del Estado para hacer “construcciones particulares”? ¿Alguna vez, cada cuatro años, observa que algún conocido suyo recibió un bolsón de mercadería a cambio de “entregar su voto”? ¿Alguna vez no le contaron que un juez dejó dormir tanto una causa que prescribió beneficiando a “algunos poderosos” (léase gente con recursos)?
O tal vez, ¿por allí escuchó que los policías tienen amigos saqueadores para usarlos como elementos de “presión salarial”? ¿A quién no le llegó la versión de que sólo se capturan a los dealers porque los narcos son los socios de los comisarios? ¿Quién no escuchó decir que para los tiempos electorales se ponen “en venta” las siglas de algunos partidos políticos? ¿A quién no le llegó la versión de que las bancas legislativas están tarifadas y que se las llevan los que las pueden comprar? ¿Quién no escuchó que levantar la mano en una sesión implica obtener beneficios adicionales a las dietas? ¿Quién no escuchó referir, y tomar a broma hasta que lo comprueba, que los que acceden a un cargo público de relevancia primero cambian el auto, luego la casa y por último la mujer? ¿ Quién no escuchó decir que hay estudios jurídicos que pleitean en determinados juzgados porque hay amistades de por medio? ¿Quién no oyó que algunos “privilegiados” conocen de antemano algunas medidas económicas de los gobiernos para hacer diferencias importantes en sus cuentas? ¿Quién no se enteró de un tercero que supo de la designación de parientes o amigos de funcionarios en algunos cargos del Estado? ¿Quién no escuchó por ahí que la adjudicación directa en reemplazo de las licitaciones públicas son para favorecer a los empresarios amigos? ¿Quién no escuchó la tremenda versión de que se retrasa el pago de los juicios que ganan los jubilados a la espera de que estos dejen este mundo sin su justa compensación?
¿Quién no conoce a un dirigente, afortunado en su carrera política, que hace unos cuantos lustros tenía un Citröen 3CV y que hoy vive en country, tiene un último modelo europeo y varias empresas? ¿Quién no oyó alguna vez que la plata de una campaña política provenía de dinero de origen desconocido?... y podrían seguir las preguntas. Porque, preguntar se puede preguntar cualquier cosa. Comprobar es lo difícil en estos tiempos, pero seguro que un buen número de lectores diría que alguna vez escuchó y que se le sembró una duda sobre el comportamiento de los que tienen responsabilidades públicas.
¿Corrupción? Tal parece que la posibilidad de que deje su marca está al alcance de unos cuantos. Bien dicen que la ocasión genera un culpable. En estos tiempos se multiplican las dudas, proliferan las denuncias judiciales interesadas, hay de todo y para todos; y cada cual se ubicará en una vereda, sin importar si el mencionado es culpable o inocente. Lo importante es que se genere una duda, ya sea a favor o en contra. Lo triste de estos tiempos es que la verdad nunca aparece, ni asoma. La transparencia y la honestidad no parece estar donde debieran.