Evitemos manchar más al fútbol

Los recientes escándalos y la violencia en partidos del ascenso requieren medidas y compromiso. Pero también compostura.

01 Noviembre 2023

Estamos por estos días ante un escenario por demás lamentable en el más popular de los deportes, en lo que hace a los ascensos de categoría. En esto no hay que caer en la conformidad de una expresión usual, “fútbol argentino, no lo entenderías”, para tratar el tema. Las situaciones fuera de contexto están en auge. Se está viendo violencia fuera y dentro del campo de juego, malos arbitrajes, también suspensiones de partidos. Mientras, sobrevuelan las sospechas sobre acciones dirigenciales que buscan el bien propio de sus clubes a toda costa.

No termina de entenderse por qué en algo que debería resolverse en un estricto marco deportivo, el de 22 jugadores dirimiendo partidos en un campo de juego, queda manchado con tanta situación impropia.

Uno de los “afectados” por estos sucesos fue San Martín. El club tucumano, en su partido del Reducido por una plaza en Primera ante Riestra, fue eliminado en parte por las polémicas decisiones (algunos protagonistas incluso las tildaron de escandalosas) tomadas por el árbitro Diego Ceballos. Las horas siguientes al juego fueron un cúmulo de declaraciones y de opiniones de propios y extraños, utilizando expresiones tales como “momento feo y sucio de la historia”, “robo”, “fútbol manchado”, “impunidad, alevosía y complicidad”. Queda a la vista que cualquier crónica deportiva pierde valor cuando asoman conceptos así. Mientras, todavía no se sabe si desde la AFA se tomará algún tipo de medida al respecto.

Sí hubo una manifestación de la entidad madre del fútbol luego de la agresión sufrida por el arquero de Gimnasia de Mendoza por parte de los simpatizantes de Quilmes, en otro partido del Reducido. Hubo una expresión de repudio al hecho y una reflexión: “es importante poder comprender de una vez por todas que los partidos de fútbol deben ser una fiesta para los protagonistas e hinchas. Esta clase de episodios lamentables, encabezados por un puñado de inadaptados, no hacen más que empañar lo que debería ser una verdadera jornada de alegría y pasión”.

Más situaciones al límite se vivieron al final del partido con el cual Temperley eliminó a Chacarita. Los hinchas del “Funebrero”, molestos con la situación, arremetieron contra la policía. Como sucede en casos así, es la población que vive en las cercanías de un estadio (y sus propiedades) la que termina siendo convidada de piedra en estos conatos de violencia, aunque a los vándalos poco les importa.

Que manchen al fútbol, lo desnaturalicen con escándalos y violencia, no tiene nombre. Tampoco lo tienen los manejos de escritorio o las decisiones intempestivas como la que tomó la AFA de eliminar un descenso en la Primera Nacional con el torneo cerca de su cierre.

El fútbol argentino, último campeón del mundo a nivel selecciones y con muchos aspectos positivos, no debe perder de vista su incidencia en la sociedad. Aquí no se trata sólo de ir por mejores y mayores logros: también se trata de tener compromiso, de corregir lo que no está bien, de promover acciones que tiendan a una mejoría general y de tomar medidas creíbles y serias. Se pide eso a las autoridades. Y comportamiento a los integrantes de los clubes y de los simpatizantes.

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