En la mayoría de los lotes de nuestra provincia, la siembra de garbanzo se inició hacia mediados de mayo; es decir, en fecha tardía para el cultivo. Esto se debió a que las lluvias de abril y de los primeros días de mayo retrasaron la cosecha de la soja. El informe elaborado por los técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) Oscar Nicéforo Vizgarra y Clara Espeche, indicó, además, que la siembra del garbanzo se extendió hasta mediados de junio.

Otra característica importante que presentó la campaña fue la baja calidad de la semilla. En este sentido vale recordar que al momento de la cosecha de la campaña 2018 se registró un temporal, que incidió fuertemente en la calidad del producto cosechado y que causó la perdida de casi la totalidad de los lotes en Tucumán y en algunas otras zonas de influencia. Debido a ello, muy pocos productores contaron con semilla propia y de calidad.

Se estima que se sembraron alrededor de 12.000 hectáreas en nuestra provincia, lo que representa un área menor a la que se había sembrado la campaña pasada.

Durante el ciclo del cultivo se registraron escasas precipitaciones, que no superaron los 20 mm en junio, en julio, en agosto y en septiembre. Principalmente se dieron en la zona este de Tucumán y en lotes observados en Metán y Rosario de la Frontera (Salta). La falta de agua afectó el crecimiento de las plantas y adelantó su desarrollo. En setiembre se observó que en la mayoría de los lotes el cultivo se encontraba iniciando el llenado de grano. Durante la campaña, además, se registraron días de bajas temperatura, aunque no llegaron a presentarse heladas.

Por otro lado, los daños ocasionados por Fusarium spp., uno de los principales problemas sanitarios del cultivo en la región, fueron importantes en Tucumán y en la zona sur de Salta (Metán y Rosario de la Frontera). También se determinaron daños por Macrophomina sp. La presencia de Heliothis spp. y de Helicoverpa spp., por el contrario, no resultó considerable, ya que apareció tarde (setiembre) y fue incrementándose durante octubre, a medida de que se elevaban las temperaturas.

Calibre chico

Debido a la falta de agua que sufrió el cultivo durante todo su ciclo, la cosecha se inicio más temprano que en campañas anteriores. Se presentó un grano de calibre chico (8-7 mm), que impactó en que los rindes sean muy irregulares. A la fecha se van registrando rendimientos que oscilan entre los 900 y los 1.400 kg/ha. En algunas zonas de la provincia, sin embargo, se lograron rindes que superaron a los 2.000 kg/ha. A pesar de su bajo calibre, vale destacar que se trata de un grano cosechado de buena calidad.

En los próximos días queda esperar a ver cómo impactan las precipitaciones pronosticadas en donde aún no se cosechó. Si se registran temporales afectarán la calidad del grano (lavado, brotado, manchado, etcétera).