25 Diciembre 2023

Tiempo atrás, estos eran los días en que nuestro ánimo se impregnaba del espíritu festivo del fin de año. Hoy eso quedó definitivamente en el pasado, porque la incertidumbre y la angustia sobrevuelan a lo largo y ancho del país. La pavorosa crisis económica que soportamos nos atraviesa a todos, sin distinción de clases ni edades. Para los creyentes, sostenidos por la fe, siempre existirá la esperanza al final del oscuro túnel. Para el resto, quizás solamente quede la propia resiliencia. En este angustiante contexto nos dirigimos a la máxima autoridad de la Provincia, en el crucial momento que le toca ejercer su anhelado mandato, para pedirle solamente tres cosas: primero: declare de inmediato la emergencia social, por estar transitando ya la temida hiperinflación. El desembocado aumento de los precios, principalmente de los alimentos indispensables de la canasta familiar, ya dejó a miles de familias tucumanas sin el sustento diario. Por ello solicitamos que habilite comedores en los vacíos locales escolares, priorizando a los de la periferia, que permitan desayunar y almorzar a todo el que no pueda satisfacer sus necesidades básicas. Los mismos deben estar directamente a cargo del Gobierno provincial, no de las llamadas “organizaciones sociales”, y su funcionamiento recaería en el personal de las sobredimensionadas plantas de empleados municipales y comunales de cada lugar. Segundo: declare también, en paralelo, la emergencia sanitaria, porque debido a la malísima alimentación y falta de dinero para comprar los costosos medicamentos, muchísimas personas se enfermarán de diferentes patologías y necesitarán concurrir a los ya abarrotados hospitales. Por todo lo antedicho deberán suspenderse las anuales vacaciones de estos empleados públicos, considerando el cuadro de necesidad y emergencia que padecemos, similar a lo vivido en la reciente pandemia. Está de más recordarle al gobernador que el desastre presente es consecuencia directa del patético gobierno que acaba de irse, y del cual esta gestión provincial fue parte importantísima. y por último, le pedimos (exigimos) que haga valer su investidura y deje inmediatamente sin efecto el irritante privilegio por el cual, nuestros “honorables” legisladores y concejales, se aumentaron obscenamente sus dietas, demostrando no tener la menor empatía con nuestro desgraciado presente y justificando ampliamente porque no fueron votados en la última elección. Señor gobernador, es su obligación moral impedir que nuestra angustia se convierta en desesperación… porque entonces será demasiado tarde.

Ricardo A. Rearte
ricardorearte333@gmail.com

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