Fluminense, el nuevo campeón, hace rato que es el mejor

Los dirigidos por Fernando Diniz tienen un juego aceitado que los llevó a lograr la primera Copa Libertadores. Jorge Almirón falló en la lectura del partido.

Fluminense, el nuevo campeón, hace rato que es el mejor Foto: Diario Uno

En el fútbol la lógica pocas veces triunfa. Sin embargo, a la final de la Copa Libertadores la ganó el equipo que mejor juego desplegó durante la competencia. El Fluminense de Fernando Diniz fue superior a Boca y demostró que desde hace tiempo es el mejor del continente.

El “tricolor” expuso su sello desde el minuto 1 de la final. Controles y pases, fijaciones, desmarques instantáneos, conducciones que servían para atraer la marca de un rival y así poder liberar compañeros, acumulación de jugadores por el centro del campo para poder atacar y romper por afuera; el abanico de recursos que mostró el nuevo campeón fue sencillamente brillante, lo mejor de una final a la que le faltó un poco de brillo.

El 4-2-3-1 que ideó su entrenador fue clave para tener el control absoluto del balón durante gran parte del primer tiempo. Antes del gol de Germán Cano, “flu” ya tenía más del 80 por ciento de la posesión; justamente una de sus principales virtudes.

Jorge Almirón, como en otras tantas ocasiones durante su era en La Boca, no supo leer el partido; y en ese punto puede encontrarse algunas de las respuestas sobre por qué perdió el “xeneize”.

Cuando tiene la pelota, “flu” es un equipo complicado. Sabe moverla y no se desespera para encontrar el momento ideal para acelerar a fondo. Además, tiene precisión en velocidad, algo que lo vuelve un equipo de temer. Y Boca no supo cómo contrarrestar algo en lo que su entrenador debió haber hecho foco durante la preparación.

Justamente después de que Cano pusiera el 1-0, se vio lo mejor del “xeneize”. Porque pudo llevar a su rival al escenario que menos le gusta. Fluminense no sabe defenderse cuando no tiene pelota; lo sufrió cuando estaba 1-0 y también debió prender velas y suplicar en los últimos minutos del alargue, cuando ya ganaba 2-1 y la primera Libertadores de su historia estaba ahí de hacerse realidad.

Los dirigidos por Diniz retroceden pero no marcan ni presionan y el gol de Luis Advíncula lo deja en claro porque la mayoría de sus jugadores observaron cómo el peruano sacaba el remate.

Pero Boca no supo sostener eso luego del 1-1 y Almirón terminó de inclinar la balanza a favor de su rival con sus cambios. Perdió a Edinson Cavani por lesión, es verdad. Pero sacó a Valentín Barco y a Miguel Merentiel, dos futbolistas que si bien no habían tenido una buena final, podrían haber servido durante la etapa decisiva del juego.

Los ingresados Darío Benedetto, Luca Langoni, Lucas Janson, Marcelo Saracchi, Vicente Taborda y Bruno Valdez no aportaron nada a la causa, incluso cuando Fluminense había decidido refugiarse sin demasiados argumentos en ese sentido.

Pero “flu” es un justo campeón porque supo exponer sus bondades, en líneas generales fue superior, mostró su identidad y metió dos golazos que marcarán a fuego su historia por el resto de los días.

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