Por Carmen Perilli

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

Los escritores del Boom no han podido sustraerse a la curiosidad por sus vidas. Convertidos en estrellas asisten al surgimiento de sus propios mitos de autor. Un proceso continuo de inscripción de su vida no sólo en la literatura sino en los medios. Vivimos en la era del espectáculo y es muy difícil sustraerse a la seducción del público para el que demanda la puesta en escena de la intimidad. Me interesan dos casos. En 2009 aparece Correr el tupido velo de Pilar Donoso. La autora, hija adoptiva de José Donoso, trabaja con la biografía inédita de su padre y produce un libro propio. El año pasado ha sacudido a México el libro La mujer en papel de Cecilia Fuentes Macedo, hija del primer matrimonio de Carlos Fuentes y la actriz Rita Macedo. Si bien sobre la vida privada del escritor se había levantado un cuidadoso cerco, Cecilia, al reproducir la autobiografía inédita de Macedo, reconstruye un importante período de la vida del padre.

Pilar tejer historia con la autobiografía inconclusa, incluida en 64 diarios, entrevistas y cartas del escritor así como los escritos de su madre, Pilar Serrano. Escribe: “Han pasado diez años de la muerte de mi padre y su sombra aún deambula por todas partes” ; “La historia que quiero contar no es ‘la historia de José Donoso’, sino la de la una hija en la búsqueda interminable por saber quiénes son sus padres”; “No puedo liberarme de su cadena opresora. ¿Seré yo también un personaje de sus novelas y no él un personaje de mi vida?, se pregunta. El relato, muy bien trazado, refiere a la difícil vida de Pilar en un mundo donde la literatura latinoamericana recibe un reconocimiento internacional. No sólo habla del padre sino de su entorno -Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa-. El relato aporta datos sobre la dolorosa tarea de un escritor que sostiene una relación tormentosa con la literatura. Muestra una vida donde realidad y ficción se confunden. Pilar asiste a la tragedia de un hombre cuya sexualidad lo atormenta. En medio de viajes continuos, atada a las existencias estelares que devoran la familia, Pilar logra una comunicación con una suerte de Cronos, con una patológica necesidad de reconocimiento. El mismo José Donoso, en un artículo recortado por su hija y pegado en el inicio del libro, comenta: “Somos una raza extrovertida y efusiva, pero temerosa, pudorosa, que no se entera de la verdad (como sí lo hacen los ingleses cuando deciden hacerlo)”. Pilar escribe su libro a la sombra de un monstruo excepcional siempre presente, con miedo a equivocarse y buscando una aprobación que nunca llega. Al final nos confiesa: “No sé en qué categoría caerían mis escritos para él” Así, esta biografía se abre con una afirmación rotunda: ‘Mi padre me quiere muerta’. El libro sería una forma de enfrentarse a quien la amaba, pero convertía a sus seres queridos en personajes siniestros, haciendo una novela de la vida del padre. Al final las palabras de Donoso:”Mis recuerdos, mi pasado, no son sólo para mí y quiero preservarlos para que sean parte de tu pasado también”. Un legado de inmenso cariño y dolor que quizá la llevó al suicidio poco después. Ese padre, que le había hecho creer que era inmortal, acaba en personaje en el libro de la hija.

Completando la versión materna

En Mujer en papel, el proceso es indirecto. Cecilia Fuentes edita y completa la autobiografía que su madre, primera mujer de Carlos Fuentes, dejó inacabada cuando se suicidó. Después de la muerte del padre, Cecilia se ocupó de editar y completar el texto, empleando cartas intercambiadas entre sus padres. Busca sobre todo “darle (a su madre) el lugar que ella soñó” Las historias de Rita y Carlos, uno de los grandes amores nacionales, forman forma parte de la historia cultural mexicana. Hay que tener en cuenta que no existen biografías sobre Carlos Fuentes, quien cuidó su imagen de intelectual culto y serio, uno de los gestores del Boom. A medida que la lectura avanza nos encontramos con una imagen totalmente distinta. El joven muchacho protegido por la actriz, se convierte en un mujeriego que llega al punto de realizar sus conquistas delante de Rita, un sujeto egoísta y un ávido buscador de prestigio social e intelectual. Con sorpresa Cecilia se encuentra, a través de las cartas escondidas, con un padre amoroso y preocupado que corrige la versión materna de un hombre desaprensivo que la abandonó. El nacimiento de la hija, en sus palabras “fue un hecho musical. Pude haber oído o recordado palabras, imágenes, flores o frutos, animales o aves, ríos, océanos. Solo escuché música”. Su lado picaresco asoma en las caricaturas eróticas (que Silvia Lemus, su segunda mujer, no dejó reproducir). La enorme y trágica figura de Rita Macedo no pudo con la vida y la relación con Fuentes la marcó. El Fuentes joven que se convierte en una estrella será golpeado por la muerte de sus otros hijos. La primogénita, en medio de los dos, repone la vox de la madre, pero, al mismo tiempo, interviene para rescatar al padre, pero no como monumento sino como ser humano.

Escribir al otro, reproducir su palabra, al mismo tiempo participar en ese diálogo a distancia como un modo de reencuentro con los padres que tanto Cecilia como Pilar encuentran. Salvan así parte de su historia, restauran su presencia en los relatos familiares y culturales. Es curiosa que ambas son personajes de vidas entrelazadas.

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Carmen Perilli - Escritora y docente. Especialista en Literatura Hispanoamericana.