Ciudadela, el barrio que se tiñe de albirrojo cada vez que juega San Martín

A pesar de los incesantes ruidos, cánticos y movimientos propios de cada partido, los vecinos reconocen su amor por el club.

TRADICIÓN. Para los vecinos de Ciudadela, San Martín es mucho más que un club. TRADICIÓN. Para los vecinos de Ciudadela, San Martín es mucho más que un club. DIEGO ÁRAOZ/LA GACETA
19 Febrero 2024

¿Cómo se sentirá vivir a tan solo algunos metros de uno de los estadios más imponentes del país? Semana de por medio, los vecinos de Ciudadela son testigos de una fiesta rojiblanca delante de sus narices. Cientos de fanáticos “santos” acostumbran a atravesar las veredas de sus casas, entre cánticos, botellas y festejos. Sin embargo, los vecinos del barrio no se sienten fastidiados por la situación. Por el contrario, manifiestan que cada vez que juega San Martín, hay un motivo para festejar.

“Cuando el equipo juega, el barrio amanece más temprano. Hay un clima festivo, se siente mucho más movimiento que en un día normal. Al principio me molestaba un poco, pero ya me acostumbré; a la larga uno ya comparte con ellos y se emociona”, relata Silvina Alurralde, quien vive en la calle Bolívar hace más de 25 años.

El caso de Silvina es representativo del barrio en general. A la vuelta de su hogar, por la calle José Rondeau, una pareja decide sacar unas reposeras a la vereda y disfrutar de la previa del encuentro, aunque todavía falten más de cinco horas para el pitazo inicial. Sentados de frente hacia el estadio, la señora Jesús Ramírez y su esposo aguardan ansiosamente por el gran evento de la semana. “Hace 70 años que vivo acá y sigo siendo feliz cada vez que juega San Martín. No voy a la cancha, pero me encanta disfrutarlo desde acá. Yo noto que cuando el equipo juega la cuadra está más contenta. Si la cancha no estuviese en el barrio no sé qué haría. El que me dice que no le gusta, yo le contesto que se alquile un departamento en el centro”, acota entre risas Jesús, en compañía de su esposo. Es que, más allá de todo, el estadio La Ciudadela forma parte de la esencia del barrio. Aquellos que nacieron entre los sonidos de los bombos, las trompetas y los cánticos no califican a la música como un ruido. Más bien se constituyó como una parte integral de su vida. La alegría de los hinchas al caminar por las cuadras aledañas al estadio no representan un tumulto de gente. Son el alma del barrio.

“Es parte del folclore del fútbol. Para nosotros, San Martín es muy importante, más allá de lo deportivo y de que seamos hinchas o no. Para nada es algo que nos moleste, por el contrario, lo estamos esperando”, resalta Antonio Martínez, de 62 años. El vecino, a su vez, remarca que es muy difícil que a alguien que sea originario del barrio le molesten los partidos. “Como la Quinta Agronómica está cerca de acá, hay mucha gente que alquila y que no nació acá. Para ellos no suele resultar muy agradable”, agrega, pero destacando el hecho de que él nunca escuchó alguna opinión negativa al respecto.

En ese sentido, un vecino sí manifestó cierto desagrado al ser consultado por los partidos. Es que, según los fanáticos y los ciudadanos de la zona, las casas ubicadas detrás de la tribuna Rondeau son las más afectadas por el bullicio.

“Me aliviaría que se frene un poco la actividad, a veces me cansa. Desde diciembre hasta la semana pasada sentí un alivio inmenso. No tan solo por el ruido, sino también por el amontonamiento que se genera. Pero bueno, es un fin de semana de por medio, no estoy diez puntos pero se puede soportar”, se sincera Carlos Díaz, en su caso, sí visiblemente agotado por la actividad cerca de su hogar.

Como acostumbra a ocurrir en cualquier rincón de la ciudad, los vecinos intentan utilizar los eventos masivos de su zona para obtener alguna ganancia económica. Así, se multiplican los kioscos, los puestos de comida y las ventas de accesorios del club, entre otros negocios. En ese sentido, Fátima Cabrera aprovecha los días movidos del barrio para prestarle aún más atención a su local.

“Cuando juega San Martín, tengo la oportunidad de vender bastante más; aunque por la situación económica del país la ganancia no se nota tanto. Lo que sí me di cuenta es que ahora la gente es mucho más respetuosa que antes. No suelo tener ningún tipo de inconvenientes”, destaca la comerciante.

Según le consultó LA GACETA a los diversos vecinos del barrio, los partidos se viven con mucha más tranquilidad que años atrás. “Antes nos teníamos que encerrar adentro de las casas”, narró Antonio Martínez. En ese sentido, el afianzamiento de los operativos policiales benefició en gran medida a la tranquilidad de la zona.

Sin embargo, a pesar de todo, los vecinos no cambiarían su hogar por nada en el mundo. Acostumbrados por esa forma de vida, entienden que Ciudadela no sería lo que es sin la euforia de los fanáticos “santos”. (Producción periodística: Diego Caminos).

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