Hay una tensión entre el impacto económico y el impacto ambiental que tiene en Tucumán la Ley de Biocombustibles, dicen los integrantes de la consultora Crealab, que quieren que se discuta el problema de la vinaza, ya que ellos tienen una propuesta de tratamiento presentada en la provincia hace 10 años. Este grupo inició una campaña de discusión este año, que se acentuó en abril con el Día de la Tierra, y ahora dicen que hay que aprovechar que se ha prorrogado por dos meses la vigencia de la Ley de Biocombustibles para discutir a fiondo el tema: la vinaza es un gran contaminante y con una mayor producción de bioetanol aumentará la cantidad de este desecho y la necesidad de procesarlo. La propúesta es usarlo para generar energía y aprovechar el remanente de sulfato de potasio como fertilizante.
“Desde hace más de 15 años las destilerías de la Provincia de Tucumán vuelcan el efluente generado por la producción de bioetanol de caña (vinaza) en cursos de agua y en el suelo. Por cada litro de biocombustible producido se obtienen 12 litros de un descarte líquido que, hasta ahora sin valor, están arruinando la cuenca del Río Salí Dulce (entre otros), contaminando el suelo y provocando pérdida de vidas, cosechas y biodiversidad”, dice el informe del grupo. “Los 40.000 productores/ trabajadores cañeros de la zona podrían perder su trabajo si la ley de biocombustibles no incluye el tratamiento responsable del efluente derivado del alcohol de caña”, agrega. La responsable del grupo, Mónica Cabariti, dice su proyecto fue presentado en 2011 en la Estación Experimental y ante los ingenios azucareros. “Se trata de una planta a ser ubicada en Monteros, que generaría trabajo y reutilizaría hasta el 70% de la vinaza producida en Tucumán. Podría transformar el líquido efluente en energía eléctrica renovable, agua para riego y en Sulfato de Potasio. “La solución radica en valorizar a la vinaza como materia prima para producir energía y, en el mismo proceso, obtener un granulado de Sulfato de Potasio, que es un fertilizante de altísima calidad que podríamos exportar, además de cubrir el mercado interno” explica.
Argentina cuenta por Ley con un corte de nafta del 12% con biocombustibles y hay proyectos para llevar ese porcentaje hasta el 27%, como sucede en Brasil. “Este modelo beneficioso para el sector azucarero, puede ser catastrófico para Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba si no se trata la vinaza en forma responsable. Ampliar la producción de bioetanol y mantener la proporción de 12 litros de vinaza por litro de biocombustible sin tratamiento significa desperdiciar un subproducto con valor pero, peor aún, inundar de vinaza la Provincia de Tucumán y que sus aguas bajen, a Santiago del Estero y Córdoba, contaminadas”, afirma.
El grupo ha iniciado una campaña en la plataforma “hagamos eco” de Greenpeace y para hecer presión sobre el Gobernador de Tucumán, el Secretario de Energía Nacional y los diputados nacionales que tratan la Ley de Biocombustibles para incluir en la normativa la obligación del productor y su cadena de valor de disponer la vinaza para su tratamiento.
Tratamiento de vinaza
Efluente altamente contaminante
La vinaza es el efluente de la producción de bioetanol. Un líquido contaminado por PH bajos, de gran acidez, que puede ser transmitida al suelo afectando los cultivos y también el agua. El biocombustible es una variante de la industria azucarera que genera una salida para el límite de producción de azúcar de las 280.000 ha de cultivo de caña de la provincia.
Un litro de etanol= 12 l de vinaza
Está formada por: 93.5% de agua, 4,6% de materia orgánica, 1,9% de sustancias minerales, potasio (0,5%), nitrógeno y fósforo. Se producen unos 5 millones de m3 de vinaza por año. Desde 2013 no se arrojan los efluentes al río Salí, sino que se dispone en suelo, en lagunas de sacrificio y en fertirriego.
Uso de calderas para energía
La propuesta es tratar la vinaza en calderas del tipo de celulosa y con ello se produciría energía y se aprovecharía el sulfato de potasio, que es un fertilizante que Argentina importa (10.000 ton/año), según explica Mónica Cabariti. Adirma que se produciría siete veces más fertilizante, lo que permitiría exportar. Esta planta, que se ubicaría en Monteros, sería la primera en su tipo, añadió.