La mística no se mancha: en penales, Boca es imbatible

Tuvo para ganarlo sin casi despeinarse, terminó sufriendo por algunas irresponsabilidades y negligencias. Sin embargo, el “xeneize” aguantó y en la definición apareció una vez más un Romero “gigante”.

Gigante lo de Romero, gigante lo del “xeneize” en San Pablo. A lo Boca; sufriendo, con algunas polémicas y por penales... cuando no por penales. Mística le dicen y el “xeneize” tiene mucho de eso.

Después de un primer tiempo perfecto, el equipo de Jorge Almirón terminó pidiendo la hora y confiando en el “as” que tiene siempre bajo la manga.

El primer tiempo fue perfecto y no es exageración. En el primer tiempo, Boca se había ido al vestuarios saboreando un merecido triunfo, porque había ahogado a Gabriel Menino y a Zé Rafael en la salida y porque no había dejado generar peligro a Mayke y a Artur. Así cortó los circuitos de ataque del “verdao” que fue muy inofensivo con un Rony completamente aislado.

En esa primera etapa, en la primera y única excursión al campo visitante, Miguel Merentiel se vistió de wing izquierdo para desbordar y dejar en ridículo a Gustavo Gómez (pretendido por el “xeneize” en cada mercado de pases, aunque nunca había podido concretar su llegada). Cuando llegó a la línea final “Bestia” tiró un centro rasante que encontró a Edinson Cavani por el segundo palo. Gol, 1-0.

Fue un golazo del jugador franquicia, que tuvo otra en el complemento cuando Boca la pasaba mal, pero se resbaló antes de definir y la pelota terminó en las manos de Weverton.

Para ser protagonista en la Copa Libertadores se necesitan figuras descollantes. Apellidos, experiencia y jerarquía. La tiene Fluminense con Marcelo, Ganso y Germán Cano; la tiene el “xeneize” con Sergio Romero, Cavani y Marcos Rojo (más allá de la irresponsable expulsión de anoche). Con tener sólo buenos jugadores no  basta, puede dar fe de ello Abel Ferreira.

En el complemento, el DT de Palmeiras mandó a la cancha a Endrick -de 17 años y vendido al Real Madrid por 40 millones de euros-; y el joven fue un dolor de cabeza para la defensa visitante. Hizo expulsar a Rojo, pero cuando tuvo la posibilidad de definir buscó el lujo, pecó por inexperto y su equipo lo terminó lamentando.

Más allá del pase a la final, no todo fue perfecto para Boca porque sufrió más de la cuenta.En parte por mérito del rival pero también por errores propios.

Almirón tardó en sacar a Rojo, que había llegado con lo justo desde lo físico y desde hacía varios minutos caminaba al borde del abismo. Entre la primera amarilla y la expulsión pasaron 15 minutos y el DT no lo sacó. Imperdonable.

El otro error insólito fue la situación que se dio en la última ventana de cambios del “xeneize”. Faltaban 10 minutos, no había piernas y Almirón decidió mandar a la cancha a Saracchi y Campuzano. Pero los futbolistas se demoraron y sólo ingreso el lateral; así Boca sólo realizó tres variantes de cinco posibles y terminó con 10 jugadores y sin cambios.

Si en el primer tiempo lo de Boca había sido estupendo, en el segundo fue casi fatal. Palmeiras fue una tromba, eligió el carril derecho para lastimar con la velocidad de Endrick y los buenos centros de Veiga. Romero tuvo dos muy buenas intervenciones primero un remate cruzado de Maike, luego ante Zé Rafael que probó desde afuera del área. Eso sí, no pudo hacer nada ante el potente remate de Joaquín Piqueréz que tuvo destino de red. Fue el 1-1 y faltaban 17 minutos para aguantar.

Con el correr de los minutos y las variantes, el “xeneize” se fue aferrando al empate y en el “verdao” el reloj fue su peor rival. Los penales estaban cada vez más cerca y eso sonaba a cuento de terror.

Tanto temió Palmeiras llegar a los penales que lo terminó perdiendo casi antes de patear. Romero se mostró completamente relajado previo a la definición; Weverton parecía nervioso.

El arquero local le contuvo el penal a Cavani y parecía que la noche se torcía a su favor. Pero del otro lado estaba Romero, el arquero que ya es casi una leyenda.

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