La sesión de clausura del XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) estuvo marcada por la salida bajo escolta del ex presidente Hu Jintao, un incidente que generó todo tipo de especulaciones. Las redes sociales chinas no se han hecho eco de este suceso, pero las interpretaciones de los expertos abarcan desde un acto público de purga política hasta una salida forzada por malestar.
El ex mandatario estaba sentado en primera fila junto a su sucesor y actual jefe del régimen chino, Xi Jinping, cuando le fue ordenado por personal de seguridad dejar el recinto del Gran Salón del Pueblo de Beijing. Hu, de 79 años y aspecto débil, se negó a retirarse. Finalmente, al levantarse, mantiene un breve intercambio con Xi, que le responde sin mirarle, y con el primer ministro Li Keqiang, al que da una amistosa palmada en el hombro.
La escena se produjo un poco después de que entrara la prensa y justo antes de la votación unánime de unos 2.300 delegados del PCCh para incluir el rol central de Xi Jinping en los estatutos del partido. A pesar de que las autoridades del régimen chino aseguran que el ex presidente no se sentía bien, las imágenes imponen duda sobre ello. Por un lado, la inusual escena supone la purga política de la facción del ex presidente chino, antecesor de Xi en el cargo. Así, se piensa que podría tratarse de un mensaje simbólico enviado por Xi, que se impone como líder absoluto. Por otro lado, abundan teorías que defienden que Hu dejó el lugar por una posible indisposición.
Lo llamativo es que, según CNN, las redes sociales chinas, enormemente controladas por el régimen, no se han referido a este suceso, lo que -aseguran- se puede entender como un evidente blackout informativo, además de que la propia emisión de la cadena estadounidense en el país fue censurada en directo cuando trataba lo sucedido. Asimismo, el nombre de Hu parecía censurado en la red social Weibo, equivalente a Twitter en China, y las búsquedas relacionadas con el ex presidente chino en las redes sociales del país asiático mostraban resultados antiguos apenas media hora después de que el dirigente fuera escoltado fuera del Congreso.
De confirmarse que lo ocurrido fue una purga, Xi aseguraría su control absoluto sobre el PCCh durante, al menos, los próximos cinco años. Ya en su discurso de apertura, el jefe del régimen chino había sido muy crítico con la década de mandato de su antecesor, que gobernó China entre 2003 y 2013.
“Hace una década hubo avances pero también una serie de problemas que demandaban una acción urgente. Había dentro del partido una falta de entendimiento claro, de medidas efectivas y una tendencia a la debilidad. Los privilegios eran un problema y se encontraron algunos casos chocantes de corrupción”, había dicho Xi.
En el marco de lo sucedido con Hu, se ha eclipsado la elección del nuevo Comité Central, del que saldrán el Politburó y el nuevo Comité Permanente del PCCh, el máximo escalafón del poder chino, cuya composición se conocerá hoy. Todo parece indicar que serán aliados próximos a Xi.