No éramos santos en mi época de estudiante; en el Colegio Nacional unos compañeros, para ver un partido de fútbol, colocaron un petardo atado a una espiral encendida bajo la tarima del escritorio de la profesora , y ante el gran estruendo salimos todos corriendo al grito de... ¡La bomba! ¡La bomba! Resultado: amonestaciones y todos a rendir a marzo y a diciembre; luego llegaron las verdaderas bombas, que generaron pánico, terror y muerte por todas partes, especialmente en el estudiantado, que sufrió las peores consecuencias. Yo la pasé y les puedo asegurar que no eran lindas épocas. Lo malo que tiene la historia es que se repite y están pisándole la cola a ese monstruo dormido. Pienso en mis nietos estudiantes, familiares y vecinos y me preocupa que se haya tomado para la chacota y unos cuantos irresponsable que se creen “pícaros” para no rendir un examen, con instintos criminales, jueguen con fuego, creando el caos, la preocupación y el peligro para ellos mismos, que salen aterrorizados y fuera de horario a la calle, preocupando a padres y, lo peor, a los abuelos -uno de ellos sé que se infartó cuando salió a las corridas para socorrer a su nieta. LA GACETA publicó el 24/08: “Amenazas de bombas: una madre quedó imputada, quiero que mi hijo declare, dijo ella “ y unos renglones más abajo, otra información dice “Todos los llaman excesos, pero son abusos sexuales”, relato de una joven abusada en el ómnibus de viaje a Bariloche por tres de sus compañeros, en una gira de egresados de Monteros. Bueno, che, papá, ¿qué pensás o decís de todo esto? ¿Y si a uno de estos “bobinas “ se le da por amenazar en pleno viaje o si están en otra provincia o país, se le ocurre hacer esta broma? Lo peor que casi todos saben quiénes son los causantes, pero ese pacto de silencio cómplice los involucra, por lo tanto y a pesar de que muchos se enojarán y para que se dejen de “joder”, por razones de seguridad y el estado de incertidumbre generado, deberían solicitar a las autoridades de los establecimientos escolares en general y hasta nuevo aviso que se suspendan las semanas de los colegios y los viajes de egresados; mientras tanto, investigar y a los responsables expulsarlos y que les caiga todo el peso de la ley; hablarle a cada hijo y hacerlos entender que el sacrificio de los padres en costearles sus estudios vale. Ellos sólo tienen que estudiar.
Francisco Amable Díaz
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