En el abanico de preguntas que surgen de cara a la final del sábado contra México, las más urgentes no parecen ser las de carácter colectivo (¿cómo está de ánimos el grupo? ¿hay que cambiar de dibujo táctico?) sino las que rodean a Lionel Messi, su individualidad más ilustre. En concreto: ¿cómo está “Leo”?, ¿cómo está su tobillo?, ¿llegará al 100% contra el “Tri”? ¿alcanzaba ese porcentaje al enfrentar a Arabia Saudita?
Por lo que se vio en la última sesión en el campus de la Universidad de Qatar, no hay motivos para preocuparse al respecto. Si bien el capitán debió pasar por las manos de kinesiólogo antes del entrenamiento -lo cual hizo saltar otra vez las alarmas- no fue por esa protuberancia en el tobillo que preocupó a todo el mundo antes del debut ni tampoco por un micro desgarro, sino por una molestia en el sóleo que arrastra hace tiempo y que no le impidió integrarse luego al segundo turno de la práctica de forma habitual.
De hecho, si jugó los 90 minutos del -innecesario- amistoso contra Emiratos Árabes Unidos y seis días después los casi 100 del debut contra los árabes, es porque está en condiciones de hacerlo. El impacto a considerar, entonces, será el psicológico. Messi es un animal competitivo como pocos, pero sabe que todos esperan todo de él, más tratándose de su último Mundial, y esa es una carga muy pesada para cualquiera, incluso para uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Al mismo tiempo, cabe esperar que esa impensada derrota haya obrado como un cachetazo que despierte al león a tiempo. Veremos.
Rélax
Lionel Scaloni sabía que debía buscar la manera de levantarle el ánimo de sus jugadores. También sabía que con más fútbol y charlas tácticas no lo conseguiría. Por eso decidió a emplear otra estrategia: abrió la puerta de la concentración a la familia de los integrantes de la Selección.
Los Messi fueron los primeros en llegar al campus de la Universidad. Su pareja Antonela, sus hijos Mateo, Thiago y Ciro le dieron una inyección de afecto al rosarino. Pero era necesario todavía más, por eso dentro de la comitiva entraron sus padres Jorge y Celia, sus padres, y también sus hermanos Matías, Rodrigo y María Sol.
Jorgelina, la pareja de Di María, y sus hijas Mía y Pía también fueron a acompañar a “Fideo”. “Angelito”, según trascendió, es apoyado por una comitiva de 22 personas que están alojadas en un lujoso hotel. Pero sólo se presentaron en el campamento de la “Scaloneta” por expreso pedido del futbolista.
Lautaro Martínez, que recibió a Agustina Gandolfo, su pareja, y a Nina, la hija de ambos. Así como también Nicolás Tagliafico, que compartió tiempo con Carolina Calvagni, su pareja, y Leandro Paredes con la suya, Camila Galante. Muchas de las mujeres de los futbolistas tienen una buena conexión y llegaron juntas hasta allí.
Cambios
Entonces, despejada ya las incógnitas sobre Messi, quedan pendientes las relativas a qué cambiará en la Selección para este segundo partido, que en los planes originales era para asegurar la clasificación y ahora será para evitar la eliminación en primera fase como en 2002 y estirar la esperanza hasta el cruce del miércoles con Polonia.
Lo primero deberá ser la actitud. Habrá sido el peso del rótulo de candidato, la seguidilla de goles anulados a instancias del VAR o esa popular estadística que asegura que hasta los mejores pueden tener un mal día; la cuestión es que Argentina se vino abajo después de los dos goles de Arabia y cayó en un pozo de desconcierto e impotencia del que ya no pudo salir. Contra México, no podrá darse lujo de perder la compostura de esa manera sin correr serio riesgo de quedar eliminado en dos partidos.
El resto pasará por los nombres. Va de suyo que Scaloni no es de esos que pega volantazos por un resultado adverso, por más que fuera un escenario que no enfrentaba hace más de tres años. Ni siquiera con el cemento fresco del batacazo árabe cabía esperar cambios a mansalva para el segundo partido. Una o dos variantes, como mucho tres, para no afectar el funcionamiento ni la confianza del equipo.
Tampoco es cuestión de ser demasiado previsible, por lo que el DT alternó varios nombres en diferentes puestos en la última práctica. De todas maneras, se puede intuir por ejemplo que Enzo Fernández o Alexis Mac Allister ocuparían el lugar de Alejandro Gómez en el mediocampo. “Papu”, ubicado más como carrilero que como volante ofensivo, fue de lo más flojo del equipo en el debut, por lo que Scaloni apostaría por la frescura del ex River o del ex Boca. Tampoco se puede descartar que alguno de los dos ingrese por Leandro Paredes, que tampoco tuvo un buen partido ante Arabia, aunque esto último es poco probable ya que el volante central de Juventus es una fija en el esquema base de la Selección y hace falta más que un mal partido para sacarlo, por bueno que sea la actualidad de Fernández y Mac Allister.
Arriba, seguiría todo igual, con Messi, Lautaro y Ángel Di María como tridente ofensivo de un 4-3-3. Las dudas estarían en el fondo. Empezando por Cristian Romero, al que no se lo vio en plenitud física el martes. El central de Tottenham venía sin jugar y para preservarlo se lo guardó hasta el debut, pero todo indica que todavía no estaba al 100%. En consecuencia, Lisandro Martínez ocuparía su lugar en la dupla central con Nicolás Otamendi. En cuanto a los laterales, por el izquierdo podría volver Marcos Acuña -primera opción para el puesto- pese al correcto partido de Tagliafico. En la otra banda, Gonzalo Montiel aparece como alternativa de Nahuel Molina, por cuyo sector se proyectaron más los árabes.