Susana Noé: “Con la escritura he buscado secar heridas”

Habla de “Frater dixit”, el libro de poemas en el que establece un diálogo con su hermano desaparecido. “A la desmemoria quisiera oponer un desolvidar”, afirma la escritora a LA GACETA.

LOS HERMANOS EN LA PORTADA. Susana y Víctor se reencuentran en la composición de la imagen. LOS HERMANOS EN LA PORTADA. Susana y Víctor se reencuentran en la composición de la imagen.

Susana Noé llevaba décadas intentando conectarse con su hermano Víctor, desaparecido el 26 de octubre de 1976. Finalmente, hilvanó un diálogo intermediado por los infinitos códigos que habilita la poesía y el encuentro quedó plasmado en un libro: “Frater dixit” (editorial Tersites). De la mediación que la literatura puede establecer entre los vivos y los muertos habla María Belén Aguirre en la contratapa del volumen. Y de los sentimientos surgidos mientras afloraban los versos de “Frater dixit”, da cuenta la autora para LA GACETA.

- ¿Cómo surgió esta idea de tender un puente con tu hermano desaparecido a través de la escritura?

- La idea de tender puentes está presente constantemente en mi obra, hace alusión a lo colectivo, a lo grupal, a vencer lo individual y a posibilitar el encuentro. Durante la cuarentena tomé muchos cursos sobre narrativa y poesía; y fue la escritora, poeta y docente Inés Dorita Corton quien me acercó a María Belén Aguirre. Su obra “Siamesas” me permitió un encuentro literario afectivo con su autora y marca un giro de mi escritura. A posterior leí “Ubi Sunt” y “Pater Dixit”. En dichos cursos algo resonó en mí. La literatura transforma la realidad, todo es posible con las letras, lo imposible sucede. Cuando leí “Pater Dixit” y “Ubi Sunt” surgió en mí la idea: ¿y si dialogo con Víctor? ¿Cómo traerlo hasta aquí? ¿Podré hacer un “Frater Dixit”? Consulté con María Belén si podía usar el formato y el título como el de sus libros. No sólo le gustó la idea, sino que con una generosidad, humildad y solidaridad increíbles me apoyó desde el comienzo.

- ¿Qué hace a la poesía tan potente al momento de abordar un tema como este?

- Como dice María Negroni, no hay escritura sin descenso al infierno. He buscado con las palabras secar heridas abiertas por la última dictadura cívico-militar y con los poemas se produce interacción y diálogo entre pasado y presente, creándose una dimensión donde presentifico la infancia. Con la invocación surgirán los diálogos con mi hermano Víctor Noé, reconstruyendo lo negado por el terrorismo. Para permanecer, los recuerdos pueden fijarse en la escritura. Concibo estos poemas como gestos para conjurar el horror, exorcizar el terror, temores y angustias. Cuando se escribe desde las entrañas, convicciones y experiencia de vida las palabras horadan, martillan y van al hueso de las cosas. Todo eso lo viví diariamente durante los cuatro meses que duró el viaje al pasado, como recorrer una ruta visceral que te lleva al borde del abismo y de ese vacío surgían las palabras de Víctor. Tratándose de un diálogo con la ausencia prioricé las preguntas retóricas para reafirmar el diálogo con esa presencia invisible.

LA AUTORA. Susana Noé de Teitelbaum, en una foto de archivo. LA AUTORA. Susana Noé de Teitelbaum, en una foto de archivo.

- ¿Cómo fue el ejercicio de memoria que implicó escribir estos poemas?

- Con “Frater Dixit” fue un camino desconocido y para encontrar los sentidos del encuentro maravillado con mi hermano retorno a lo biográfico, volviendo sobre mis pasos con evocaciones, imágenes, sonidos. Con los poemas trabajo permanentemente para superar la cultura light, que preconiza el olvido como medida saludable, y pasar a otra cosa. Mi experiencia me ha permitido, sin resentimientos ni odios, recuperar a mi hermano, de cuyo cuerpo aun nada se sabe, desde el lugar de la infancia, con dolor y con inmensa ternura a la vez y la posibilidad de cambiar la historia con la escritura. A la desmemoria quisiera oponer un desolvidar.

- Con el libro ya impreso, ¿cómo te sentís al momento de repasar las páginas?

- Comienzo con algunas palabras claves: recuperar, revivir, volver sobre las miradas. El sentimiento de ternura que impregna mi subjetividad es impactante. No fue nada fácil, fue un proceso doloroso matizado con imágenes potentes que hasta tenían sonido, sabores y colores. En mi cuarto de estudio lloré y lloré, batallando con las palabras, la bronca y la impotencia ante tanto silencio, porque la verdad sobre dónde están los restos de Víctor se la llevaron a la tumba los genocidas.

- ¿Te pasó algo especial en medio de esta historia?

- En plena pandemia, antes de pensar en “Frater...”, la artista plástica Silvia Katz me ubica por las redes sociales porque habiendo revisado las pertenencias de su madre fallecida encontró un libro de abogados, donde figuraba “Este libro pertenece a Víctor Jacobo Noé” y en la hoja siguiente una dedicatoria firmada por Susana Noé con fecha enero de 1970. Se trata de “Derecho Constitucional”, de Bidart Campos, un regalo mío para Víctor, libro tan bien conservado que parece nuevo y pasaron 53 años. En su interior hay frases, comentarios y subrayados por mi hermano. Víctor volvía en forma de libro, algunas frases o palabras forman parte del corpus de “Frater Dixit”. Mucho tiempo después, cuando de tarde en tarde lo hojeaba, cayó una tarjetita blanca con el nombre de una mujer y dirección de Mendoza. Di con ella y escribí un mensaje por Messenger. Después de unos dos meses recibí respuesta, la tarjeta pertenece a la entonces novia de un compañero mendocino que estudiaba con Víctor, el doctor Raúl Sánchez. Prepararon varias materias juntos y la tarjeta habría servido de señalador. Nos encontramos por video llamada y van a ser invitados cuando presentemos formalmente “Frater Dixit”. Es una historia increíble: un libro vuelve a quien lo compró después de 50 años y recuperamos y conocemos la persona que 50 años atrás estudió con ese mismo libro.

- Qué clase de devoluciones te llegaron desde el momento en que el libro empezó a circular?

- “Frater Dixit” fue conocido desde su inicio, aunque aún no fue presentado. Vamos a fijar fecha para hacerlo en 2024. La idea como anuncio de lo que habría de emprender como una travesía a lo desconocido fue compartida con poetas como María Belén Aguirre, Gabriel Gómez Saavedra, Ohuanta Salazar, Maju Druille, Natalia Zanotta, mi familia y hermanas, y mi grupo de Noches de lecturas. Se generó una atmósfera no sólo de acompañamiento sino de interés, expectativas y ganas de leerlo prontamente.

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