En la región del NOA -y, en particular, en nuestra provincia- se desarrolla una actividad agropecuaria muy diversificada. Ejemplos sobran; y basta recorrer las rutas para observar a la vera los campos con cultivos muy diversos y muy diferentes.
Hoy, el campo afronta una sequía de casi tres años, que afectó a todos los cultivos. A pesar de esto, el trabajo continúa, con muchos problemas; pero continúa.
Las siembras y las plantaciones de cultivos muy variados se realizaron. Las superficies van cambiando, de acuerdo a las necesidades y al mercado al cual va dirigido. Pero durante esta campaña se modificaron debido al comportamiento del clima.
Actualmente se cultivan durante el año unas 275.000 hectáreas de caña de azúcar, 40.000 hectáreas de cítricos, 170.000 hectáreas de soja, 90.000 hectáreas de maíz, 80.000 hectáreas de trigo, 15.000 hectáreas de garbanzo, 18.000 hectáreas de porotos, 8.000 hectáreas de papa y 1.200 hectáreas de arándanos. Esto se suma a otros cultivos: hortícolas, tabaco, frutillas y pasturas, y campos ganaderos mixtos; y cabañas de envergadura, con genéticas muy reconocidas.
Con claridad se ve que tenemos actividades muy diversas, en las cuales el uso de la mano de obra de todo tipo es necesaria y la administración de todo tipo de recursos humanos resulta indispensable. Esto porque se requiere del trabajo constante de empresarios, de técnicos, de profesionales de diversa índole, de cosecheros, de maquinistas, de tractoristas y de operarios varios.
Día a día, todos estos realizan una gran labor para que lo que produce el campo sea cosechado, comercializado y consumido en diversos mercados internacionales y nacionales, lo que permite que las riquezas del campo finalmente sean distribuidas en todas las actividades y en beneficio de toda la sociedad.
Estos ejemplos permiten visualizar la importancia del trabajo del ser humano en las actividades agropecuarias y agroindustriales de una provincia, de una región, de un país. En particular, desde esta sección queremos dar hoy un espacio al fundamental rol de la mujer en las actividades productivas, en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Históricamente, siempre se afirmó que el trabajo del campo es duro, y que el hombre fue el pilar de su desarrollo. Pero a medida de que fue pasando el tiempo, se fue necesitando de la mano de la mujer para que muchas tareas salgan como debían y para que las actividades productivas prosperen.
En todo momento resulta importante valorizar el papel de la mujer en las explotaciones agrícolas, y en el mundo rural en general. Actualmente, el mundo laboral exige -y así debe ser- que se garantice la igualdad entre hombres y mujeres. Se trata de uno de los principios fundamentales de cualquier país moderno. Las mujeres siempre estuvieron presentes en el campo, aunque no se las haya tenido tan en cuenta como en la actualidad.
Algunas actividades productivas en la agricultura moderna no podrían existir sin el trabajo de las mujeres. Si bien sus tareas durante la explotación suelen tener un carácter complementario, su presencia y su labor sirven para consolidar el tejido social que sostiene a su familia y al trabajo en el campo.
En las actividades agrícolas de Tucumán, la participación de estas mujeres resulta muy importante. Se destacan por la dedicación, por la capacitación y por el esfuerzo para lograr el éxito en cada una de las actividades que llevan adelante.
Realizan múltiples actividades. Tantas que muchas veces resulta extenso enumerarlas: profesionales, productoras, empresarias, periodistas agropecuarias, cosecheras, embaladoras, laboratoristas y tractoristas, por mencionar algunas. También se encargan de otros servicios, igualmente específicos, como el turismo rural, la producción y venta directa de productos de la granja, los transportes locales para mover dichos productos. En todos los casos, servicios que participan de la vitalidad del medio rural, lo que les permite mantener una puerta abierta al exterior.
En el campo la mujer con mucho esfuerzo y actitud fue ganando su merecido lugar; sin embargo, todavía continúa existiendo una división de roles, que asigna a las mujeres el cuidado de la casa, de la salud, de la educación y de sus familias, mientras otorga a los hombres el manejo de la tierra y de la maquinaria y, en definitiva, de la parte técnica de la agricultura.
A pesar de esto la mujer logró adaptarse y acceder a lugares de trabajo que le corresponde.
Aún queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer para que se alcance, en la agricultura y en el medio rural, la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer.
Lo cierto es que hoy se observa que el rol de la mujer en muchísimas labores y actividades del campo resulta fundamental y hasta imprescindible para lograr un resultado productivo sustentable. Hoy debemos tener en claro esa premisa.