Por Hernán Carbonel
PARA LA GACETA - SALTO
Dos bibliófilos que comparten el inevitable, permanente impulso de la lectura y el oficio de la escritura; la relación casi fetichista con el objeto libro frente a la cual escribir es, apenas, el de-vez-en-cuando; la duda ante la inmaculada eficacia de la ficción; sus carreras como autores, sí, pero sobre todo su desarrollo como lectores.
“Mi entrada al mundo de la literatura había sido tan inesperada como accidental”; “pensé en alguien llegando a mi casa después de mi muerte a husmear entre las estanterías de caoba de mi biblioteca”, dirá uno. “Estoy solo en el garaje con un montón de libros (...) La mayor parte de mi tiempo la paso aquí abajo en lo que llamo, sin tanta ironía, mi oficina”, dirá otro.
Ambos citan a Antón Chejov y Eudora Welty. Ambos traen a sus días recuerdos familiares: padres, hijos, tíos, hermanos; el paraíso perdido de la niñez: “casi sin darme cuenta, vuelvo una y otra vez a la narrativa de mi infancia”. Anecdotarios personales plagados de viajes, amigos, hallazgos inesperados. Ambos incluyen, en su obra, imágenes de archivo, fotografías, ilustraciones. Ambos publicaron, anteriormente, muchos de estos textos en medios como Revista de Occidente, El Malpensante, The Guardian y The New York Times o en diferentes antologías. Ambos van de lo particular a lo universal, apelan al cruce de géneros para narrar lo que urge.
Un norteamericano que viajó por el mundo y un guatemalteco que fue a y regresó de los EEUU. Esos escenarios comparten Biblioteca Bizarra, de Eduardo Halfon (Ediciones Godot) y ¿Hay alguien ahí? (Chai Editora), dos novedades de este 2020.
Eduardo Halfon (foto) recurre, en Biblioteca Bizarra, al judaísmo, las variables de la lengua latinoamericana, una conferencia en Bogotá frente a personas en situación de calle, la oscura historia guatemalteca del Siglo XX, escrutar bibliotecas ajenas y librerías de viejo y visitar la casa de un amigo que se dedica a escribir tomos apócrifos de Borges, Poe, Canetti y Calvino.
Orner, norteamericano, profesor de escritura creativa, parte de una pérdida (“se entregó a la confección de estos pequeños escritos, porque desde la reciente muerte de su padre no ha podido volver a escribir ficción”) y encuentra en la manufactura de ¿Hay alguien ahí?, especie de aguafuertes de tono confesional a la vez que erudito, un tránsito más llevadero de ese duelo.
Ambos títulos son, al fin, estampas de la pasión por la lectura y el sudor de la escritura, la experiencia a la hora de relacionarnos con los libros. El contagio sano: el de las letras.
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Hernán Carbonel – Periodista, escritor y bibliotecario.