La situación de Tucumán hacia fines de la década de 1960 era complicada en todo sentido. El cierre de ingenios hacia mediados de esa década generó una crisis económica sin precedentes y en lo laboral la situación era terminal ya miles de tucumanos habían quedado sin trabajo. Ello llevó a que unos 200.000 tucumanos dejaran la provincia en busca de nuevos horizontes y un mejor futuro. La situación sanitaria, hacia inicios de la década siguiente, mostraba que de los casi 766.000 habitantes que quedaban en la provincia apenas el 38% tenía algún tipo de cobertura de salud por parte de obras sociales. Esas coberturas eran brindadas en sindicatos sin elección posible de profesionales y en casos de mayor complejidad eran derivados a los hospitales o sanatorios que en su mayoría estaban en San miguel de Tucumán y mucho menos en el interior provincial. Todo esto junto a la complejización creciente de la medicina hizo necesaria la concreción de una entidad que pudiera dar servicios de salud a los tucumanos.
Difíciles momentos
Existían entidades que buscaban mantener los servicios, por un lado la Cooperativa de Médicos, con un amplio plantel profesional y sanatorial como los sindicatos que conformaron ATOS (Asociación Tucumana de Obras Sociales) que tuvo un importante sanatorio que luego fue ADOS. En las zonas rurales con gran esfuerzo Fotia mantenía las prestaciones. Esta situación hizo que el ministro de Bienestar Social de 1969, Carlos Fernández incorpora el artículo 100 en la ley 3600, que dice: “Implántase con carácter de obligatorio el Subsidio de Salud para los afiliados, beneficiarios y adherentes familiares establecidos en la presente ley, el que estará a cargo del Instituto de Seguridad Social de la Provincia. Su objetivo es la organización y aplicación de un régimen de servicio médico social con sentido preventivo y curativo con miras a lograr el cuidado integral de la salud.” Y agregaba que “los beneficiarios directos e indirectos gozarán de asistencia médica, odontológica, de laboratorio y farmacia en la proporción con las retenciones para la financiación del sistema y forma que determine la Reglamentación a dictarse por el Poder Ejecutivo”. Era secretario de Salud Guillermo Ortiz Mayor.
Hubo que esperar dos años para la concreción de la entidad. En ese período se estudiaron sistemas para impulsar el más adecuado y la elaboración de la reglamentación correspondiente. Llegamos a 1971 y la intención era ya lanzar el Subsidio. Estaba de gobernador Oscar Emilio Sarrulle, había asumido en febrero, de ministro de Bienestar Social Miguel Ángel Torres y de secretario de Salud Pública, Jorge Ortiz Mayor. Se dispone que el secretario de Salud coordine un equipo para obtener datos e información para la reglamentación de la ley. Sus tareas principales fueron actualizar la composición social de la provincia tras el cierre de los ingenios, analizar la ventajas de extender a toda la población los beneficios de los progresos médicos, analizar los distintos sistemas de atención (se optó por el modelo de libre elección de profesionales y pago por acto médico) y priorizar a los afiliados a los intereses de grupos, entre otras medidas.
Equipo de trabajo
El equipo de Ortiz Mayor lo conformaron Ramón Ballesteros (director de Salud), Roberto Luis Molina y Julián Apas (fueron Directores de Atención Médica), Carlos Figueroa (Director de Planificación), Roberto Rodríguez Rey (Director de Educación Médica), Gerardo Remis (coordinador de Actividades Científicas) y Pedro Ramos (Secretario de Prensa). La comisión también mantuvo reuniones con los delegados de distintos gremios, sindicatos y obras sociales. Según relata Roberto Rodríguez Rey, ex director del hospital Padilla y profesor de la UNT los encuentros “fueron en algunos casos tensos, en otros primó la cautela pero todos fueron extensos”. Además recordó la figura del ministro de Economía, Juan Eduardo Tenreyro por su “apoyo incondicional y su asesoramiento” al tiempo que hizo “las reservas presupuestarias de 1972”.
El 31 de julio se publica el decreto correspondiente que delimita los lineamientos iniciales de la nueva institución. Nuestro diario publicaba el 2 de agosto que “Aprobó el PE el Reglamento para el Subsidio de Salud” y agregaba que “a través del Subsidio de Salud, el Estado deberá ofrecer a sus agentes atención médica, abarcando todas las especialidades, atención en sanatorios y métodos complementarios. También tendrán derechos a estos beneficios los familiares de los afiliados”. Además se destacaba que el sistema será supervisados por un Consejo de Administración que “estará presidido por el Director del Instituto de Seguridad Social e integrado por cinco miembros titulares y dos suplentes designados mediante elecciones”. Poco antes de la puesta en marcha del Subsidio se realizó la elección correspondiente. Se presentaron tres listas. Los sindicatos y gremios tenían sus propios candidatos y la campaña electoral fue intensa, habiendo algunos que llamaba a la abstención. Nuestro cronista anunciaba que ganó la Lista 1 conformada por “J.E Suleta, S. Veneciano, E. V. Ferreira, S. V Vega y J. E. Ibarra como titulares. Suplentes eran L.G. Fernández y E. Rodríguez” por 2529 votos contra “472 de la Lista 2 y 855 de la 3. Los empleados públicos apoyaron a la 1 mientras que que la sanidad y la Estación Experimental impulsaba a la 2. Los elegidos asumieron sus cargo el 28 de setiembre al mismo tiempo que mediante avisos en el diario el gobierno anunciaba la próxima puesta en marcha del Subsidio.
Convenios
Regresemos hasta el 31 de agosto que fue el momento en que se firmaron los contratos con las entidades profesionales que fueron representadas por Mauricio Kirschbaum (Colegio Médico), Luis Molina (Círculo Odontológico), Alfredo Fernández (Colegio de Bioquímicos) y Pedro de Camilo (Colegio de Farmacéuticos).
El decreto 3034/21 entre otras resoluciones consideraba que el sistema se basará en la libre elección del profesional, se establecía que se pagaría a los prestadores dentro de los 60 días de presentada la facturación, se establecía un coseguro del 20%a cargo del afiliado y el sistema se iba a sostener con un aporte del 3,5% por parte del estado y otro 3,5% por parte del trabajador.
Tras todos estos pasos llegamos al primero de octubre de 1971 se publicaba un gran aviso que decía: “Subsidio de Salud en vigencia desde hoy”. Y se anunciaba que se beneficiarían unas 120.000 personas, libre elección de médico y sanatorio y descuentos en medicamentos. Además se impulsaba al trabajador estatal realizar la solicitud de ingreso para aprovechas todos esos beneficios. Largas colas de empleados frente a las ventanillas del Instituto de Previsión Social pugnaba por inscribirse.
Para Rodríguez Rey, que realizó una larga historia médica en el Padilla, “estos hechos protagonizado por tucumanos muestran el arrasador poder de las convicciones sociales de las instituciones locales, tanto gremiales, profesionales y oficiales. Instituciones y hombres que hicieron historia sin negar el pasado y sólo buscando coincidencias”.
El primero de octubre de 1971 se pone en marcha el servicio. Problemas sociales y económicos