La Cámara Nacional Electoral (CNE) define al voto en blanco como "una herramienta con la que cuentan los electores para manifestar su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos". En otras palabras, se trata de un voto válido pero no afirmativo.
Así, es importante destacar que el voto en blanco no se incorpora en el cómputo final, ya que la ley establece que una fórmula será declarada ganadora en primera vuelta si obtiene más del 45% de los votos afirmativos válidamente emitidos. Asimismo, un candidato también puede prevalecer el 22 de octubre si alcanza al menos el 40% de los votos afirmativos válidos y mantiene una ventaja de al menos 10 puntos porcentuales sobre la fórmula que le sigue en número de votos.
¿Qué es el voto en blanco?
Para los comicios existen 4 tipos de voto: los votos válidos (que a su vez pueden ser afirmativos, es decir, cuando se elige a alguna de las opciones electorales disponibles, o en blanco, cuando en la urna se deposita el sobre vacío o con un papel de cualquier color sin inscripciones ni imágenes); los nulos; los recurridos y los impugnados.
El voto en blanco es un voto “válido”, ya que, como explica la Cámara Nacional Electoral (CNE), “representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio; expresando así su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”.
Si, por ejemplo, se vota a una agrupación para todas las categorías excepto la de presidente y vicepresidente, se trataría de un voto en blanco para presidente y un voto afirmativo para el resto de las categorías.
Desde 1983 hasta la actualidad, el voto en blanco en elecciones presidenciales representó en promedio un 2,8% del total de votos emitidos. El récord de votos en blanco se registró en las elecciones de 2007: un 6,43% del total de votos.
¿Cómo se cuentan los votos en blanco en las PASO?
Los votos en blanco no se cuentan de la misma manera en las elecciones Primarias, Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que en las elecciones generales.
En las primarias, según la ley, las listas deben superar el umbral del 1,5% de los votos válidamente emitidos, es decir, los afirmativos y los blancos. Por eso, el porcentaje de votos en blanco se incluye dentro del total de sufragios de las distintas listas. Es decir, los votos se cuentan sobre los válidos, por lo que los votos en blanco se tienen en cuenta en el conteo final.
¿Y en las generales?
En las elecciones generales el conteo es distinto. La Constitución nacional, desde 1994, establece que los votos se deben contar sobre los que son afirmativos, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por eso, en las elecciones generales el universo se achica: para calcular los porcentajes sólo se cuentan los afirmativos y se excluyen los votos en blancos.
Al excluir del conteo los votos en blanco en las generales, es más sencillo para una agrupación llegar al 40% o 45% necesario para imponerse en primera vuelta que si se contaran todos los válidos. Esto quiere decir que con la misma cantidad de votos el porcentaje que obtiene una agrupación es mayor que en las PASO.
¿Qué ocurriría en un balotaje?
En la Argentina, si durante la celebración de las elecciones generales ninguno de los candidatos consigue el porcentaje definido por la Constitución, se realiza una segunda vuelta para definir al presidente, es decir, un balotaje. En el balotaje se utiliza el mismo criterio que en las elecciones generales. Si bien lo único relevante es cuál de las dos fórmulas obtuvo más votos, el Código Electoral Nacional establece que resultará “electa la que obtenga mayor número de votos afirmativos válidamente emitidos”.
Los votos nulos, por otra parte, se cuentan, pero no entran en el cálculo en ninguna instancia.