"Cada vez que se reformó la Constitución nos fue peor"

Van Mameren abogó por el compromiso de todos los sectores de la sociedad para cambiar la forma de hacer política.

Cada vez que se reformó la Constitución nos fue peor FOTO LA GACETA/INÉS QUINTEROS ORIO

Como cierre de la primera parte del Encuentro regional de ACDE, el secretario de Redacción de LA GACETA, Federico van Mameren, abordó el régimen electoral en un espacio denominado cápsula. El periodista invitó a la concurrencia a abordar la cuestión desde la historia (como esas cápsulas del tiempo) para transportarla hacia lo que ha sido la forma de elegir las autoridades desde que hace 40 años se reinstaurara la democracia. “

Es valioso resaltar el valor de elegir y de tener la libertad de hacerlo como pasó en 1983, tras la dictadura, en la que Tucumán fue central, ya que vivió momentos de violencia y de dramatismo”, indicó. Desde ese aspecto, acotó que se puede tener un ejercicio de libertad, pero no un Estado de Derecho como corresponde. “En aquel momento nuestra juventud y la clase dirigente estaban ocupadas en otras cosas. Nuestros dirigentes políticos eran viejos, estaban de vuelta y así se eligió a Fernando Riera como gobernador; la Constitución también era vieja, de 1907”, continuó.

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Van Mameren detalló que en 1987, el régimen electoral tenía dos secciones (Capital e interior), algo que dos años después fue modificado a siete secciones. “La normativa se fue acomodando de acuerdo con las necesidades de los políticos de turno”, argumentó.  

Rememoró que la violación al voto popular se observó en 1987 cuando la ciudadanía eligió como gobernador al radical Raúl Chebaia, pero el voto no era directo y, en el Colegio Electoral, el segundo (José Domato) se unió al cuarto más votado (Renzo Cirnigliaro) y el peronismo se quedó con el poder. “Esa libertad, esa transparencia y esa voluntad popular se violó con la elección de Domato”, remarcó.

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Los cambios sucesivos a la legislación buscaron sacar la reelección, acomodar la forma de elegir a las necesidades políticas del momento y la no renovación parcial de la composición legislativa, algo que evitaba la perpetuidad en el cargo, bajo el argumento de que se gastaba mucho en el Poder Legislativo con dos cámaras vigentes, enumeró el secretario de Redacción del diario. Se llegó a 2006 y con José Alperovich en el poder se argumenta la necesidad de eliminar los lemas. Allí aparecen los acoples. En ese aspecto, entró en consideración el financiamiento de las campañas. Van Mameren señaló que en tiempos del alperovichismo, la plata salía del poder político, de los arreglos judiciales o juicios de privados con el sector público. Después de los presupuestos provinciales “con las valijas que transportaban el dinero que no entraba en el circuito tradicional”. 

El periodista trazó un paralelo con el primer panel en el que referentes del sector privado argumentaban que lo importante era el propósito a seguir para alcanzar la trascendencia de un equipo de trabajo. En el caso de la política, indicó,  “los legisladores terminan siendo elegidos para un propósito, el de volver recaudar y recuperar la plata invertida en las elecciones y sostenerse en el tiempo”. En este aspecto, expuso una situación que la política no reconoce públicamente, pero sí admite subterráneamente: el millonario gasto en la campaña. Incluso con financiamiento en moneda extranjera. “Los que más gastan han llegado a hacerlo por un monto cercano a los U$S200.000”, señaló. “¿Dónde estamos?¿Queremos cambiar esto?”, interpeló.

En el final, Van Mameren señaló que “cada vez que se reformó la constitución nos fue peor. Es necesaria, pero no oportuna”. En todo caso, señaló que con modificar las normas electorales, a través de un acuerdo amplio de los partidos políticos, bastaría para que la sociedad perciba esos cambios cada vez que vaya al cuarto oscuro. Abogó para que los distintos sectores de la sociedad asuman el compromiso de cambiar la política, recordando la propuesta del arzobispo monseñor Carlos Sánchez que, con lenguaje campechano, les dijo a los candidatos: “changos, ¿por qué no cambiamos esto?”.

“Algunas instituciones intermedias no deben decir que quieren ser siempre oficialistas, sino ubicarse frente a todos sus asociados, defendiendo sus intereses. El propósito es recuperar esas instituciones y modificar el cuadro de situación”, fundamentó.

Van Mameren invitó nuevamente a la concurrencia a subirse a la cápsula del tiempo, mostrando que “la generación de nuestros padres propiciaron un país más lindo del que le dejamos a nuestros hijos”. A su entender, el propósito de todos debe ser cambiar ese escenario con un mayor compromiso de todos los sectores de la sociedad.

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