“Para ser un gran luchador, tenés que aprender a adaptarte […]. La vida no es blanco o negro, la mayor parte del tiempo es gris. Ser un badass todavía es requisito, pero tienen que aprender a pensar no con sus tripas ni con sus puños, sino con la cabeza”. Este fragmento que Johnny Lawrence le dirige a sus alumnos en la serie Cobra Kai es uno de los tantos ejemplos que eligió el psicólogo Gabriel Artaza Saade para analizar las representaciones actuales de la masculinidad y tratar de responder qué es ser un varón hoy en día.
“Lo que Lawrence sostiene frente a sus alumnos también lo dice para sí. ¿Por qué? Porque justamente él fue un macho de la vieja escuela (old school), él fue un macho alfa a mediados de los años 80, cuando era un adolescente. La vida le devolvió el golpe y ahora le toca adaptarse a los tiempos que corren”, explica el psicólogo en el prólogo de su último libro “Ni machirulo ni varón deconstruido. Una explicación psicoanalítica a partir de series, canciones y películas”.
La obra se presentará hoy a las 20.30 en el Colegio de Psicólogos de Tucumán (Córdoba 1027) y participará el reconocido psicoanalista Luciano Lutereau, desde Buenos Aires. Antes, en una entrevista con LA GACETA, Artaza Saade nos dio detalles sobre su nuevo trabajo.
- ¿Qué te llevó a escribir “Ni machirulo ni varón deconstruido”?
- Muchas motivaciones. Por un lado, introducir el psicoanálisis para pensar qué lectura o articulaciones podía realizar de estas nominaciones que no son de la teoría psicoanalítica, sino que provienen de las teorías de género y del movimiento feminista. Por otro lado, el libro está escrito en primera persona ya que escribo sobre sexualidad masculina, con lo cual diría que la gran mayoría de los planteos, interrogaciones, dificultades y hasta tropiezos no los digo con el dedo acusador sino que me incluyo en los mismos. Por último, decidí recurrir al mundo de las series, de letras de canciones como así también de las películas ya que es el material cultural que la gente consume y me parecía una oportunidad de utilizarlas para generar un diálogo y debate de temas que nos atraviesan e interpelan.
- ¿Cuál es el planteo central del libro?
- Me resulta difícil reducir el planteo central del libro, pero una de las ideas que quería transmitir es desentrañar qué hay bajo esas nominaciones (machirulo, por ejemplo) que muchas veces operan como una actitud defensiva que cierran a la reflexión y al pensamiento ya que no permiten indagar cuáles son las condiciones que llevaron a determinado desenlace o suceso, por decirlo de algún modo.
- ¿Qué quiere decir ser un machirulo hoy?
- Una de las hipótesis que planteo es por qué surgió esta nominación si ya teníamos la palabra machista; no me parece que sea simplemente un juego de palabras para decir que es medio boludo el machista, sino que en su forma pura el machista de antaño es una figura del pasado. Entonces, necesita “disimular” un poco; el nuevo ropaje que adquiere es mediante aquél que busca ‘explicar’ y dar ‘razones’ (las que siempre son heteronormativas y patriarcales en nuestra sociedad) sobre las cuestiones de superioridad de género o incluso otros temas. Por eso, una de las máscaras en las que se presenta es mediante el mansplaining.
- En el prólogo se plantea: “ya nadie sabe qué es un varón”. ¿Qué pasó con la masculinidad en los últimos años? ¿Dónde quedó parado el famoso macho alfa?
- A partir de los feminismos se empezó a cuestionar y transformar la posición masculina. Para muchos hombres fue liberador; en otros generó rechazo y en muchos desorientación. El macho alfa es hoy una figura cuasi cómica, caricaturesca. La posición frecuente de muchos hombres hoy es más bien la de seductor. Sin embargo, en el libro desarrollo una hipótesis acerca del fenómeno de resistencia por querer “desestabilizar” los modelos clásicos y antiguos masculinos, como el de macho alfa.
- ¿Lo masculino está puesto bajo sospecha siempre?
- Cualquier acción de un hombre está potencialmente sujeta a ser tildada de machista, violento, agresivo, machirulo, etcétera.
- En cuestiones del “levante”, ¿creés que los feminismos produjeron, como cada cambio importante, cierto desconcierto en varones y mujeres a la hora de ir hacia el encuentro amoroso o sexual?
- Efectivamente, al tomar las mujeres un protagonismo activo y liberador en el modo de vivir su sexualidad eso generó que el campo de los vínculos sexoafectivos se modifique sustancialmente. Para muchos hombres eso fue bienvenido y lo vivieron sin complicaciones; para otros les generó un problema ya que si no se “sentían activos” en la “conquista” lo vivían con impotencia. Pero para las mujeres también trajo complicaciones, incluso para las feministas. La serie “Fleabag” expone de manera ejemplar este punto que estoy diciendo.
- ¿Cuáles son los síntomas de los varones hoy?
- Un síntoma, para el psicoanálisis, es la posibilidad de vivir un conflicto con el deseo. La pandemia de nuestra época es la imposibilidad de sintomatizar y eso es transgénero, es decir está presente en cualquier sujeto independiente de su preferencia y orientación sexoafectiva. Por eso en el libro me interesó comenzar hablando de la ansiedad y de la intensidad. Considero que uno de los mayores problemas de los sujetos de nuestro tiempo es la imposibilidad de libidinizar las representaciones y esa es la pandemia psíquica que no distingue géneros.
Ghosting y mansplaining: qué significan las etiquetas para nombrar lo masculino
“En últimos años se produjo un despliegue de múltiples significantes para nombrar lo masculino. Esta multiplicación de nominaciones es síntoma de nuestra época: lo masculino está puesto bajo sospecha. Son decenas de sentidos los que constantemente surgen, muchos provienen de la lengua inglesa y del movimiento feminista que los adopta primero. Solo por mencionar algunas etiquetas que tratan de detectar cierto tipo de comportamiento voy a poner acá: ghosting (acción de un hombre que, luego de haber incitado interés, desaparece) o mansplaining (neologismo entre hombre y explicar). Así también una nominación reciente llama al varón que solo se preocupa por su placer sexual como ‘onvre’. Y la lista sigue. Uno de los propósitos de este libro es abordar la masculinidad como síntoma a partir de sus diversas nominaciones, pero centrándome especialmente en los machirulos, a partir de lo que el psicoanálisis tiene bastante para decirnos”. (Fragmento de la introducción del libro “Ni machirulo ni varón deconstruido”, del psicólogo Gabriel Artaza Saade).