Cómo hablar con los más chicos sobre las falsas amenazas de bomba

Tres especialistas advierten sobre el daño emocional que están causando estas “travesuras”, que se les fue de las manos a los que las organizan, sobre todo en los alumnos más pequeños. Consejos a padres.

Cómo hablar con los más chicos sobre las falsas amenazas de bomba

Algunos tienen miedo. Otros reconocen que se trata de una broma y celebren. Y están también los que se cansaron de la situación, de que les suspendan las clases y otras actividades. Las amenazas de bomba en las escuelas parecen haber entrado en un punto crítico y ya no representan solo un dolor de cabeza para las autoridades educativas y de seguridad. Muchos padres no saben cómo hablar del tema con sus hijos.

Según datos del servicio de emergencias 911, de la Policía local, este mes ya hubo más de 40 amenazas de bomba a instituciones educativas. Esa cifra representa un 90% de aumento si se compara con las falsas alarmas recibidas durante julio.

De hecho, ayer por la mañana se registraron dos nuevas amenazas en dos establecimientos que ya habían recibido este tipo de advertencias. Una es la Escuela Técnica N° 1 y la otra, la escuela Normal.

Angustia

¿Cómo deben reaccionar los padres? ¿Qué hacer con los chicos que sí se asustan y se angustian cuando comienzan los procedimientos de evacuación?

La psicóloga Fabiana Lávaque aconseja a los papás hablar con los chicos, sobre todo con los más pequeños, que muchas veces no tienen la secuencia de lo que viene pasando. Dice que hay que contarles que desde hace varios días se vienen sucediendo en distintas escuelas y colegios amenazas de bomba que resultan ser falsas alarmas. También es bueno preguntarles qué entienden, qué saben y qué sienten.

Asimismo, aclaró que es normal que los pequeños tengan miedo. En caso de ser necesario, si piden faltar a clases, los podemos dejar ausentarse uno o dos días hasta que las cosas se aclaren, recomienda.

Tranquilizarlos

Darles información es siempre la mejor opción, según considera la psicopedagoga Natalia Jiménez Terán. “Saber qué ocurre los tranquiliza. Hay que contarles la verdad; decirles que son falsas alarmas, que no les pasará nada. Pero también advertirles que no son cosas buenas y que perjudican a mucha gente”, remarca.

Para la especialista, más que temor vio mucho cansancio en los chicos. Aunque sí hay alumnos que festejan por las horas de clases perdidas, según Jiménez Terán son cada vez más los que se quejan porque les suspenden una actividad importante o también porque les molesta preparar un examen y que todo sea en vano.

“He visto incluso llorar a algunos niños porque les suspendieron un acto”, describió. “Da mucha tristeza ver lo que pasa; es algo que se está haciendo difícil de manejar y que provoca un gran daño a la sociedad”, sostiene.

Límites

Y principalmente llama a la reflexión a los padres. “Lo que tenemos que preguntarnos es qué está pasando. Porque si son chicos los que están haciendo estas bromas es una clara muestra de la falta de límites y de respeto hacia el otro. Por eso, es un tema que debemos abordar en la casa y también en las instituciones educativas. Y empezar desde muy pequeños a crear concientización”, remarcó.

“El daño no es solo por la movilización de las fuerzas de seguridad; hoy lo que se ve es un daño emocional en muchos chicos”, apunta.

La pedagoga Elisa Gigia aconseja hablarles a los chicos de forma natural, como en una charla informal. Sin amenazas y sin gritarles. “Ellos entienden mucho mejor de lo que pensamos. No tienen claros los límites; por eso muchas veces actúan sin criterio”, evalúa.

De acuerdo con su punto de vista, las amenazas de bomba son “travesuras” que se les están yendo de las manos a quiénes las llevan a cabo. “Descubrieron que suspenden las clases y las actividades que tienen para esa jornada quedan sin realizarse”, comenta.

Fallas del sistema

“Si es una moda o un reto, van por el camino incorrecto. Y esto deja al descubierto las fallas que que hay en el sistema. Tiene que haber un castigo, tiene que haber medidas ejemplificadoras. Las sanciones son correctivas. Esta modalidad de laissez faire no es la indicada; los alumnos no tienen límites y desafían la autoridad constantemente porque saben que sus actos no tienen consecuencias”, opina.

“El hecho de que no haya sanciones, les da a entender a los adolescentes que pueden seguir haciendo lo que quieran...igual, no pasará nada”, añade.

Los acuerdos de convivencia institucionales tienen que revisarse, modificarse y marcar claramente que todo lo que vaya en contra de la paz institucional tendrá su consecuencia, propone para finalizar.

Los miedos

Cecilia López, psicóloga especialista en infancia, explica: “Hay que contemplar que los niños tienen una emoción muy latente, muy manifiesta, que es el miedo. A medida que pasan los años hay distintos tipos de miedo, a los cinco, a los seis, a los ocho… el peor es el de los nueve años, que es el miedo a la muerte, a los accidentes, a los ladrones, a la muerte de los padres, a las desgracias, a todas cosas terroríficas o terrestres, como un sismo terremoto o una bomba”.

“Entonces hay que ser cuidadosos a la hora de explicarles esto que está pasando. Primero hay que respetar sus miedos, y luego humanizar lo que está pasando. Siempre darles información”, agrega la especialista.

Recomienda, además, tener cuidado con cosas de las que no tenemos certeza, porque podemos perjudicar emocionalmente al niño que no está preparado para, por ejemplo, saber que hay adultos malos que pueden poner una bomba en su colegio.

“Es preferible decirles que son travesuras que hacen algunos adolescentes para perder horas de clases. Por otro lado también hay que decirles que el colegio cuida a sus alumnos y que por eso hace se ponen marcha los protocolos de esperar afuera en un patio o en una plaza hasta que se pueda verificar que realmente fue una falsa alarma”, agrega López. Destaca, por último, que si los chicos sienten terror, será traumático para ellos volver al colegio.

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