“Tengo ganas de llorar cuando observo lo que se hizo. Generaron un grave problema a un lugar donde la gente de escasos recursos se hace estudios porque no puede pagarlo”, se lamentó Olga Fernández, directora del Hospital Padilla al referirse al millonario robo que sufrió el viernes por la noche. El atraco dejó sin elementos de trabajo al Servicio de Endoscopia.
Los responsables de seguridad del hospital se presentaron en la Seccional 2° para denunciar que alguien, utilizando una barreta, violentó el acceso de una oficina ubicada en la Sala 11 para sustraer cuatro endoscopios, botín que fue valuado en más de 1 millón de pesos.
Después de revisar el lugar donde se concretó el robo, los investigadores no dudaron: la persona que se había llevado esos elementos sabía muy bien lo que estaba buscando. No había revuelto nada y tampoco había sustraído otros elementos de valor que estaban en el lugar, como computadoras. Otro dato: estaban guardados cinco endoscopios y dejaron el único que no estaba siendo utilizado para realizar endoscopías y colonoscopías. Comenzaron a sospechar entonces que un empleado del hospital podría ser el autor del hecho.
La hipótesis quedó prácticamente confirmada cuando se analizaron las imágenes de las cámaras de seguridad. Habrían identificado al ladrón como empleado del lugar y habría establecido dónde guardó los elementos y cómo hizo para sacarlos. Además, habría quedado registrado que, una vez que salió del edificio, el acusado, cargando una mochila, se subió a su moto que estaba estacionada e intentó arrancar sin haberle quitado la cadena que tenía puesta. “Evidentemente estaba muy nervioso por lo que estaba haciendo”, le manifestó un pesquisa a LA GACETA.
“Todo es muy raro. Esos elementos no sólo no son fáciles de conseguir en la calle, sino que no son herramientas de uso común. Al contrario, su utilización es muy específica”, agregó Fernández.
Los investigadores tienen dos hipótesis. La primera, que el empleado sabía sobre el valor de ese instrumental y decidió sustraerlo para venderlo por cuenta propia. Por ese motivo, están indagando si es que el sospechoso decidió ofrecerlas en algún sitio de ventas online o a través de las redes sociales, como suele ocurrir en estos tipos de casos.
La otra posibilidad que manejan es que haya sido contratado por una persona que pueda utilizarlo. En ese caso, ya tienen números de serie y otros datos que permitirán ubicarlos si es que lo encuentran en algún allanamiento.
Mercado negro
“Si alguien robó esos elementos es porque existe un mercado negro para comprarlo. Es muy doloroso que se haya elegido un hospital público para cometer este robo. Muchas personas se verán perjudicadas porque vino alguien a robarlas”, lamentó Fernández.
La médica también informó que hablaron con los responsables de la Sociedad Argentina de Gastroenterología para informarles el hecho. “Les dimos los detalles del instrumental para que nos avisaran si es que hay alguna persona ofreciendo su venta”, destacó.
La directora del Padilla confirmó que el principal sospechoso de haber cometido el robo podría ser un empleado del lugar. “Lo tenemos identificado. La Policía y la Justicia están trabajando para tratar de recuperar esos instrumentos”, explicó.
Los endoscopios son los instrumentos que tienen instalados pequeñas cámaras que muestran el interior del cuerpo del paciente. Los médicos consultados coincidieron en señalar que sin esos elementos el hospital no podrá realizar esos estudios. Aseguraron además que el valor de los cuatro endoscopios sustraídos tiene un valor de 100.000 dólares en el mercado. También se mostraron sorprendidos por cómo se produjo el robo, ya que el hospital contrató hombres de una agencia de seguridad privada para prevenir este tipo de robos.
“Hablamos con las autoridades de la provincia para informarles de la situación. Estamos buscando los recursos para no tener que paralizar la realización de estos estudios. La idea es que se utilicen esos instrumentos de otros hospitales para que se pueda seguir realizando los estudios a las personas”, concluyó.