El invicto de Atlético en la Superliga goza de buena salud. Tan agónico y demorado como merecido fue el empate, 1 a 1, que estampó el cabezazo del petizo-gigante Rodrigo Aliendro. Incluso el punto fue tacaño: el “Decano” mereció llevarse algo más, frente a un Estudiantes en tobogán. Igualmente, por la forma y el momento en que llegó el gol, la visita se fue de Quilmes con el alma en paz.
La igualdad fue mérito por igual de jugadores y entrenador: Ricardo Zielinski movió las fichas con acierto, con el ingreso de Juan Kaprof primero y David Barbona y Ricardo Noir después para meter en un arco al “Pincha”, que desde la expulsión de Nahuel Estevez estuvo media hora sin pasar la mitad del campo.
Con ataque masivo y todo, la búsqueda frenética de Atlética parecía tornarse infructuosa hasta que Kaprof encontró a Acosta y “Bebé” metió el centro para que Aliendro, justo él, le ganara a los 88 minutos a las “torres” locales.
Claro que la derrota hubiera sido demasiado castigo, aunque también es cierto que en ciertos pasajes -sobre todo en la etapa inicial- el “Decano” estuvo con las ideas nubladas, en consonancia con el cielo del mediodía y la tarde de siesta del Gran Buenos Aires.
Ya en la segunda etapa, con un Estudiantes entre las cuerdas y refugiado en su área, al equipo de Zielinski le costó encontrar una luz en el camino para nivelar el desequilibrio que produjo esa única combinación en ataque del “Pincha” a los 52’, que culminó en centro de Erquiaga y toque al gol de Estevez -el mismo que se fue expulsado-, tras una distracción de la defensa. Esa jugada fue lo único para asentar en el “debe” del equipo, según Cristian Lucchetti, que no pudo evitarlo.
Arriba, sin ideas claras pero con empeño, la dupla Acosta Aliendro empezó a lastimar. También la profundidad de Núñez, a quien los pies de Andújar le negaron el único grito que se le atragantó a Atlético en el primer tiempo. Al principio de ese primer tiempo, Mauro Matos y Leandro Díaz encontraron grietas y pivotearon para la llegada de los de atrás. Pero el equipo de Zielinski se fue apagando, pese a su intento de jugar siempre por el piso.
El “Pincha” hizo la suya. Que es más bien modesta: pararse en su campo y ser directo, confiar en sus jóvenes y rapiditos (Estevez, Rodríguez y Pellegrini, luego Cejas), con el veterano Mariano Pavone fajándose con los centrales rivales. El “Tití” Rodríguez metió una volea con todos los boletos de gol y el travesaño salvó a Lucchetti.
En el mismo arco, un palo rescató a Andújar ante un remate exquisito de Acosta cuando Atlético, pura actitud y búsqueda por los costados, demostró que por algo está allá arriba en la tabla y con pretensiones que van más allá de evitar los dolores de cabeza de los promedios.
El invicto de Atlético, pese a los tres partidos que lleva sin triunfos -con Gremio en Porto Alegre por la Libertadores, frente a Lanús en casa y ahora el “Pincha”- denota lo que ya se sabe: el “Decano” es cosa seria.