“Esta obra es urgente. El CET (Centro Educativo Terapético) se prometió para 2014. Murieron 20 chicos por el paco aquí desde que anunciaron la construcción”, reclamó de brazos cruzados Ángel Villagrán, referente barrial de La Costanera.
En la barriada, ubicada al este de la capital, los vecinos aguardan la inauguración del edificio de un centro terapéutico que coordinará tareas de prevención frente al consumo de paco. En las últimas semanas, madres de adictos expresaron su malestar por las dilaciones, ocasionadas por un trámite administrativo.
En diciembre, el Tribunal de Cuentas (TC) emitió una acordada por un certificado de obra del proyecto “CET, Casas Educativas Terapéuticas”. En los considerandos ponía la lupa sobre un pozo de agua que forma parte del proyecto de la obra. Aunque figura ejecutado en un 100%, el TC advirtió que no fue perforado. “Nuestro Departamento de Ingenieros Fiscales señala que, luego de efectuar la visita a la obra referenciada, informa que en el ítem perforación y obtención de agua por un monto total de $ 181.197 (certificado en un 100%) no se encuentra ejecutado como tal, es decir, no existe perforación alguna. No existiendo justificación alguna, ni cambio de ítem ni economía de obra que aclare esta situación, no es posible aprobar el presente certificado toda vez que el mismo incluye trabajos certificados no ejecutados”, indica el acuerdo N° 4.799 del TC.
La obra, gestionada por la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU), es ejecutada por la constructora Bocanera y Mirkin SRL.
A fines de 2015, cuando LA GACETA visitó la construcción, una cuadrilla trabajaba en la conexión a la red de agua potable. Los obreros estimaron que los trabajos finalizarán en marzo.
El titular de la DAU, Alfredo Quinteros, sostuvo que las observaciones podrían ser producto de un error administrativo de los fiscales del TC. Además, negó cualquier irregularidad. El ex legislador explicó que el proyecto y la confección de los planos del CET son remitidos desde la Nación. Explicó que las tareas deben adaptarse a las particularidades de cada sitio. En los casos en los que la provisión de agua pueda realizarse mediante la conexión a la red, no es necesario perforar un pozo, agregó Quinteros. “Creo que se trata de un error del inspector del Tribunal. Pero me parece correcto lo que hace el TC, que es iniciar una acción para deslindar las responsabilidades”, explicó el titular de la DAU.
Adelantó que la repartición presentará un descargo para aclarar la situación. “Con los costos actuales, perforar un pozo alcanza una cifra cercana a los $ 800.000. En el expediente se consigna un monto inferior, $ 181.000, que corresponden a la conexión a la red”, reiteró.
Barro y cumbia
“En principio aquí, estaba prevista la construcción de un Centro Preventivo Local en Adicciones (Cepla). La Costanera fue el primer barrio que visitó el cura (Juan Carlos) Molina apenas asumió. Cuando vino, en diciembre de 2013, se comprometió a construir un Cepla aquí. Tanta fue la burocracia que al final hasta el cura renunció. Las obras iban a durar dos o tres meses, pero ya están por cumplir dos años”, indicó Villagrán, parado sobre una calle embarrada, mientras unos niños descalzos jugaban con una cumbia de fondo.
Según el referente barrial, es un alivio que la obra esté avanzando. “Esperemos que no quede a medio hacer. Es importante para los chicos de todo el barrio. Necesitamos esto para que se haga tanto prevención como asistencia. Ojo, tengo entendido de que esto está realizado sólo para prevención, pero nosotros vamos a luchar para que se realice asistencia”, consignó.
Según los vecinos, el equipo de profesionales del Cepla comenzó a trabajar en 2014, pese a no contar con un inmueble. En 2015 se modificó el proyecto y pasó a denominarse CET.
Blanca Ledesma, una de las Madres del Paco, espera que la obra finalice y que el CET se consolide en el barrio como un punto de referencia de salud. “Queremos que la obra termine ahora, no en 2020. La crisis es ahora; nuestros hijos y nietos caen en la droga y se arruinan la vida. Necesitamos asistencia y prevención para ver si logramos frenar aunque sea un poquito esta bomba. No necesitamos regalos, queremos tratamiento, contención dentro del barrio y un futuro, pedimos trabajo. No trajimos a nuestros hijos al mundo para que el paco los mate”, finalizó Ledesma.