Entre pinceladas de calidad y la puesta a punto: así fue el debut de Pablo Hernández con San Martín de Tucumán

El ex volante de la selección chilena ingresó a los 39’ en lugar de Leonardo Monje. Si bien estabilizó el medio campo, estuvo lejos del arco por lo que no pudo generar real peligro.

San Martín de Tucumán cayo ante San Miguel. San Martín de Tucumán cayo ante San Miguel. Matías Nápoli Escalero - Enviado especial para LA GACETA.

No toda fiesta es de color de rosa y, en Los Polvorines, mucho menos pudo teñirse de rojiblanco. Claro, San Martín fue un equipo lento, sin ideas y, por momentos, cayó en la desesperación del gol para lograr el empate transitorio; un resultado que nunca llegó, provocando una nueva tarde gris para los de La Ciudadela. Si bien el equipo tuvo un nivel bajísimo, una de las grandes novedades fue el ingreso de Pablo Hernández. En 51 minutos, el volante mostró una que otra pincelada de la calidad que lo posiciona como una variante para el medio campo de "Traductor"; pero, a no confundirse… bajo la lupa, el ex O' Higgins todavía sigue con su puesta a punto para aportar en los distintos aspectos de juego.

Ingresando en lugar de Leonardo Monje a los 39', Hernández expuso toda su experiencia en los primeros minutos: estabilizó el medio campo y brindó salida limpia desde el fondo; atributos que no fueron cumplidos por el ex Instituto y Gustavo Abregú. Tal fue la importancia que logró acertar 34 pases de 40 intentos, lo que se traduce en el 85% de precisión a lo largo de todo el partido.

La mala noticia fue que, al conformar un doble "5" (primero con el paulistano y luego con Matías García), el volante quedó lejos de la zona de definición, es decir, no tuvo oportunidad de filtrar ningún pase clave en los últimos metros. Esto lo obligó a tener que apostar a los pases largos, que en gran parte se convirtieron en pelotas divididas que fueron ganadas o despejadas por la defensa del “trueno verde” (de los seis intentos realizados, dos solamente fueron aprovechados por sus compañeros).

Tampoco se puede pasar por alto el planteamiento de Gustavo Coleoni. "Sapito" estudió a la perfección cómo desarticular al "santo": presión alta e intensa, generando una especie de "jaula" en el terreno propio con el objetivo de forzar uno que otro error de la defensa. Así, logró obtener el primer golpe desestabilizador e, inmediatamente, formó un equipo corto y compacto siendo un verdadero "muro" que no pudo ser sobrepasado por Hernández y compañía. Claro, está situación obligó al ex Celta de Vigo a lateralizar el juego; fórmula que tampoco daría los resultados esperados.

Otro rasgo somero fue la búsqueda de conexiones con Juan Cuevas. Para Hernández, la presencia del ex Everton de Chile es una referencia ineludible para la generación de juego. Pero, sin explosividad ni velocidad no pudieron generar ningún peligro para los rivales. Como consecuencia, no funcionó tampoco este plan y mucho menos se pudo lograr conectar con Junior Arias, quien no remató nunca a los tres palos del “verde”.

Al inicio del complemento, “Tucu” estuvo apagado. El ingreso de García hizo que reduzcan abruptamente sus intervenciones, quedando relegado en el papel de ser el encargado de la salida limpia. Si bien el ex Güemes estuvo ágil a la hora de la recuperación, lo cierto es que el volante estuvo errático e impreciso por lo que sus mayores socios a la hora de iniciar una jugada fueron Agustín Dattola y Diego Mastrángelo.

También, se debe mencionar que Hernández no mostró problemas para tener la pelota bajo los pies. En más de una intervención, expuso toda su habilidad para cuidar la pelota recibiendo duras entradas (cinco en todo el partido y tres fueron sancionadas como faltas). Incluso, se dio el lujo de tirarle un sombrerito a Facundo Cardozo para comandar un ataque. Sin embargo, en reiteradas ocasiones se vieron gestos de dolor e, incluso, se lo llegó a ver rengueando después de un golpe.

Por último, el aspecto defensivo de Hernández es el punto que más preocupa a “Traductor”. Si bien aportó con dos quites, el nacionalizado chileno distó de estar firme en la marca; en más de una ocasión, los rivales aprovecharon su sector para lastimar el área de Darío Sand.

Pese a que su aceleración se mantiene intacta (gracias a ella pudo lograr un cruce salvador frente a Martín Batallini en el final del primer tiempo), lo cierto es que la ausencia por 79 días de las canchas provocó que el volante esté falto de ritmo -su último partido fue en la derrota de O’Higgins por 1-0 frente a Palestino-. Esta fue una de las causas principales por la que San Martín quedó expuesto a los contragolpes del rival, que en más de una ocasión estuvieron cerca de definir el partido.

Pero… ¿por qué es fundamental este punto? Lo cierto es que la filosofía de juego de Flores busca consolidar un equipo firme y directo, por lo que es imprescindible la presencia de volantes que aporten en la marca; de lo contrario, como sucedió frente a San Miguel, el medio campo será una verdadera “autopista” para cualquier rival.

En la previa al duelo con Quilmes, la principal duda pasa por el lado de si el entrenador apostará por un nuevo dibujo táctico (que le brinde un mayor equilibrio al medio campo) o seguirá con el 4-3-3. Lo cierto es que los últimos golpes dejaron en claro que debe buscar otros caminos para lograr revertir la historia; de lo contrario, San Martín seguirá perdiendo oportunidades que al final del camino costarán caro. 

Comentarios