“¿Y ese, de qué juega?”, preguntó en su primer día un miembro de uno de los tantos cuerpos técnicos que llegaron a Atlético desde que Guillermo Acosta arribó en 2013. “De todo y bien, menos de arquero. Y solo porque es petiso”, le respondieron. La anécdota nace en las entrañas de la parte alta de la tribuna de calle Laprida, en la conversación de dos hinchas. Y aunque sea difícil de constatar su veracidad, se hace muy fácil adoptarla por la realidad del “Bebé” en su exitosísima estadía en el “Decano”. No solo por su versatilidad sino también por el poco reconocimiento del que goza.
El “Bebé”, que se ganó el apodo en Banda del Río Salí por usar el chupete hasta pasados los siete años, convirtió los dos goles con los que Atlético le ganó a Independiente en Avellaneda. Así y todo, siendo el héroe de la noche, no fue entrevistado por la transmisión oficial una vez terminado el partido. A la salida del vestuario visitante, los periodistas “jugaban” a adivinar cuál de todos los jugadores era el goleador para realizar la obligada entrevista. Casi al final salió Acosta y enfrentó a los micrófonos, una actividad que no es de sus favoritas, pero que la termina haciendo igual. Si para los medios nacionales es prácticamente un NN, imagínese si no las hiciera.
“Es una noche soñada para mí y para Atlético. Venir de Tucumán y ganar en la cancha de Independiente es increíble”, describió el “gigante decano”. Sus compañeros tampoco parecían muy dispuestos a reconocerlo. “Solo lo vi a Javier (Toledo). El ‘Bebé’ es muy chiquito para verlo”, bromeó Luis Rodríguez sobre uno de sus mejores amigos, en referencia al primer gol, ya que el “Bebé” terminó recibiendo del simoqueño.
¡Si hasta Zielinski no lo había felicitado hasta allí! “Todavía no lo felicité, porque hablamos todos en el vestuario, pero en el hotel seguro que sí”, prometió el “Ruso”, minutos antes de que hable su jugador estrella.
El entrenador igualmente estaba tranquilo. Sabía que gran parte de ese éxito se debía al cambio de posición que efectuó sobre Acosta desde el partido pasado contra Boca. Tal como la leyenda inicial cuenta, una de las mayores virtudes del bandeño es su capacidad para jugar en distintos puestos. Y hacerlo bien. En Atlético, además de volante por derecha (su puesto natural) jugó de delantero, doble cinco, volante por izquierda y hasta de lateral, en el último tiempo. Pero como suele suceder, las virtudes suelen transformarse en defectos: de tanto “cumplir” en otros puestos, el equipo se perdía un volante derecho exquisito y con llegada al gol, tal como lo hizo en Avellaneda.
“El cambio de puesto puede haber influido. Yo soy volante. No me quejo de hacerlo en otra parte, pero así puedo llegar mas al área”, admite Acosta que aún así entiende a su DT, cuando lo pasó a la trinchera. “No se trata de que no me tenía en cuenta de volante por derecha. Tenemos grandes jugadores como (David) Barbona y Favio Álvarez y lo venían haciendo bien”, reconoce.
Cuando termine la Superliga, el contrato del “Bebé” habrá terminado y esa anécdota inicial podría pasar a formar parte del pasado. Es que las conversaciones por la renovación aún no avanzaron y cada vez falta menos. “Como siempre digo, la prioridad la tiene Atlético. Veremos que pasa”, dijo.
Nadie imagina un Atlético sin Acosta. Sobre todo los hinchas, para quienes está al nivel de Cristian Lucchetti o “Pulguita”.