En muchos casos, después de que los productores de soja liberan sus lotes, y ante determinadas condiciones, comienzan a sembrar trigo. “Para esto deben tener presente cuestiones técnicas importantes”, señaló Daniel Gamboa, coordinador del proyecto Trigo y Maíz de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).

El especialista brindó recomendaciones para la siembra del trigo. Entre los principales conceptos destacó los más importantes:

• Decidir la siembra teniendo en cuenta las lluvias acumuladas y la humedad disponible del perfil del suelo.

• Tener presente la fecha probable de ocurrencias de heladas en fase crítica del cultivo.

• Elegir las variedades más convenientes a sembrar teniendo en cuenta el ciclo y potencial de rendimiento; comportamiento sanitario; calidad de rastrojo; calidad de grano, rusticidad y adaptación y madurez rápida.

• Considerar el potencial de rendimiento en cada zona para el uso de insumos de mayor costo.

• Tratar de sembrar los lotes según las posibilidades, tratando de mantener los suelos cubiertos, ya sea que quiera obtener trigo para cultivo de servicio o rentabilidad.

Agua en suelos

Respecto de la disponibilidad de agua en los suelos, Gamboa citó trabajos anteriores de la sección Suelos de la Eeaoc (Roberto Figueroa y Miguel Morandini). De acuerdo a estas experiencias realizadas, observó que la demanda de agua es mayor durante los ciclos largos que durante los cortos; y que la demanda crece cuanto más tarda la siembra para todos los ciclos, largos o cortos. En tanto, señaló que dentro del área productora, la demanda de agua es mayor en el este que en el oeste.

“La ubicación del campo dentro del área productora determina la potencialidad de rendimiento. Con la misma cantidad de AUI 0-170 (%) los rendimientos esperados son más altos en el oeste que en el este. Esto obedece a una mayor demanda de agua en el este”, explicó. Añadió que el consumo del agua almacenada en el perfil más la lluvia caída en el ciclo, tiene una buena correlación con los rendimientos, todos los datos en conjunto, por zona y por fecha de siembra.

“Existe una buena correlación entre el consumo de agua del trigo y las pérdidas del barbecho y entre los rendimientos y la diferencia entre el agua consumida por el trigo y las pérdidas del barbecho. Esto muestra la importancia de las pérdidas por evaporación directa”, subrayó.

Respecto de la distancia entre surcos, el coordinador señaló que muchos productores le consultaron si era mejor 0,52 m o 0,26 m. “Me gusta más la siembra de 0,26 m que la de 0,52 m, a pesar de las ventajas que puede tener seguramente alejar los surcos y bajar densidad en años secos. No obstante, aún falta un mes para que se defina la cantidad de lluvia con la que contaremos; y si llueve bien en el mes de abril la situación puede variar”, especificó.

Sobre la distancia entre surcos precisó su posición:

Fortalezas: conveniencia operativa, menor consumo de agua, implantación más barata, menor cantidad de semilla y curasemilla. Es una opción factible en áreas marginales.

Debilidades: menor cierre del cultivo, menor eficiencia en el uso de la radiación, menor producción de materia seca, mayor competencia con malezas y no todas las variedades se adaptan a esta distancia (macollaje).