Más que hinchas: el compromiso societario, un rol clave para el crecimiento de los clubes tucumanos

Atlético y San Martín tienen una tarea pendiente para consolidarse como referentes del fútbol del interior.

GIGANTE. River marca el camino en el fútbol argentino. GIGANTE. River marca el camino en el fútbol argentino.

A fines de noviembre, River dio a conocer una cifra que causó impacto en el mundillo futbolero de nuestro país: superó los 350.000 socios y se posicionó como el club con más asociados de la Argentina, del continente y el segundo en el mundo detrás de Real Madrid, que actualmente posee 360.000 asociados.

Este récord histórico para el club y para el país (el “millonario” superó a Boca que cuenta con 315 asociados), además, es muy significativo en términos monetarios porque representa el 40% de los ingresos que genera el club de Núñez.

En la estructura de nuestro fútbol, en el que por ahora  las instituciones (habrá que ver qué es lo que pasa a partir del DNU firmado por el presidente Javier Milei que las habilita a transformarse en Sociedades Anónimas Deportivas)  son asociaciones civiles sin fines de lucro, en las cuales los socios son los verdaderos dueños de los clubes, ya que tienen la posibilidad de elegir a las autoridades.

Independiente (95.173 socios), Racing (83.717), San Lorenzo (80.410), Newell's (70.257) y Rosario Central (67.092) son los que le siguen, en cantidad de asociados, a los dos más grandes de nuestro fútbol en el ranking que la AFA dio a conocer a comienzo de año. Los cordobeses (Talleres, Belgrano e Instituto, en ese orden) también crecieron bastante en ese aspecto durante el último tiempo y ya superan la barrera de los 30.000 socios.

Muy lejos de esa realidad aparecen hoy Atlético y San Martín, cuyas listas de asociados parece ser demasiados inestables y varían con frecuencia. Esas altas y bajas permanentes que muestran sus padrones sociales están muy por debajo de la media respecto a los clubes más fuertes del país.

De acuerdo a los datos que dieron a conocer desde 25 de Mayo y Chile, el “decano” terminó 2023 con 13.800 socios, de los cuales el 57% representa a los hinchas que usan el beneficio de ir a la cancha; mientras que el resto engloba a aquellos que realizan actividades en el complejo “José Salmoirahi”.

Mientras tanto, en San Martín, durante el último la nómina de socios llegó a ostentar 21.000 socios al día (desde que la actual dirigencia tomó el timón se hicieron 18.000 socios nuevos), número que bajó casi en un 60% desde que el equipo culminó su participación en la última temporada de la Primera Nacional.

En los últimos años, los dirigentes de ambas instituciones intentaron sostener una estructura que no parece no encontrar la solidez deseada. En otras provincias el sentido de pertenencia va más allá de ver a su equipo cada 15 días; sin embargo, en Tucumán, al termómetro lo marca el fútbol. “Hemos hecho obras, jugamos en Primera, disputamos torneos internacionales… ¿qué más hay que darle al hincha para que se haga socio?”, se preguntó una vez, durante una conferencia de prensa, Mario Leito. Aquella vez, el presidente “decano” intentaba encontrarle respuestas a la poca adhesión societaria.

“Cuando el equipo anda bien, el hincha va y se asocia. Pero cuando la cosa viene mal, o sobre todo durante los recesos, muchos dejan de pagar su cuota. Es por eso que el número sube y baja”, sentenció un dirigente “santo”.

Mientras muchas instituciones tienen más socios que capacidad en sus estadios (River podría llenar cuatro veces el Más Monumental), los grandes de nuestra apenas (y con suerte) podrían cubrir al 30 por ciento sus canchas si sólo acudieran asociados. Esa diferencia, que se refleja e impacta directamente en lo económico, es una barrera enorme a la hora de competir.

En Buenos Aires, Rosario, Córdoba o Santa Fe, por citar algunos ejemplos, da la impresión que ser socio va mucho más allá del amor por los colores o de lo estrictamente futbolístico. En esas provincias, los hinchas están en el día a día de sus clubes. Acuden en familia a los complejos, realizan actividades diversas, utilizan las instalaciones y esbozan con orgullo el ser parte.

Mientras tanto, en Tucumán eso parece cambiar de manera radical. Muchos de los socios de Atlético y de San Martín también están asociados a diferentes clubes de rugby, en donde llevan adelante sus actividades sociales, y en los que el padrón societario no tiene las fluctuaciones que sufren en el “decano” y el “santo”.

¿Qué les entregan a sus asociados los clubes de rugby para mantener la “fidelidad”? ¿Cuál es la diferencia respecto a San Martín y Atlético? Quizás hacia allí deban orientar su mirada los dirigentes. Tal vez allí puedan encontrarle respuestas a un problema que, hasta acá, parece no tener solución.

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