Juicio por sedición policial: un acusado contó la trama secreta de los saqueos de 2013

El ex jefe de Policía contó cómo se produjeron los hechos que dejaron en llamas a Tucumán.

NO SE GUARDÓ NADA. El ex jefe de Policía Jorge Racedo fue el primer acusado en hablar y desató varias polémicas con su declaración. NO SE GUARDÓ NADA. El ex jefe de Policía Jorge Racedo fue el primer acusado en hablar y desató varias polémicas con su declaración. La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo

Jorge Racedo era jefe de Policía cuando se registró la sedición de los hombres de la fuerza que derivó en los saqueos de diciembre de 2013. Es el único funcionario de peso que terminó sentándose en el banquillo de los acusados. “Ahora quiero tener la oportunidad de contar todo lo que pasó en esos días. Quiero demostrar que aquí debería haber estado como testigo y no como acusado”, resumió. Ese fue el preludio lo que ocurrió en la primera audiencia del juicio, donde además de conocer las caras de los 43 imputados por diferentes delitos, comenzó a quedar al descubierto el lado político de uno de los capítulos más negros de la historia.

Racedo realizó una estudiada declaración. Comenzó contando que al asumir en la fuerza tuvo problemas por los revoltosos que terminaron desatando el infierno en la provincia. No eran muchos, sino tres a los que les puso nombre y apellido: Diego Herrera, Sergio Hogas y el comisario Ángel Toledo (ya fallecido). Apuntó contra el ex gobernador José Jorge Alperovich, los funcionarios del área de seguridad de esos tiempos, un actual vocal de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, el ex fiscal de Estado y hasta un arzobispo. Eso sí, con un tono casi paternal, habló de todos los hombres de la fuerza.

EN LA MIRA. Diego Herrera fue individualizado como uno de los cabecillas de la huelga. EN LA MIRA. Diego Herrera fue individualizado como uno de los cabecillas de la huelga.

Su testimonio estuvo marcado por una característica: detalló cronológicamente los detalles de esos días negros. Estos fueron los datos que aportó:

Domingo 8

“Por la tarde, no recuerdo bien el horario, estuve en el estadio de Atlético porque ahí estaba el gobernador Alperovich. Al salir, me comunica el jefe de la seccional 6° que en las inmediaciones de la cancha de All Boys había un grupo de policías que se estaban congregando y lo llamé para transmitirle la novedad”. destacó. “La única respuesta que recibí fue: ‘llamalo a Jorge (Gassenbauer)’, que era el ministro de Seguridad”, añadió.

El ex titular de la fuerza relató que acordaron reunirse esa misma noche en un bar de una estación de servicio ubicada en las avenidas Belgrano y América. Participaron del encuentro ellos dos, el secretario de Seguridad, Paul Hofer, el ex subjefe de Policía, Víctor Sánchez, y los comisarios Leandro Herrera (jefe del Servicio 911), Luis Medina (titular de la Unidad Regional Capital), Carlos Paz (jefe del D3) y Quinteros (ex jefe de la Brigada de Investigaciones).

UNA SALA ESPECIAL. Los 43 imputados ocupan la mayor parte del espacio que fue diseñado especialmente para que se pueda desarrollar el debate oral de la sedición policial que derivó en los saqueos de 2013. UNA SALA ESPECIAL. Los 43 imputados ocupan la mayor parte del espacio que fue diseñado especialmente para que se pueda desarrollar el debate oral de la sedición policial que derivó en los saqueos de 2013.

“Allí los puse al tanto de las novedades y les advertí que la revuelta estaba encabezada por Herrera, Hogas y Toledo. También sugerí que nos presentemos en el lugar para invitarlos a que depusieran la actitud y que al día siguiente analizaríamos la cuestión en una reunión en Casa de Gobierno”, explicó.

“Tenían tres planteos: la reincorporación de Herrera, Hogas y Toledo porque habían sido cesanteados, porque hicieron una protesta similar en 2011; desconocer a Víctor Nacusse como interlocutor con el Gobierno y pedir que se resuelvan favorablemente todas las causas penales que había en la Justicia contra el personal”, explicó. “No aceptaron la propuesta y me pidieron un encuentro con los referentes que eran rechazados por los manifestantes para el día siguiente”, destacó.

Contó además que cuando se retiraban de la reunión, descubrieron que patotas de entre 15 y 20 policías de civil recorrían las calles buscando los móviles del 911 para sacarlos de servicio.

Lunes 9

En la madrugada Racedo y los jefes se dieron cuenta de que los huelguistas ya habían copado la Subjefatura y por esa razón tomó dos medidas: ordenó que los móviles se dirigieran a la Escuela de Policía y dictar un retén, medida que significa llamar a todos los integrantes de la fuerza para incorporarse al servicio. “La reunión con los representantes no se realizó porque uno de ellos nunca se presentó. Me dirigí a la Casa de Gobierno y le expliqué la situación. El gobernador me preguntó: ‘¿No tenés 10 o 15 canas fieles para poner orden?’ Les recomendé que era prudente convocar a las fuerzas federales. El ex fiscal de Estado Jorge Posse Ponessa me dijo que se encargaría de hacerlo, pero no sé qué pasó”, recordó.

Racedo contó que le pidieron ir a buscar a los cabecillas para dialogar. “Le recomendé que no diera ese paso. Le recordé que a esos hombres él los había cesanteado y que no podía torcer el brazo. Me respondió: ‘me tragué tantos sapos... qué hará que me trague otro’ ”. El ex jefe de Policía relató después que fue hasta la Subjefatura, donde fue corrido a pedradas e insultos.

Martes 10

Racedo contó que ese día fue citado por la fiscala Adriana Reynoso Cuello bajo amenaza de apercibimiento si no se presentaba a declarar por la causa de sedición policial que había iniciado ese día.

“Cuando estaba declarando, recibo un llamado del vocal de la Corte, Antonio Estofán, para preguntarme si estaba en condiciones de desalojar a los revoltosos. Le contesté que sí y después me ordenó que le llevara de inmediato la causa que se había iniciado. Le respondí que no podía porque estaba declarando en la fiscalía. ‘¿Pero qué son pelotudos? ¿Qué están haciendo?’, me dijo”, declaró.

Confesó que él le había advertido al represente del máximo tribunal que la situación no era sencilla porque los sediciosos estaban armados, alcoholizados y muy violentos. “Le dije que sí haríamos nuestra tarea, pero con la condición de que un funcionario judicial nos acompañara para anunciar el desalojo y controlar lo que hiciéramos. Estábamos dispuestos a actuar en el marco de la Ley y no producir una tragedia”, explicó.

Racedo indicó que finalmente no se tomó esa medida por la intervención de monseñor Alfredo Zecca. “El arzobispo se comunicó conmigo y se ofreció a ser el mediador. Luego vino el subsecretario de Seguridad, César Nieva y el asesor del ministerio, Dante Sarmiento, y lograron convencer a los sediciosos de que comenzaran a negociar. Paralelamente llegaron unos 100 efectivos de Gendarmería Nacional para recorrer las calles y lentamente todo volvió a la calma”, explicó.

Miércoles 11

“Cuando todo volvió a la calma, me presenté en la Casa de Gobierno y le entregué personalmente mi renuncia al gobernador Alperovich. Le dije que no podía estar al frente de una tropa que se me había insubordinado. Y que no era bueno que se los escuche a esos hombres, tanto para el poder político y judicial de la provincia”, destacó. “Él me dijo que lo pensara, que tenía tiempo, pero la verdad es que estaba muy cansado por todas estas situaciones”, declaró.

Racedo no terminó de hablar. El tribunal decidió realizar un cuarto intermedio hasta hoy para que termine de responder las preguntas de las partes.

› José Jorge Alperovich

El ex jefe de Policía cuestionó las decisiones que tomó el ex gobernador. Recalcó en más de una oportunidad haber aceptado negociar con los tres policías que habían incitado la decisión. Aseguró que esa fue una de las principales razones por las que decidió renunciar al cargo.

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› Jorge Gassenbauer

Jorge Racedo le reprochó no haber tomado las decisiones en medio del conflicto. Entre otras, no haber intentado reunirse con los revoltosos el domingo 8, insistir con tratar con referentes que eran rechazados por los huelguistas y no pedir a las supermercadistas que cierren sus puertas.

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› Paul Hofer

Sobre el ex secretario de Seguridad, el ex titular de la fuerza indicó que le dio la orden al jefe del servicio 911 que levantara el centro de monitoreo ante el temor de que los revoltosos dañaran los equipos. “No hubiera dado esa orden, pero como era de un superior, tenía que respaldarla”, indicó.

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› Antonio Daniel Estofán

Racedo explicó que el vocal de la Corte Suprema de Justicia lo llamó para preguntarle si estaba en condiciones de desalojar a los sediciosos. “Le respondí que sí, pero que si era controlado por funcionarios judiciales. No hizo falta tomar esa medida”, destacó.

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› Alfredo Zecca

El fallecido arzobispo de Tucumán, según el ex titular de la fuerza, fue el que actuó como mediador con los sediciosos. Racedo dijo que el religioso lo llamó para ofrecer sus servicios y que él le pidió al comisario Luis Vaca (padre de un seminarista) que lo llevara al encuentro en la Subjefatura.

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› Jorge Posse Ponessa

Según Racedo, el ex fiscal de Estado se había comprometido a realizar las gestiones necesarias para que la Nación enviara cuanto antes fuerzas federales para poner fin a la sedición. “Me dijo que él se encargaría de hacer ese trámite para que yo siguiera dando órdenes”, destacó.

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Puntos claves

Racedo reconoció que fueron unos 200 los sediciosos y que en esos momentos había unos 5.000 hombres en la fuerza, ya que casi 3.000 estaban inactivos.

Ante la pregunta del querellante José María Molina no pudo responder porqué no detuvo por flagrancia a los tres líderes de la huelga.

La mayoría de las acusaciones que realizó el ex jefe de Policía no tendrían respaldos probatorios. Todos son cuestiones surgidas en reuniones.

Racedo reconoció que hubo hombres que estuvieron a su lado, pero sí destacó que otros hicieron “la planchita” para sacar provecho.

Primero dijo que los fiscales no lo dejaron declarar, pero después reconoció que cuando debió hacerlo, se negó por recomendación de su anterior abogado.

Cuestionó a la fiscala Adriana Reynoso Cuello por haberlo citado a declarar y a Adriana Giannoni por no entender que el desalojo hubiera generado un baño de sangre.

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