Lourdes: historias de amor y de fe en San Pedro de Colalao

El domingo, una vez más, miles de creyentes colmarán la villa veraniega para agradecer a María.

EXPRESIÓN DE FE. Dos devotas visitan la gruta de Lourdes en San Pedro. EXPRESIÓN DE FE. Dos devotas visitan la gruta de Lourdes en San Pedro.
09 Febrero 2024

El 11 de febrero de 1858 la vida de Bernardette Soubirous, una humilde pastorcita de 14 años, cambió para siempre cuando tuvo la primera de 18 apariciones que la Virgen María le realizó en la gruta de Massabielle, Lourdes, Francia.

La Virgen de Lourdes es hoy una de las advocaciones marianas más populares dentro de la fe católica y en nuestra provincia, San Pedro de Colalao es custodiada desde las alturas por su imagen que reposa en una imponente gruta de piedra, muy similar al santuario de la ciudad europea donde todo se inició.

En la villa veraniega se están realizando estos días misas y peregrinaciones de los fieles y este domingo se harán los actos centrales y la escenificación de la aparición de María, que se efectúa todos los años en el predio de la entrada al pueblo. Y la “sucursal del cielo” tucumana se volveráel epicentro de pedidos y súplicas que muchas veces se han convertido en realidad.

LA GACETA, por medio del Grupo de Lourdes, que encabeza cada febrero esta celebración en honor a María, ha recolectado testimonios de aquellos cuyos pedidos han sido escuchados.

Testimonios de fe

“Si todos pudiéramos confiar en María, con alma de niño, sabiendo que ella nos cuida y nos ama”. Esa fue la lección que aprendió María Belén y esta es la historia de esta niña tucumana que ligó desde los 11 años su vida a la devoción por la Virgen de Lourdes cuando, a pesar de su corta edad, atravesó con profunda angustia la enfermedad de su madre.

La nena, oriunda de Taco Ralo, vivía junto a su mamá, Fátima, que padecía una enfermedad asmática desde hace 40 años. El problema empeoraba con el tiempo por lo que sus médicos estaban considerando derivarla a Buenos Aires.

A pocas semanas de la primera comunión de María Belén, ella sorprendió al pedir un vestido igual a la de la señora de la Gruta, sin decir nada más que: “tengo un secreto con la Virgen”.

El 10 de noviembre de 2005 Belén tomó a Jesús sacramentado por primera vez con una vestidura idéntica a la de la imagen de Lourdes, que tiene un lazo celeste en su cintura, y al poco tiempo su mamá milagrosamente se curó. Esa prenda fue guardada como exvoto, es decir una ofrenda que los fieles entregan en agradecimiento a un beneficio recibido.

Este es uno de los testimonios más dulces y populares que se replican entre los fieles de Lourdes, pero no el único. Mujeres con problemas para concebir que tras visitar la gruta vieron cumplido sus sueños de ser mamás y otras enfermedades curadas, se escuchan entre los devotos, como la que contó otra creyente dejando su carta para que más personas lean, sepan y crean.

Por la sobrina

“Mi nombre es Silvia vivo en Santiago del Estero y un día recibí un llamado urgente de mi hermana, que me avisaba desesperada la internación de mi sobrina, en un sanatorio de Tucumán, con un cuadro crítico y desolador”, comentó la mujer. “Por ese panorama, me puse a rezar con todas mis fuerzas y en oración vi la imagen de la nena acostada en la cama del sanatorio, custodiada en la cabecera por un ángel luminoso y en los pies de la cama estaba una señora con un vestido blanco y un lazo celeste en la cintura”, agregó.

“Intuí que era la Virgen, pero no tenía idea de la advocación de la que se trataba. Al día siguiente, me entero de que mi sobrina milagrosamente había salido de peligro y que estaba muy bien”, siguió su relato y añadió: “semanas después, a la salida de misa, una nena me regaló una estampa de la Virgen de Lourdes y grande fue mi emoción al darme cuenta de que era la misma señora que vi al pie de la cama ese día en oración”.

Un riñón atrofiado

En otro testimonio de fe, Natalia Lazzus conoció a la Virgen de Lourdes dos años después de la llegada de su hijo Zahir, que nació con el riñón izquierdo atrofiado. “En ese momento el médico que hacia su seguimiento nos dijo que debíamos operarlo para sacar ese riñoncito y cuando nos mandó a hacer los estudios prequirúrgicos, a través de una persona amiga nos enteramos de que en San Pedro se realizaba la misa para los enfermos en la gruta de la Virgen de Lourdes. Así decidimos llevar a nuestro hijo, un 11 de febrero, esperanzados en su cura”, relató.

“Me acuerdo llegar y que por micrófono pedían que por favor solo se anotaran las personas enfermas para que el sacerdote pueda hacer la imposición de manos. Así fue que anoté a mi bebé y el sacerdote que daba la unción de los enfermos se acercó puso sus manos en la parte de sus riñoncitos y al verme llorar me dijo que no me preocupara, que todo iba a salir bien”, rememoró Natalia.

“Fue así que semanas después, al realizar su última ecografía para poder ingresarlo a quirófano, los médicos se dieron cuenta de que el riñón se había como disipado. Fue entonces que su médico nos dijo que Zahir no entraría a cirugía, que para qué lo iba a operar si no sacaría nada, y nos preguntó si éramos creyentes, porque lo que había pasado parecía un milagro”, indicó la mamá del niño y finalizó: “desde ahí nos hicimos fieles creyentes de nuestra amada Virgen de Lourdes y todos los años llevamos a nuestro hijo.

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