Los ingenieros agrónomos Fernanda Leggio, Eduardo Romero y Jorge Scandaliaris de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán, caracterizaron las distintas situaciones de los cañaverales que quedarían en pie para ser cosechados en la zafra siguiente.

La perspectiva actual de que una cantidad significativa de la superficie con caña de azúcar en Tucumán quedará en pie para ser cosechada en 2016, genera un panorama poco claro sobre los criterios que deben considerarse ante esta situación.

Los distintos escenarios con los que el productor cañero puede enfrentarse hoy son variados y resultan determinantes para la cosecha del año próximo.
  
Así podemos encontrar cañaverales sin daño en el “brote guía”, que sería la situación más apropiada, ya que posibilita una continuidad del crecimiento de los tallos de 2 años, y un incremento en la producción por los tallos nuevos del año siguiente (40 a 80%) (Figura).

En cuanto a la “calidad de la materia prima”, es esperable que los valores de “Brix” y “Pol” se mantengan estables y la “Pureza” aumente por la concentración del jugo en los tallos viejos y sanos (de 2 años).

Por su parte, la población nueva llegaría menos madura a inicio de mayo, pero en la molienda completa la calidad sería aceptable.

Más fibra

A pesar de este cuadro alentador, se debe esperar un mayor “contenido de fibra” (tallos viejos un 2-3% más de lo normal) y mayor trash general, acentuándose aún más en la cosecha integral. Esto traería aparejado menores “valores de extracción” y, por lo tanto, de “recuperación de azúcar”.

Una situación más compleja será cuando el cañaveral que quedará sin cosechar durante esta zafra se encuentre florecido y/o volcado.

La brotación lateral y el macollaje desordenado y aleatorio, más la posible pudrición y secado de tallos viejos dificultará la cosecha y disminuirá la calidad de la materia prima (alto trash).

Esta situación se agravaría más si se tratara de un lote afectado por el ataque de Diatraea saccharalis.

Los cañaverales excesivamente enmalezados estarían limitados en su crecimiento y el control de malezas resultará muy dificultoso y costoso.

Sin fuegos

En cualquiera de las situaciones hasta aquí descriptas, los cañaverales presentan el gran riesgo de prenderse fuego.

Habrá que disponer de todas las medidas necesarias para prevenir los accidentales incendios, ya que se originarían problemas de muy difícil solución, que traerían aparejadas pérdidas de gran importancia.

Los escenarios más complicados serán aquellos que presenten situaciones combinadas, es decir, con dos o más condiciones negativas de las mencionadas.

La Eeaoc comenzó una serie de evaluaciones de las distintas situaciones con el fin de realizar un seguimiento de los cañaverales seleccionados hasta precosecha de la próxima zafra.

El objetivo fundamental de esta tarea es poder generar información que permita sugerir u orientar el manejo de la cosecha y la calidad fabril esperable (azúcar, fibra, trash, etc.), ya que los datos disponibles se remontan a principios de los años ‘70.

Sugerencias

Con el fin de prever problemas y facilitar la cosecha en la zafra, la Eeaoc recomienda considerar los siguientes aspectos:

* Evaluar y caracterizar los cañaverales no cosechados según edad, condición, expectativa de producción y cosecha, etc.

* Definir las posibilidades de cada lote de respuesta a algún manejo (fertilizar, control malezas, evitar fuego) y priorizar la conveniencia técnica-económica de realizarlo.

* Prever algunas potenciales dificultades de cosecha y efectuar acciones que la faciliten (abrir melgas de manera de marcar los surcos ante la posibilidad de vuelco del cañaveral).

* Priorizar la cosecha y molienda en el inicio de zafra de estos lotes.

* Prever la maduración química de estos lotes, para reducir los valores de trash y uniformar la madurez.

* Prever el buen mantenimiento de cosechadoras (elementos de corte), control de velocidad y de las tareas de cosecha y carga, para no empeorar la calidad de la materia prima.

En especial, evitar al máximo posibles daños en la cepa (en especial plantas y socas jóvenes).

* Monitorear en poscosecha los daños sobre las cepas, para evaluar la necesidad de renovación (de los cañaverales).