Despedirse del invicto en la octava fecha de un torneo de 42 jornadas no debería ser argumento para un drama: aún queda por disputar una maratón de partidos.
Esa línea interpretativa fue la elegida por Juan Manuel Azconzábal al dar cuenta de las razones de la derrota sufrida por Atlético en el escenario de Tandil. El “decano”, en definitiva, sigue siendo protagonista estelar de una obra que, esperan sus hinchas, tenga el desenlace feliz del ascenso a Primera.
Y en este contexto, el “Vasco” optó por ver el vaso medio lleno de la caída por 1-0 ante Santamarina, pese a la bronca por un resultado que no estaba en los planes: fue a buscar la punta y se volvió fuera de la zona incluso del reducido. “El equipo en lo futbolístico evidenció buenos síntomas. Jugamos todo el partido proponiendo. Si hubiéramos metido un gol en el primer tiempo, creo que la apreciación sería la misma, aunque condiciona muchas veces no abrir el marcador, más en un partido cerrado, con una cancha muy mala. El equipo intentó jugar siempre, salvo los últimos 15 minutos en que buscamos el pelotazo porque el cansancio era notorio y por abajo era imposible, el campo estaba cada vez peor”, señaló el DT con las sierras tandilenses aún recortadas en el horizonte.
Azconzábal aludió al estado del terreno, al cansancio por el poco descanso entre partidos y a un aparente penal a Cristian Menéndez no cobrado en la parte inicial. Y se afirmó en el concepto que desde la victoria ante Villa Dálmine –y en el posterior empate con Brown de Madryn y la victoria frente a Instituto- “el equipo viene haciendo bien las cosas”. Con todo, el “Vasco” no cierra los ojos: “Debemos seguir creciendo”.
¿Faltó suerte en Tandil? “No sé si es que no ligamos, hay situaciones que podríamos haber resuelto mejor. Se perdió y punto, hay que seguir y darle para adelante. Ahora tenemos que pensar en el otro partido”, dijo con la mente puesta en Chacarita, el domingo, a las 19.
Contra Santamarina, Atlético repitió fórmula. Un solo delantero neto, Menéndez, y varios volantes con clara vocación ofensiva. Sin embargo, la estructura pareció resentirse con la ausencia de Fernando Evangelista, como marcador izquierdo, y de Emanuel Molina y Leandro González (estos dos ingresaron en el complemento). Hubo menos juego y menos llegadas que contra Instituto. Y cuando el reloj apremiaba y el empate no llegaba, Atlético terminó jugando con tres delanteros, casi cuatro, según la visión del “Vasco”.
“Imbert es delantero, en las inferiores en Boca jugaba de puntero derecho. Estuvo Acosta, que tiene la versatilidad para jugar en diferentes situaciones, y después terminamos prácticamente con cuatro atacantes: González también es delantero, sólo que nosotros lo hemos reposicionado en otra etapa en San Juan como volante, pero es todo con el afán de buscar el arco de enfrente”, postuló Azconzábal.
Para el entrenador son más importantes los nombres que las posiciones. “La selección argentina pone tres delanteros y Alemania juega con un solo punta de área. Depende de los jugadores que uno tenga para apoyarse en la idea”, argumentó, y puso como ejemplo que en el “pincha” campeón de Bilardo a inicio de los 80, “jugaban Ponce, Sabella y Trobbiani, adelante estaban Trama y Gurrieri, y Camino pasaba al ataque. Hay veces que los rótulos no coinciden para nada, el fútbol no es una ciencia, es un juego, pero los nombres son los que te indican la manera en que se expresa el equipo, más allá de las posiciones”.
Una expresión que los hinchas “decanos” esperan que se mantenga en el tiempo y con los resultados del primer tramo de este torneo. Porque está demasiado cerca la traumática experiencia de 2014, cuando el equipo se vino abajo y dilapidó un ascenso que parecía en el bolsillo.