San Martín saboreó la gloria y, sobre el final del partido contra el sorprendente Defensa y Justicia, quedó con un sabor amargo: perdió 2-1 en su regreso a La Ciudadela y sigue en zona de descenso.
Era el reencuentro del "Santo" con su gente en una cita clave para salir de la zona roja. Pero no fue una cita fácil; en frente estaba el "Halcón" que llegó invicto a Tucumán y de la misma manera se volvió a Florencio Varela.
La historia sin embargo arrancó con una sonrisa para el equipo de Gastón Coyette. Es que Alberto Costa volvió a decir presente en la red y gracias a él el "Santo" abrió la cuenta. "Tino" cambió un penal por gol a los 18 minutos de juego.
Mirá el penal para San Martín que festejó toda La CiudadelaEl primer tiempo mostró un duelo parejo, con el local sosteniendo un buen ritmo, pero con Defensa no dejándose pasar por arriba.
El complemento ya fue otra historia. El visitante tomó la posta, ahogó a un San Martín que de nuevo se retrasó, y lo presionó bien arriba agigantando la figura del arquero Carlos Carranza.
Pero el 1 no tuvo nada que hacer cuando su propio compañero, Oliver Benítez, la mandó adentro de cabeza en su fallido intento de despejar un centro.
San Martín, que hasta los 36 minutos del segundo tiempo le destrozaba la racha al único invicto de la Superliga, se cavó su propia fosa y le sirvió la remontada en bandeja al "Halcón".
Fue un baldazo para una Ciudadela que pasó de la euforia a la bronca a medida que Defensa inclinó la cancha.
Botines y ropa para jugar: San Martín y Atlético ayudaron a San Jorge luego del roboDefensa se descargó con ese gol en contra y fue con todo por el triunfo que le permitiría llegar a lo más alto de la tabla junto con el líder Racing. Y tuvo premio: aprovechó que las piernas de los defensores "Santos" ya no respondían y puso el 2-1 con una gran contra que finalizó Nicolás Fernández a los 91 minutos. Agónico.
No hubo tiempo para mucho más en Bolívar y Pellegrini. San Martín no pudo salir de la zona de descenso y se fue mordiendo la toalla porque los tres puntos de oro se le escaparon como agua entre los dedos.