“Un nuevo método parta obtener dinero a expensas del bolsillo del prójimo ha sido puesto en práctica en los últimos días por una banda de estafadores que no solo ha recorrido los comercios de la ciudad sino también los domicilios particulares. Amparados los delincuentes en la labor que realiza la Compañía Argentina de Teléfonos, han venido desarrollando sus actividades, hasta que algunas víctimas se han dado cuenta de la estafa y han puesto en conocimiento a las autoridades”. De esta manera nuestro diario informaba en febrero de 1930 sobre la operación de una banda que obtuvo dinero de varios clientes telefónicos para una campaña “pronacionalización del teléfono” y hasta entregaron recibos con el nombre de la firma.
Según nuestro cronista: “los estafadores se apersonaban provistos de un gran croquis del país, en el cual estaban marcadas las líneas a construir por la hipotética empresa. Argumentaban sólidamente acerca de la necesidad de coadyuvar en una campaña de pronacionalización del teléfono que ya contaba con las simpatías unánimes de los vecinos de otras ciudades del país”. Justamente ese mismo año la empresa telefónica trabajaba en la concreción de la línea que uniría Tucumán con Santiago del Estero y que se concretó en diciembre.
Varios clientes hicieron la denuncia ante la División de Investigaciones de la Policía local. Al parecer al conocerse esta información dejaron de lado la “campaña” y desaparecieron tanto los mapas como los estafadores.
Gran logro
Apenas 90 años atrás se logró la primera comunicación telefónica entre San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero. Con un gran titular que ocupaba todo el ancho de la página 6 de la edición del 5 de diciembre de 1930, LA GACETA anunciaba: “Por primera vez se habló ayer por teléfono entre Tucumán y Santiago del Estero”.
La noticia debe haber causado sensación entre los tucumanos, que ahora podían comunicarse con una ciudad distante más de 160 kilómetros por medio de un cable. La crónica decía: “fue inaugurada oficialmente la línea telefónica entre esta capital y Santiago del Estero; este acto realmente promisorio es de trascendental importancia en materia de comunicaciones, pues en breve se iniciarán los trabajos para conectar Tucumán con Salta y a la espera de un plazo no muy lejano, la extensión de los tramos permitirá a la Compañía Argentina de Teléfonos extender su red hasta la Capital Federal”.
Luego enumeraba los beneficios que el adelanto traería a la provincia. “Este plan que con todo tesón se viene desarrollando permitirá al lector deducir cómo podrán estrecharse más aún las distancias con las distintas capitales y las ventajas que ello supondrá para el comercio y los Estados en general”, manifestaba el cronista con fervor.
Aquella primera llamada fue realizada por el interventor federal Ramón Castillo, que luego se convertiría en presidente de la Nación golpe de Estado mediante.
A las 10.30, Castillo estaba en su despacho junto a otros funcionarios y representantes de la compañía telefónica, además de periodistas locales y porteños. El interventor tomó el aparato para hablar con el interventor de Santiago, Francisco García, durante 10 minutos. Un rato después la línea nuestro diario recibió una llamada del director del diario santiagueño “El Liberal”, José Castiglione, quien habló con Alberto García Hamilton, director de LA GACETA.
Buena planificación
Volviendo a los estafadores, su accionar estaba bien planeado ya que “contaban a su favor con el hecho de que la empresa de teléfonos desarrolla una intensa labor para el perfeccionamiento de ese servicio lo que generaba simpatía en el público”. Y como se identificaban con la compañía “eran bien recibidos, y de allí que la consumación del delito les resultaba fácil”.
La fama de la firma imponía respeto, “hasta que alguien observó un detalle un tanto sugestivo, se apersonó ante las oficinas de la empresa, donde recibió la certidumbre de que había sido estafado”.
En el presente
Un par de semanas atrás nuestro diario llamaba la atención sobre las estafas telefónicas que habían crecido en estos tiempos de pandemia y que los delincuentes van mejorando sus tácticas y discursos para convencer a sus víctimas. Regalos, dinero o necesidades familiares, cualquier de ellos son usados para acceder a sus cuentas o piden dinero. Como vemos, desde hace tiempo el teléfono, en la variante que sea, se utiliza como herramienta para estafar a los incautos. Por eso hay que tener en cuenta lo que dicen los expertos: nunca brindar información tanto familiar como financiera por teléfono, los bancos dicen siempre que nunca van a pedir datos por teléfono y cuando se recibe una llamada que ofrece premios o algo hay que dudar, cortar y hacer la denuncia.
Un inventor olvidado
Quizás podamos interpretar que el invento del teléfono también tenga algo de extraño. El telettrofono o teléfono fue inventado en 1854 por el italiano Antonio Meucci. Su interés era poder comunicarse desde su oficina con su dormitorio para hablar con su esposa, que estaba inmovilizada en cama por una enfermedad. Era el precursor del teléfono actual, pero Meucci no tenía los 250 dólares para patentar el invento, de forma que su descubrimiento nunca fue reconocido. Durante mucho tiempo, Alexander Graham Bell fue considerado el inventor del teléfono, pero sólo porque fue el primero en patentar el dispositivo, en 1876. Meucci decidió litigar para que les sean reconocidos sus derechos, pero nunca lo logró en vida. Murió pobre y olvidado a los 81 años, en 1889. Su revancha llegó más de un siglo después, cuando en 2002 la Cámara de Representantes de Estados Unidos lo reconoció como el inventor del aparato.
En la Argentina, el invento patentado por Bell llegó en 1880. Según Diego Abad de Santillán, ese año se instaló en Buenos Aires la “Pantelefónica Gower Bell”. Inauguró sus instalaciones en 1881, con 20 abonados. Cinco años después, la “Unión Telefónica” compró sus acciones, constituyendo la “Unión Telefónica del Río de la Plata”. Según cuenta Carlos Páez de la Torre (h), “en 1880 (es decir, justo cuando aparecía en Buenos Aires la Pantelefónica Gower Bell), un vecino de Tucumán, don Pedro Etchevehere, instalaba la primera empresa telefónica que conoció la provincia. Así lo informa una breve noticia histórica de la Guía Ilustrada de Tucumán para el Viajero (1901), de Colombres y Piñero”.