Los títulos de sus libros dan para estampar una remera y, si es posible, usar la frase en una pancarta gigante que cruce la plaza Independencia. Representan un mantra para tatuarse en el brazo e intentar no pifiarla a diario. De paso, que lo canten en las tribunas: “Basta de amores de mierda”.
¿Podría haber sido más poético? A estas alturas ni siquiera importa porque el propósito central de confrontar cabeza, corazón y guillotina quedó cubierto. Gonzalo El Pela Romero es músico, compositor y padre soltero. En el pasado, gambeteó con el fútbol y entre sus anécdotas más profundas puede hablar sobre los días que durmió en la calle.
En una charla TED, resume esas etapas en una forma resumida y certera: “Los sueños no se cumplen… se trabajan”. Desde su presente como escritor (con tres obras publicadas y un podcast) supo convertirse en un experto en relaciones. Aplicaciones nefastas, promesas canallas, amor propio, engaños y segundas oportunidades... no hay una situación recopilada que no nos toque una fibra sensible.
Hoy, a las 20, El Pela presentará su unipersonal en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479). Al salir de su charla sobre cómo detectar, evitar o salir de vínculos tóxicos, quedará en nosotros decidir si tiramos peluches por la ventana o dormimos en paz. Antes, habló con LA GACETA.
- A diferencia de otros autores, la manera en que escribís genera cercanía. ¿Cuál es el mensaje que buscás transmitir?
- Mi escritura es desconstracturada porque no sé hacerlo de otra forma. Escribo como siento y lo que me pasa. La realidad es que no tengo el don de la poesía o de la prosa como Neruda o Benedetti. Principalmente, el mensaje central que quiero transmitir es que uno no debe dejar de ser quien es para agradarle a nadie. Y que no hay que conformarse con menos de lo que uno cree que merece.
- Además de los libros, tu presencia en el teatro y en las redes es bastante notable. ¿Cómo estás vivenciando estas experiencias?
- El contacto con la gente es lo que me mantiene arriba del escenario y lo que más disfruto. En especial porque conozco personas con diferentes formas de pensar y de distintas culturas. A pesar de pertenecer a lugares tan diferentes y tener creencias opuestas, las relaciones tóxicas es un mal que lamentablemente nos afecta a todos por igual.
- ¿Hay muchos seguidores que te piden consejos o cuentan vivencias como si fueras su confidente o algún tipo de psicólogo?
- Por Instagram (solamente) me llegan alrededor de 3.000 mensajes por día. El 60% de ellos es de gente contándome su historia y pidiéndome opinión. La respuesta de mis fans resulta enorme. Es gente que quizás me coloca en un lugar en el cual no quiero ponerme, porque no estoy formado para eso: el de gurú. En realidad, no doy consejos; simplemente doy opiniones. Lo que hago es contar lo que a mí me pasó desde mi visión. No puedo cargar con la responsabilidad de aconsejar a otros porque es un peso muy grande.
- ¿Pensás que tener una visión más realista sobre las relaciones (con su malestar, mentiras y disputas) ayudaría a evitarnos varios fiascos?
- No sé si considero que ayuda, pero si -por lo menos- no idealizamos. Cuando uno es un poco más realista y ve las cosas con los pies en la tierra, encara las relaciones de otra manera y también se evita algunas desilusiones producto de esa manía.
- Actualmente, los vínculos afectivos mutaron bastante. En base a tu experiencia, ¿estamos mejor o peor que antes?
- En mi rol de escritor (mero observador de las conductas de pareja) no creo que hayamos evolucionado. Lo que hay es un cambio. Por ejemplo, antes la mujer no encaraba y ahora lo hace; lo cual celebro. También, el rol de avanzar en una relación lo tenía el hombre mientras que en el presente se comparte. Sobre esto, pensé que los hombres iban a sentirse más cómodos. Al contrario, ellos se sienten avasallados por una mujer que no tiene miedo. Resulta bastante digno de análisis. Además, siento que las relaciones cada día parecen más líquidas. Las apps de citas, el apuro y el no saber estar solos las complican más y más.
- Pese a todo, a muchos aún les gustan las telenovelas imposibles y los grandes gestos de cariño hollywoodense. ¿Creés que aún falta que el tema del amor y sus vicisitudes se naturalice?
- Comprar un amor como el que venden los medios (películas, canciones y series) me parece completamente nocivo porque son cosas que no nos van a ocurrir nunca. Contribuyen muchísimo a la idealización y a estar lejos cada vez más lejos de un amor real. Ponen tan altas las expectativas este tipo de productos que, cuando una persona conoce a otra y esta no actúa como uno espera o cree que debería actuar, automáticamente la condena al fracaso.
- Cómo si fuera una lotería universal, ¿considerás que a la mayoría nos toca sufrir por los problemas del corazón?
- No, pero sí estoy convencido de que todos alguna vez elegimos un amor de mierda hasta que aprendemos a poseer un poquito de amor propio. Tenemos esa maldita costumbre de salir a buscar lo mutuo sin tener primero lo propio.
- En busca de alguna revelación o epifanía solo queda preguntarte, ¿cómo le decimos basta a los amores de mierda?
- Un gran paso es comprando el librito de un escritor pelado que lo viene haciendo bien. Saliendo del humor, para decir basta hay que amarse mucho uno. Es muy útil la terapia. Debemos resolver primero los traumas y asuntos inconclusos que arrastramos para no cargar al otro con los saldos de una mochila que no le pertenece.