No hubo épica en el caribe colombiano. Tampoco hazaña. Sí habrá tirón de orejas entre los jugadores de Atlético cuando tomen nota de lo que fue su derrota en el partido de ida de la fase 3 de la Libertadores con Junior. En la Copa, los errores se pagan caro.
A veces, tirar la pelota hacia el área propia no es la solución a un problema de salida. Primero hay que tener en cuenta el panorama, estudiar la foto de pies a cabeza. Y después procesar la imagen, es decir, definir si es la mejor opción ceder el balón al arquero. Estando en zona contraria, David Barbona buscó reordenar ideas aún teniendo socios a su alrededor. Fernando Evangelista asistió a Cristian Lucchetti, ayer un cohete para evitar dos o tres goles seguros de Junior, y el arquero la reventó a la nubes. Lo habían acorralado. Ahí nació el ataque letal con el que Junior definió el partido.
Lo que pudo haber sido un ataque propio terminó siendo una contra gracias a un rechazo. Junior recuperó la bola, Atlético durmió y en los achiques: Aguirre buscó a Pico, éste a Estrada; pared y toque de Estrada para Aguirre que mandó la pelota al medio estando los zagueros y Evangelista corriendo de atrás. Robinson Aponzá estiró el botín y adentro, gol.
El fútbol se define por esos detalles que luego engalanan el combo de 90 minutos. Porque la letra fría puede cantar otra canción, una que hablaría de las buenas atajadas de Lucchetti, de como durante 71 minutos Atlético amuró el cero en su arco; de que pudo convertirse en ganador parcial antes de los dos minutos de juego si Bruno Bianchi no hubiera desaprovechado esa entrada en soledad que derivó en un cabezazo fallido por encima del travesaño. O si entraba el remate de Leandro González, pasado del inicio del complemento, que parecía meterse pero el palo derecho de Sebastián Viera le negó el grito sagrado.
Así, el duelo se convirtió en un estudio de prueba, error y acierto. Atlético tuvo las suyas, no pudo festejarlas. Junior también, y le alcanzó con el puntazo de Aponzá para ganar.
Ojo, la clasificación a la fase de grupos no tiene dueño aún. Falta la revancha en el Monumental y eso significa que Atlético tiene una vida más. Seguramente, la hará valer.
A esta serie todavía le restan 90’, en el Monumental. Allí Atlético tiene con qué hacer la diferencia ante Junior. No es irreversible la derrota de ayer.
Los goles nacen de la virtud del conjunto y de la falencia de quien se deja marcar. Atlético tuve chances claras, las falló. Junior aprovechó una.
Pocos fueron los sobresaltos que sufrió el “Decano”. Es más, en la jugada menos pensada, un pase atrás que derivó en despeje, llegó el desnivel.