A veces, el clima tiene muchos imponderables que genera en las personas ciertas sensaciones de desprotección, cuando su comportamiento sale de su normalidad. Nos referimos a las lluvias que se vienen dando en pleno otoño y que están causando serios inconvenientes en diversas zonas rurales de la provincia, como sucede en Niogasta, Sud de Lazarte y las localidades ubicadas sobre la ruta que une La COcha con Taco Ralo. Lo real es que, para evitar este tipo de situaciones, hay que mantener las obras de infraestructura, realizar nuevas obras o limpiar los cauces de los ríos, tareas que durante mucho tiempo no fueron realizadas para que el agua que llega mantenga su cauce. Muchos de los gobiernos de turno, en este caso el provincial, no entienden que el mantenimiento de los niveles de inversión en obras o mantenimiento de la infraestructura rural básica es fundamental para mantener la competitividad de la producción de Tucumán, y que deben formar parte de las políticas permanentes del Estado Provincial y constituirse en una fuerte demanda de productores.

Los últimos 12 años que gobernó la provincia la anterior gestión solo se dedicó a realizar cordón cuneta, pavimento y módulos habitacionales, que sin duda tiene su importancia social, pero no ayudan a mantener en funcionamiento adecuado los caminos rurales, las rutas, los sistemas de riego, drenajes y desagües y que los cauces de los ríos estén dragados como se debe, para llevar el agua que supera los niveles y se desborda.

Otro tema importante es comenzar, de una vez por todas, por manejar adecuadamente las cuencas superiores de los ríos, para evitar que el agua de lluvia solo corra y baje rápidamente a los ríos y arroyos, provocando los daños por todos conocidos.

Lo real es que la provincia cuente con una red de caminos y rutas bien distribuidas, pero para ello deben existir de manera permanente planes de mejoramientos de una red terciaria indispensable para el sector productivo. Actualmente, las lluvias que se vienen dando impiden que muchos de los trabajos programados por el actual gobierno no puedan realizarse, además de la falta de fondos suficientes que jaquean a la actual gestión.

Los programas de inversión pública en obras de riego, caminos rurales, rutas troncales e infraestructura productiva, en general, deben ser sostenidos y en forma creciente, como única garantía de que nuestras producciones sean generadoras de riqueza y empleo y las inversiones del sector privado generen agregado de valor y calidad.

Se debe entender la urgencia de apuntalar, con inversión pública, las condiciones básicas de producción en nuestras economías, entendiendo que esto no solo amplia las posibilidades de acceso a nuevos mercados, sino que, fundamentalmente, aumentan la generación de empleo y el arraigo de los pobladores rurales en su comunidad, y evitar la migración de productores y sus hijos de un sistema de producción a los centros urbanos.

Después de ver los acontecimientos que genera el clima y la falta total de mantenimiento que existe en las obras de infraestructura y en los cauces hídricos, los pobladores de las zonas afectadas creen que fueron abandonados a su suerte y que deben migrar hacia otro lugar. Esto es lo que se debe evitar, invirtiendo en las zonas y lugares más afectados por las inclemencias del clima

Gracias a Dios ya hubo algunos anuncios de reactivar y/o iniciar obras que servirán para aliviar la situación que, año a año, afecta a la gente de campo.

Los proyectos del Río Choromoro, El Tala y Medina cambiarán el horizonte productivo del área de influencia, ya que son verdaderos alicientes a la inversión, a la incorporación de tecnología y al progreso de cultivos altamente demandantes de mano de obra y destinados a mercados cada vez más exigentes en calidad e inocuidad, si es que realmente se cumplirá con lo prometido.

Deben recuperarse muchos caminos rurales secundarios y terciarios ya destruidos, con el objetivo de superar fuertes limitaciones al desarrollo de agroindustrial en el territorio de la provincia, siendo una de ellas la intransitabilidad temporaria de caminos y, paralelamente, asegurar la conectividad de las unidades de producción con sus mercados y disminuir los tiempos y costos de traslado y transporte, sobre todo ante el inminente comienzo de la zafra azucarera, la actual cosecha de limones y de granos gruesos en la provincia.

Es importante mencionar que los desbordes se producen porque no existe en las cuencas superiores ningún plan de conservación que esté funcionando, además de que es poco lo que se realiza en sistematización de cuencas y que las obras de canalización de los diferentes cauces importantes de los ríos tucumanos fueron pocas e insuficientes. Todo esto no es algo nuevo, sino que se repite desde hace muchos años, por lo que el trabajo que debe realizar el Estado requiere, sin dudas, de la colaboración del sector productivo. Estos trabajos deben ser inmediatos para poder solucionar, de una vez por todas, los efectos negativos de las inclemencias climáticas sobre la población rural en su conjunto.