San Cayetano: un llamado para el trabajo y el disfrute de la profesión

Cómo ocurre cada 7 de agosto, los fieles tucumanos se congregaron en diferentes parroquias y templos para honrar al Santo de la Providencia. Un mensaje adaptado al futuro profesional, laboral y político que se avecina.

Nuestras necesidades, tiempos y pedidos cambiaron, pero hay una cita en el calendario religioso que nunca pasa desapercibida: cada 7 de agosto, miles de creyentes tucumanos se reúnen en el templo San Cayetano (avenida Brígido Terán 980) para pedirle al santo que nunca falten ni el pan ni el trabajo. En esta época en que el dinero se escurre de las manos y la pobreza nos confronta, la fe es -una vez más- un anclaje.

Dentro de la parroquia, Elvira Casabella (70) aguarda su turno en una larga fila de fieles que desean agradecer al santo de la Providencia por los favores recibidos. De su cartera asoman cinco claveles rojos. “Cada uno de ellos representa a mis hijos. Hace tres años, todos ellos se recibieron y lograron conseguir trabajo en tiempo y forma. Desde entonces, en señal de agradecimiento, vengo acá para obsequiarle las flores a San Cayetano”, comenta la jubilada.

Junto a la figura del patrono y en el oratorio también aparecen pequeñas velas, rosarios y amuletos con espigas de trigo. “Lo que más me preocupa es qué pasará con ellos y cómo van a lograr mantener a su familia. Creo que en nuestro hogar nunca faltó el amor o el cariño familiar, pero es duro pensar en los momentos en los que no pudimos darles con el gusto, evitamos salir de vacaciones o los más pequeños debieron usar la ropa vieja de sus hermanos porque no alcanzaba para tener guardapolvos o zapatillas nuevos”, agrega. Con esos recuerdos ya sepultados, Elvira afirma que la veneración que siente por el patrono del pan es inquebrantable.

Durante la jornada, el templo ofreció seis misas en diferentes horarios. La central tuvo lugar a la tarde y fue presidida por el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez. Entre esas idas y vueltas constantes de feligreses, Nélida Guerrero (45) permanece quieta al costado de la puerta. Con cada recambio, ella aprovecha para regalarles pan a los visitantes.

“Le debo bastante a San Cayetano y esta es mi manera de agradecerle por su intervención. En 2019 mi marido se quedó sin empleo y tuvimos que achicar bastante nuestros gastos, al punto de mudarnos a un hostal y pagar mensualmente por una habitación compartida. No había un día en que no llorara de impotencia”, rememora la ama de casa.

Un día, Nélida vio el anuncio de una panadería barrial que buscaba empleados. “Me di cuenta de la bendición que recibí al ver un calendario con la imagen de San Cayetano en la puerta del lugar. A pesar de jamás haber cocinado cosas de repostería, la dueña entendió mi mala situación y se compadeció”, agrega.

Mensajes para lo que se viene

Las misas matutinas estuvieron presididas por el padre Isidro Juan Zilli. A mitad de la liturgia, el religioso ofreció algunas palabras para reflexionar sobre la economía y cómo los vaivenes económicos y la crisis afectan nuestro espíritu y la esperanza de salir adelante.

Además, el padre Zilli dedicó algunos párrafos a los cambios técnicos que han ocurrido en el mercado laboral. Entre ellos, citó la aparición de la inteligencia artificial y la relevancia que adquirió la tecnología en la búsqueda y concreción de oportunidades profesionales.

“La tecnología actual hará que haya algunos puestos de trabajo que se van a perder irremediablemente. Con la inteligencia artificial y otras innovaciones nos enfrentamos a nuevos tiempos y desafíos. Los jóvenes tendrán que prepararse (y mucho) para mundo que se viene, que está aquí. Estamos en la era de la digitalización y en ella no debe quedar excluido Dios, hay que llenar el mundo digital también con él”, indicó ante la congregación.

En el plano social y político las reflexiones concluyeron con no dejarse llevar por “ideologías mentirosas, tiranas que solo fomentan la cultura de echarnos la culpa unos a otros sin conseguir encontrar alcanzar soluciones en conjunto”. Por último, la homilía tocó un tema relevante que suele olvidarse. Explicó que a pesar de contar con un trabajo, las malas condiciones que debemos afrontar a diario en él, sumado al cansancio y la disconformidad son tres enemigos que impiden sentirnos bendecidos por nuestro oficio o el camino profesional que elegimos. Sobre este aspecto, Zilli llamó a recuperar nuestro sentido de la vocación y dejar de actuar desde la alineación para recuperar nuestra humanidad en el ámbito laboral.

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