01 Abril 2015
A CORRER. Bianchi y el grupo trabajaron ayer en Ojo de Agua, donde volverán hoy. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
Si los fines de semana y durante el horario laboral el hombre acostumbra a barrer tobillos, con el objetivo de marcar terreno en su zona de la defensa de Atlético, en sus ratos libres Bruno Bianchi se saca la ropa de vikingo y la cambia por el de papá baboso y amigazo del pequeño Thiago, nacido a fines del año pasado.
A diferencia de lo que dice sufrir la mayoría, al central le tocó la suerte de que el “Gordo”, como él lo llama, sea un ángel por las noches. Es decir, Bruno puede dormir tranquilamente desde la medianoche hasta las siete de la mañana sin tener que saltar de la cama. Es más, los dos se levantan casi en conjunto, además de mamá Rosario. Entonces llegan los mates, la leche para el bebé y la despedida del nicoleño, que debe ir a entrenarse con el “decano”.
“Colaboro en todo lo que puedo. Es mi hijo y quiero estar presente. Me gusta participar de los quehaceres del hogar referidos a lo suyo, ja”, reconoce entre risas el zaguero, también padre de Francesca, fruto de una relación anterior.
Las similitudes entre padre e hijo saltan a la vista gracias al “carácter particular” de papi, reconoce el central. “Y sí, tiene un carácter jodido, parecido al mío. A veces cuando vienen las abuelas y le pintan las ganas de que le hagan upa, agarrate. Hasta que no lo consigue, no para, ja”, dice, revelando las artimañas de su heredero. No habiendo llegado al año de vida, Thiago se las rebusca para que el mundo gire a su alrededor. ¿Que pasa si se enoja? “Ja, empieza a toser”, cuenta Bianchi con los ojos iluminados. Obvio que cuando lo sacan de la cuna o el coche, chau síntoma.
Si llega la hora del baño, Bruno se encarga, así como también si hay que cambiar pañales. Mientras está en casa, Thiago es la prioridad y también compinche de sus siestas. “Después de entrenar, almorzamos y vamos a dormir. El ‘Gordo’ duerme conmigo. Después, a la tarde tratamos de pasarla en familia”.
La tarde se despide ante el asedio de la noche. Es tiempo de descansar y de arrancar de nuevo después de que el día se apodera de la escena y Bianchi se presenta en Ojo de Agua para una nueva sesión de labores. Mientras tanto, Thiago esperará por su padre.
A diferencia de lo que dice sufrir la mayoría, al central le tocó la suerte de que el “Gordo”, como él lo llama, sea un ángel por las noches. Es decir, Bruno puede dormir tranquilamente desde la medianoche hasta las siete de la mañana sin tener que saltar de la cama. Es más, los dos se levantan casi en conjunto, además de mamá Rosario. Entonces llegan los mates, la leche para el bebé y la despedida del nicoleño, que debe ir a entrenarse con el “decano”.
“Colaboro en todo lo que puedo. Es mi hijo y quiero estar presente. Me gusta participar de los quehaceres del hogar referidos a lo suyo, ja”, reconoce entre risas el zaguero, también padre de Francesca, fruto de una relación anterior.
Las similitudes entre padre e hijo saltan a la vista gracias al “carácter particular” de papi, reconoce el central. “Y sí, tiene un carácter jodido, parecido al mío. A veces cuando vienen las abuelas y le pintan las ganas de que le hagan upa, agarrate. Hasta que no lo consigue, no para, ja”, dice, revelando las artimañas de su heredero. No habiendo llegado al año de vida, Thiago se las rebusca para que el mundo gire a su alrededor. ¿Que pasa si se enoja? “Ja, empieza a toser”, cuenta Bianchi con los ojos iluminados. Obvio que cuando lo sacan de la cuna o el coche, chau síntoma.
Si llega la hora del baño, Bruno se encarga, así como también si hay que cambiar pañales. Mientras está en casa, Thiago es la prioridad y también compinche de sus siestas. “Después de entrenar, almorzamos y vamos a dormir. El ‘Gordo’ duerme conmigo. Después, a la tarde tratamos de pasarla en familia”.
La tarde se despide ante el asedio de la noche. Es tiempo de descansar y de arrancar de nuevo después de que el día se apodera de la escena y Bianchi se presenta en Ojo de Agua para una nueva sesión de labores. Mientras tanto, Thiago esperará por su padre.