“Nunca hablo bien de la Policía. Pero la nobleza obliga. Este agente se la jugó y actuó como corresponde. Este muchacho se jugó la vida. De un cabezazo bajó al ‘choro’. Es increíble, pero es para que le den una medalla”, dijo Rubén Barrionuevo, uno de los vecinos que presenció el accionar de un efectivo que, para no poner en riesgo la vida de terceros, en una pelea detuvo al acusado de haber cometido un raid delictivo que le efectuó varios disparos.
El cinematográfico caso se registró el sábado a la siesta. Cuatro hombres, tapando sus rostros con máscaras y fuertemente armados, ingresaron a un local de venta de fiambres ubicado en avenida Juan B. Justo al 1.500. Luego de reducir al propietario y a todos los que se encontraban en el lugar, se apoderaron de $200.000 efectivo y del celular de uno de los que se encontraban en el lugar. Luego huyeron por caminos separados.
El hecho fue presenciado por el agente Martín Christopher que, al verse superado en número, decidió seguir al asaltante que se escapó en un Fiat Uno. El acusado del robo, al percatarse que era seguido, comenzó a realizar disparos, por lo que el uniformado disminuyó la marcha, pero sin perderlo de vista. El auto sufrió un desperfecto mecánico y el acusado buscó una manera para escapar.
Primero se colgó a una combi que pasaba por el lugar y terminó bajándose en Rivadavia al 1.400. Allí se dirigió un cadete que estaba conversando con una mujer en la vereda de un domicilio y, después de amenazarlo, le quitó la moto. Hasta ese lugar llegó el agente que presta servicios en la división Distrito Urbano.
“El agente se identificó y salió corriendo a buscarlo. Pero el ‘choro’ comenzó a dispararle. El policía sacó su arma, pero no le hizo ningún tiro porque había gente caminando y pasaban autos porque esta es una zona transitada. Me imaginé lo peor”, relató Luciana García.
La mujer, después de suspirar hondo, agregó: “pensaba lo que le había pasado a ese pobre chico de la avenida América, pero nada de eso ocurrió. El muchacho se tiró encima del delincuente y lo redujo sin hacer un disparo. Pelearon en el suelo, cada uno tenía su arma y se apuntaba a menos de un metro de distancia. Fue una escena de Hollywood”.
Su esposo Walter Jiménez, la escuchó atentamente y aportó lo suyo. “Lo increíble es cómo lo redujo. Le pegó un cabezazo que lo tiró al suelo. ¡Fue tremendo! A los segundos llegaron dos bicipolicías. Ellos ayudaron a detener al delincuente y a calmar al agente porque quería esposarlo él mismo. El chango ese ya lo tenía totalmente dominado. La verdad, me saco el sombrero con ese agente. Ojalá todos fueran como él”, añadió el vecino.
A los pocos minutos la cuadra se llenó de efectivos. Los habitantes de ese lugar no estaban sorprendidos por el hecho en sí, sino por la manera que actuó. “Llegaron un montón de comisarios y, después de enterarse, iban y lo felicitaban. Espero que sea más que eso. Que le den al menos una medalla. Podría haber disparado su arma para salvarse, pero prefirió proteger la vida de otros y jugárselas”, agregó García.
El sospechoso fue identificado como Mario “Patita” Alarcón, un hombre que tiene antecedentes por robo y que hace 15 días recuperó la libertad. Estaba acusado de haber cometido otro violento atraco.
Mientras todos felicitaban al efectivo, personal de Robos y Hurtos, al mando de los comisarios Marcelo Rodríguez, Marcos Morante, Diego Bernachi y Miguel Carabajal, encontraron el Fiat Uno que habría sido utilizado por los delincuentes. Al revisarlo, encontraron el documento nacional de identidad de un joven que también tendría antecedentes penales.
Comenzaron a buscarlo y descubrieron que podría estar cortándose el pelo en una peluquería cercana a donde ocurrió el asalto. Se presentaron en el lugar y detuvieron al sospechoso y a su hermano. “Quisieron esconderse y cambiarse el look para que no se los reconociera. Pero lo mismo fueron detenidos y puestos a disposición de la justicia”, resumió el comisario Carabajal.
El jefe de Policía confirmó el relato de los vecinos y anticipó que el agente será propuesto para recibir una distinción. “No queda más que felicitarlo por su accionar. No porque detuvo al acusado del robo, sino cómo actuó. Primero decidió perseguir a los asaltantes en su moto y después actuó inteligentemente al seguir preservando su vida y la de los demás. Después tuvo el carácter y el temple para no usar su arma porque se dio cuenta que podía herir a terceros”, explicó Joaquín Girveau.
“Este también debe ser considerado como un mensaje para la delincuencia. Nuestros hombres van a poner todo de sí para perseguirlos”, finalizó.