Ni ideas, ni chances, ni fútbol, ni goles... Goles propios, claro, por que los ajenos sí que aparecieron y lo hicieron tocar fondo a San Martín. Con un 2-0 tan justo como inapelable, Unión Aconquija lo castigó al infierno luego de superarlo en todas las líneas.
El “estanciero” lo hizo pagar un pecado que el “santo” sufrirá en toda la semana: no haber siquiera intentado buscar el partido. Dos chances de gol a lo largo de los 90’ evidenciaron el vacío futbolístico del equipo. Porque las figuras, esas que justamente están para hacerlo mover, ayer no rindieron. Ni Albano Becica, ni Matías Galvaliz.
En los primeros 45’ San Martín sufrió horrores la cancha chica. Todos los saques de arco se convirtieron en centros intrascendentes. Eduardo Vilce comenzó a hacer de la tarde su domingo ideal controlando bien el medio y cortando el poco juego que los “santos” intentaban conectar con sus hombres de buen pie. La contradicción en ese corto terreno fue que Fabricio Lenci les quedó a años luz a sus compañeros. El 9 peleó solo arriba, y a cuentagotas. Wilson Moreno en cambio era manija del local, pero si el equipo terminó 0-0 en el primer tiempo fue porque el mismo 10 pecó demasiado de individualista.
En el complemento Unión Aconquija cambió para bien. Ya no sólo era dueño de la pelota sino que también lastimaba y llegaba con peligro al arco de Diego Pave. Por eso Leandro Ledesma pudo hacer lo que hizo: dejar parado a Franco Zambrano y cruzar su discreto tiro para vencer al 1 “santo”.
Pese al golpe, San Martín no tuvo signos de recuperación. No se reveló. Entonces Vilce volvió a castigar. Su tiro, fuerte al medio a un arco ya descuidado tras el buen desparramo que armó Ledesma, fue el 2-0 imposible de remontar para el equipo de La Ciudadela, que tuvo el del honor con un buen y único intento de Maximiliano Velasco. Pero ayer ni eso se le dio al “santo”, y si ya había llegado angustiado a Catamarca, ahora sufre el doble, en su propio infierno.
El “santo” de ayer no fue un equipo que pretende ser protagonista. Faltaron chances de gol (sólo tuvo dos) y las figuras que debían mover la pelota no pudieron sortear el buen planteo rival.
Tan poco hizo San Martín que al notar lo bueno sólo se rescató lo que mostraron De Muner y Rébola como dupla central, hasta el primer gol de los “estancieros”.