Fiesta Provincial de Teatro: los criterios y las miradas del jurado al ver una obra

Jacqueline Minatti, Guillermo Katz y Fabio Ariel Ladetto anunciarán las obras ganadoras.

LOS JURADOS. Guillermo Katz, Jacqueline Minatti y Fabio Ariel Ladetto. LOS JURADOS. Guillermo Katz, Jacqueline Minatti y Fabio Ariel Ladetto.
26 Agosto 2023

Sobre la medianoche, la mirada se posará sobre ellos. La misión que afrontan Guillermo Katz, Fabio Ariel Ladetto y Jacqueline Minatti, los jurados de la Fiesta Provincial de Teatro, es más difícil que subirse al escenario: serán quienes decidan qué elencos representarán a Tucumán a nivel nacional. De las 15 obras presentadas en competencia, dos serán las elegidas.

La diversidad de lo que vieron en una semana potencia el desafío. Musical, infantil, grotesco, realismo, teatro danza, clown... Salas oficiales, independientes y espacios no convencionales... Drama y comedia... Autores locales, nacionales y creaciones colectivas... La fiesta fue un muestrario reducido de la variedad de la escena local. Y como dato distintivo, la gran mayoría de las obras, dirigidas por mujeres.

Minatti es la única miembro del jurado de otra provincia. Actriz, directora y docente salteña, reivindica que a la hora de elegir pese “la defensa de la identidad y de la territorialidad norteña para ser dignos representantes en la Nacional de nuestras cultura y raíces”. “Todos estamos en la Argentina, pero cada lugar tiene su idiosincracia. Nos mancomunamos y nos hacemos eco de todo lo que nos pasa, pero cada grupo desde el lugar de origen individual. Bienvenida sea la integración, pero sin perder la identidad”, agregó.

Acerca de los criterios a tener e cuenta al emitir el dictamen, Katz insiste en que “lo visto es un recorte de la actividad local, sobre el cual debemos decidir criterios para hacer una selección; desde el primer día nos preguntamos acerca de la política de acción del INT, qué es la Fiesta Nacional, cuál es su objetivo y también qué Fiesta quisiéramos en este contexto de crisis. Llegamos a debatir acerca incluso de si hoy el carácter competitivo en sí no propicia las individualidades por sobre lo colectivo, que es el espíritu de la Ley Nacional”. “Y en eso influye qué nos generó cada puesta, las actuaciones y la recepción del público en su registro extraverbal, porque su cuerpo puede estar diciendo algo sin emitir palabra”, aporta Minatti. “Pero también hay que tener en cuenta hoy que las recepciones emocionales son un reflejo ideológico de sectores de la sociedad y no podemos descuidar la pregunta de si ellas pueden llegar a reproducir discursos que alimentan imaginarios estereotipados o si, por el contrario, lo denuncian o intentan desarticularlos”, aclara Katz.

“Hemos visto formas escénicas muy distintas. Establecer criterios de selección en este panorama es una tarea compleja: quisiéramos poder expresar en el acta las razones de forma clara para volver transparentes las decisiones -reconoce Katz-. Abordamos en nuestros debates cómo funcionan las obras con el público, quién está actuando, en qué espacio, cuál es la relación con el territorio, cómo se trabajó la creación, cómo funciona el grupo, etcétera”.

La responsabilidad se potencia en medio de la agitación del sector cultural por la próxima gestión presidencial, ya que el Instituto Nacional de Teatro (INT) depende del Poder Ejecutivo más allá de tener una ley orgánica propia. Por este motivo, se prevén cambios, sea quien sea el ganador de los comicios.

“La Fiesta Nacional el único espacio de encuentro genuinamente federal que existe entre los teatristas de todo el país financiado por el Estado mayormente (con aportes nacionales, pero además también provinciales y municipales en algunos casos). Por eso, esta clase de eventos implican también defender el federalismo y el Estado de Derecho, con la posibilidad real de seguir haciendo existir el espíritu de la Ley Nacional, que fue el resultado de décadas de lucha de artistas y organizaciones”, resaltó Katz.

En esa línea, los jurados alertan sobre riesgos a futuro. “Está en riesgo todo lo logrado en estos 26 años, tanto en financiamiento de la actividad como en el peso simbólico de las realizaciones teatrales en una comunidad; pero esto último no alcanza si no hay aportes para el teatro. La lógica centralista de no ver las múltiples realidades puede volver, como ya nos pasó”, afirma Katz. Minatti agrega: “nos costó muchísimo llegar a tener un INT y hay que defenderlo”.

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