Rompevidrios “expertos” que son perseguidos en al menos tres provincias

"Hacen tareas de vigilancia y, cuando detectan una víctima saliendo con una mochila, la comienzan a seguir".

BRAIAN LEGUIZAMÓN. LA GACETA / FOTO DE Analía Jaramillo BRAIAN LEGUIZAMÓN. LA GACETA / FOTO DE Analía Jaramillo

Carolina Píparo, hoy dirigente política, fue la víctima de un hecho que cambió la seguridad en las entidades crediticias por las salideras bancarias, un delito que fue cambiando con el correr de los tiempos. “Tucumán es una escuela de salideras”, sostuvo un investigador rosarino.

En julio de 2010, al salir de un banco en Buenos Aires donde había retirado una importante suma de dinero, fue atacada por motochorros. La mujer, que estaba embarazada, recibió un disparo en el rostro. Le indujeron el parto, pero su hijo falleció a la semana. Ella sobrevivió.

Por ese caso, las autoridades del Banco Central de la República Argentina decidieron tomar mayores medidas de seguridad. Así prohibieron el uso de celular en el interior de las entidades y ordenaron que las zonas de cajas sean cubiertas para que ninguna persona pudiera observar lo que hiciera otra.

“Durante mucho tiempo esas medidas fueron de gran utilidad. Pero con el correr de los tiempos fueron modificando los modus operandi”, sostuvo el jefe de la ex Brigada de Investigaciones, Miguel Carabajal. En un primer momento, los motochorros esperaban a sus víctimas y los atacaban en la zona de la city. Pero al reforzar la presencia policial en ese lugar comenzaron a perseguir a las víctimas hasta que llegaban a lugares alejados. A bordo de motos de gran cilindrada rompían los vidrios de los vehículos y se apoderaban del dinero de las víctimas. La avenida Mate de Luna se transformó en el terreno ideal para que los delincuentes desarrollaran su modus operandi.

Hubo un caso que marcó un antes y un después en la historia policial de la provincia: el crimen de la comerciante Ana Dominé, registrado en septiembre de 2020. La mujer había cerrado su negocio de venta de bebidas y, al detenerse en avenida Alem y San Lorenzo, desconocidos rompieron la ventanilla para apoderarse del dinero que tenía en un bolso. Como se resistió, recibió un disparo mortal. Los investigadores descubrieron que los autores del homicidio eran los miembros de una banda integrada por siete personas que tenían antecedentes por este delito. Seis fueron condenados y uno fue absuelto por el beneficio de la duda.

Al descubrir cuál era el modus operandi, los investigadores comenzaron a desarticular otras bandas. La más importante fue la que lideraba Juan Símula, cuyos integrantes ya fueron condenados.

La informalidad de la economía juega a favor de los “rompevidrios”. “Ellos ahora buscan datos del lugar donde funcionan las cuevas. Hacen tareas de vigilancia y, cuando detectan una víctima saliendo con una mochila, la comienzan a seguir. Imagínese lo que es Rosario, cuando más de la mitad del dinero se maneja en negro”, explicó un investigador de esa ciudad.

En Santiago

Con el correr de los meses, desde otras provincias comenzaron a llegar novedades. La justicia de Santiago del Estero ordenó la captura nacional e internacional de Sergio Tripolone y de su hijo Rodrigo. Ambos están acusados de haber perpetrado delitos con esta modalidad y de integrar una organización que se dedicaba a la estafa con las ventas de autos robados en Tucumán y en Córdoba. Tripolone padre está en libertad condicional por el crimen de un operario. Mientras que su hijo recibió una pena condicional por un robo. Cuando sean capturados, dejarían de gozar estos beneficios.

En Mendoza

Los miembros del clan Caro comenzaron a ser noticia cuando fueron mencionados en la causa conocida como “La industria del escruche”. Tres integrantes decidieron viajar a Mendoza para evitar ser detenidos. Allí alquilaron una casa en un country y habrían cometido varios hechos. En octubre de 2022 fueron atrapados Walter “Macho Blanco” Caro y sus hijos Francisco “Vikunga” y Marcos “Batore”. En un principio, fueron investigados por estos casos, pero no fueron acusados.

En Córdoba

El caso de Braian “El hijo de Zenón” Leguizamón es casi insólito. Fue absuelto del caso Dominé, pero cinco meses después fue detenido junto al cordobés Jeremías Namás por una salidera. En un juicio abreviado fue condenado a tres años condicional. Pero volvió a caer en Córdoba, en esta oportunidad, por circular en un auto mellizo. Los allegados aseguran que fue a pasear con un primo. Está con arresto domiciliario.

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