El o los victimarios habrían pertenecido al entorno personal de Paulina Lebbos o habrían sido allegados. Previo al crimen, aprovecharon el estado de vulnerabilidad que caracterizaba a la joven. Estas hipótesis habían formado parte de las conclusiones de la “autopsia psicológica” de Gendarmería Nacional (2006), que ayer fueron presentadas en el juicio oral por el crimen de la joven.
“Es muy posible que Paulina se haya confiado en que no le pasaría nada o que podría resistir o contener las pretensiones de quien sería o serían luego los autores”, enfatizó Sandra Musumeci, licenciada en psicología. La profesional integró el equipo de Medicina Legal de la fuerza de seguridad federal que llevó adelante la reconstrucción del homicidio. Específicamente, Musumeci realizó la “autopsia psicológica” de la estudiante, que consistió en determinar un perfil probable personal. Además, señaló que las motivaciones pasionales o sexuales, presumiblemente, marcaron el asesinato.
Mercado dijo que “le tenía miedo” a SotoEn la investigación se infirió que “el ánimo depresivo predominó en la personalidad” de Paulina. También se destacó una “conducta dependiente y sumisa hacia otras personas que eran para ellas significativas: por ejemplo, la madre y César Soto (su pareja)”.
“El diagnóstico al que he arribado es trastorno de personalidad por dependencia y también del humor distímico, que son distintos. El grado de vulnerabilidad la predisponía a padecer situaciones de riesgo potencial para sí misma, frente a un tercero y a alguien que haya querido hacerle daño”, expresó la especialista. “Su forma de ser, sus indicadores llevaban a que no pudiera evaluar con un grado de autocuidado situaciones a las que podía llegar a exponerse”, añadió.
La psicóloga realizó durante varios meses de 2006 entrevistas al entorno familiar y social de la víctima: los padres, las hermanas, las amigas y a César Soto. Pudo determinar, a la vez, el perfil de la joven al analizar pruebas referidas al estilo de vida, sus gustos, sus costumbres y los hábitos.
“Todos los vínculos de Paulina se caracterizaban por un grado de dependencia. Daba su opinión, pero tenía dificultad para expresar desacuerdo debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación de los otros significativos para ella (familiares)”, explicó la profesional.
Señaló que la víctima “se caracterizaba por su discreción y reserva, muy callada e introvertida, se infiere que mantenía cierta distancia en las relaciones interpersonales y generalmente no hablaba de sus problemas personales”. “No tomaba la iniciativa ni la ofensiva, aunque podía responder positivamente si alguien se interesaba en ella”, dijo.
La perito reprochó, sin embargo, que hubo “muy pocos elementos que pudieron servir de apoyo para dar mayor grado de certeza” en la investigación. En esa línea, afirmó que el análisis psicológico no tuvo incidencia en la causa.
“¿En general, qué porcentaje de éxito tienen las pericias de este tipo?”, le preguntaron en la audiencia. “Altísimo. Si no, no sería una pericia viable”, contestó.
“¿Por qué cree que en este caso no se arribó a un resultado satisfactorio?”, volvieron a preguntar. “(Por la) la calidad de los indicadores. Son cuestiones más técnicas”, respondió.
En el juicio, Roberto Gómez está imputado como “coautor responsable del delito de privación ilegítima de la libertad seguida de homicidio”. Es el único acusado por el crimen.