Una de esas noticias que golpean el corazón y generan un vacío de ausencia que estremece y se agiganta a medida que transcurre el día ha ocurrido por estas horas. Carlos Federico Pastrana, “El negro” Pastrana, periodista de fundamento, activo, gentil, solidario, buen compañero y salteño de toda la vida ha fallecido ayer en su ciudad. Trabajó en LA GACETA cubriendo las secciones Policiales e Interior durante los años 80, pero sentía y necesitaba volver a su pago, desde el que llegó para estudiar en la universidad.
Años más tarde fue corresponsal de LA GACETA en esa provincia y uno de los redactores de nuestra histórica sección NOA. Lo recuerdo desde el comienzo de 1981, pero mucho más vivamente desde su época de corresponsal, en la provincia de Salta.
Una vez habíamos resuelto editar una página especial para un domingo con las comidas típicas del NOA: cada uno de los corresponsales tendría que aportar a la edición su perspectiva de la cosa, pero todos coincidieron en que si había un alimento que unificaba el perfil culinario de santiagueños, tucumanos, jujeños, catamarqueños y salteños ese era la empanada. Todos sabíamos que cada provinciano elaboraba la empanada con distintos ingredientes, tiempos y maneras, pero esa vez “El Negro” nos recordó que los salteños tenían más de una práctica para elaborar este manjar regional: se despachó con que había virtualmente una forma por cada región de la provincia, un argumento suficiente para pedir una página para él solo porque tenía mucho y rico para contar.
Pastrana tenía 70 años y en estos últimos meses sobrellevó una grave enfermedad. En junio, la Cámara de Diputados de Salta le realizó un homenaje, destacó su trayectoria y le entregó una distinción. No acudió a esa cita porque ya estaba muy enfermo: su esposa Rosa del Valle Díaz la recibió en su nombre. Se desempeñó durante 50 años como trabajador de prensa, tanto en radios, televisión y prensa escrita; fue también corresponsal del diario La Nación y la agencia Télam y editó un libro de periodismo escolar. También ejerció la comunicación institucional en varios gobiernos provinciales y se animó con un emprendimiento gráfico mensual.
Su sonrisa, su rostro vivaz detrás de los anteojos, su ánimo inquieto, su simpatía, la tenacidad en la búsqueda informativa son otros fundamentos por lo que muchos lo recordaremos.