La línea de investigación referida al autor del crimen de Paulina Lebbos tomó fuerza ayer, según consideró el Ministerio Público Fiscal. José Luis Gómez, padre del único acusado por el homicidio de la joven en 2006, Roberto Gómez, se presentó ante el Tribunal y afirmó que “no tenía teléfono celular” en los días de la desaparición y el asesinato de la estudiante de la carrera Ciencias de la Comunicación.
“En la audiencia quedaron plasmadas ciertas comunicaciones sospechosas, pese a ser negadas por el padre del imputado, que colocaron al acusado en una situación bastante difícil”, dijo el representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), Diego López Ávila.
El investigador expresó que se han reunido “pruebas elocuentes, como la agenda del teléfono de Gómez y una segunda agenda”, en las que figuraban varias personas, entre ellas, Mercedes Beatriz Ramona Galeano, quien alquilaba el taller donde trabajaban Roberto y su padre, en Alberdi 415, en la capital. “El local quedaba a la vuelta de la casa de Virginia Mercado -amiga y la última persona que vio con vida a Paulina el 26 de febrero-“, aclaró López Ávila.
“Soy un pobre perejil”, dijo uno de los testigos del Caso Lebbos
José Luis Gómez, de 68 años, negó la titularidad y tenencia de un número de teléfono móvil. Aunque, de acuerdo con la posición del Ministerio Público, “esa línea sí fue utilizada en 2006” y estuvo a nombre de este testigo. “Hubo comunicaciones con Sergio Kaleñuk, a quien dijo no conocer, y otros contactos sospechosos”, agregó.
Kaleñuk ha sido una de las personas nombradas en uno de los móviles investigados: “los hijos del poder”. Su padre, Alberto Kaleñuk, fue el secretario privado del ex gobernador José Alperovich e integró Gendarmería Nacional.
“Entendemos que este es un camino para tratar de demostrar la hipótesis del Ministerio Público, que Roberto Gómez y alguien más, posiblemente dos o más personas, participaron en el homicidio de Paulina Alejandra Lebbos. Tengo mis sospechas y este plenario (por el juicio oral), que tiene una amplia discusión, nos permitirá llegar a la verdad”, añadió López Ávila.
A través de las pericias técnicas, solicitadas por el último fiscal de la causa, se analizaron las numeraciones de IMEI de varios teléfonos. El IMEI o Identidad Internacional de Equipo Móvil es un código pregrabado por el fabricante del teléfono celular, y uno de ellos correspondió al de Paulina Lebbos.
“Hasta 2013, cuando tomé la causa, se desconocían estos datos. Luego de hacer las pericias del caso y los informes telefónicos, ha aparecido lo que se conoce como tráfico de IMEI, es decir, chips colocados dentro del aparato de la víctima a escasas horas de la desaparición”, remarcó el fiscal.
El defensor de Roberto Gómez, Guillermo Villalba, destacó que el padre del imputado había relatado ante la Sala III que el día de la desaparición de la estudiante universitaria hubo una fiesta familiar para celebrar el cumpleaños de la “abuela materna de Roberto, en la localidad de San Andrés”, con el fin de sostener la inocencia de su patrocinador.
Y continuó: “el celular de Paulina nunca fue peritado, ya que no fue encontrado. El IMEI del teléfono apareció después, con los números aportados por el fiscal Diego López Ávila. Hemos ofrecido un testigo calificado, un perito que explicará por qué el IMEI que era de Paulina apareció en el celular que tenía entonces Roberto Gómez”, manifestó el abogado.