Por Rogelio Ramos Signes
PARA LA GACETA / TUCUMÁN
No es verdad que todo tiempo pasado fue mejor, al menos no totalmente; como tampoco es verdad que ahora las cosas son más fáciles, al menos en cuanto a la comunicación se refiere. Sí hemos retrocedido, al menos para mí, en algunos puntos esenciales que hacían a la vida familiar; algunas lecturas de sobremesa, por ejemplo, y la recomendación de tal o cual historia de padres a hijos.
El mundo es otro, decididamente, con o sin pandemia; al menos hasta ahora. Si los que saben, aún no saben ¿cómo saber cuál será el desenlace de este momento de incertidumbre en el que vivimos?
Se hacen esfuerzos para retornar a la lectura, al menos en hogares donde alguna vez se leyó; pero sigue siendo un acto entre aburrido y exótico, con mucho de esnobismo, para aquellas familias donde los libros siempre fueron los grandes ausentes.
Por supuesto que cuando los sobrevivientes deban narrar esta época, surgirán historias heroicas nacidas del caos, la incertidumbre y el miedo. Narrarla hoy es lo difícil. ¿Cómo hacer para que nuestra visión se imponga al bombardeo de noticias generadas por divulgadores no expertos? La idea de que saldríamos de esta experiencia refortalecidos y convertidos en mejores personas, se derrumba a diario ante el crecimiento del egoísmo y del sálvese quien pueda.
Si nosotros, los adultos, sentimos que de un día para otro nos despertamos dentro de una historia de ciencia ficción que sólo aceptábamos como fantasía, ¿con qué parámetros podremos darle dimensión a lo fantástico? Narrar la pandemia será un intento moderno para hablar otra vez del paraíso perdido; perdido, como todo paraíso.
No creo que se estén vendiendo más libros, ni que se hayan desempolvado los antiguos juegos de mesa. La vieja idea que teníamos acerca del futuro terminó alcanzándonos, como la mancha voraz en una antigua película.
Los talleres virtuales de lectura o de escritura tal vez ayuden, pero antes deseamos saber qué sucederá, para dejar de vivir este momento como algo terrible pero pasajero. Lo pasajero hace que el futuro sea una repetición del pasado, y eso no ayuda en ningún punto. Pero ¡cómo saberlo, si los que saben aún no saben!
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Rogelio Ramos Signes – Escritor. Miembro fundador de la Asociación literaria David Lagmanovich.