Pensando en soluciones para un sistema que hoy no es sustentable

Consultoras pronostican ajuste mayor en las jubilaciones. Consultoras pronostican ajuste mayor en las jubilaciones. (Foto: Anses)

Mucho se habla acerca de las falencias del sistema previsional argentino, incluso estadísticas recientes realizadas por el Mercer CFA Institute lo ubicaría como el peor sistema del mundo; variados son los factores que afectan a la previsión social a nivel mundial: baja tasa de natalidad, incremento de la expectativa de vida, inflación, aumento del gasto público, desempleo. Ante esta situación actual y lo que se puede ver a futuro, urge comenzar a pensar y proponer alternativas de solución.

Los números del sistema argentino

Al tratarse de un sistema solidario de reparto, los jubilados y pensionados actuales dependen de los aportes de los trabajadores formales activos; es decir la recaudación previsional es lo que se destina a hacer frente al pago de los compromisos asumidos con los pasivos.

Dada la gran diferencia entre activos y pasivos (estos casi el doble de los aportantes), la relación necesaria para que el sistema sea sustentable se perdió, por lo cual, el Gobierno Nacional acude a otros impuestos para poder hacer frente cada mes al pago de las prestaciones previsionales.

Diversidad de prestaciones

Entre los titulares a quienes el estado nacional abona mensualmente una prestación previsional podemos encontrar una diversidad de beneficios que dieron origen a las mismas: jubilaciones ordinarias de trabajadores con los aportes necesarios, jubilaciones por invalidez, pensiones por fallecimiento, jubilaciones por moratoria previsional, pensiones no contributivas: universal para el adulto mayor, por discapacidad, para madres de siete hijos y las asignaciones universales por hijo.

Por cómo funciona el sistema, lo que necesita en lo inmediato es el ingreso de aportes formales para alimentar la recaudación previsional que sea volcada a su vez en el pago de los diversos beneficios actuales.

Alternativa de solución

Ante las posibilidades limitadas de acceder al trabajo formal, una alternativa de solución sería que toda persona que percibe una pensión no contributiva (actualmente unos 10 millones de habitantes), tenga la responsabilidad de realizar aportes desde los 18 años de edad o desde que accede a la pensión y hasta la edad jubilatoria, incluso que el aporte sea descontado del haber que percibe y derivado al organismo de recaudación previsional.

Se podrían lograr múltiples beneficios: los titulares seguirían percibiendo la pensión no contributiva, el sistema se alimentaría con el aporte de 10 millones de beneficiarios (podría ser un monotributo especial creado puntualmente al efecto o simplemente la categoría más baja del monotributo general), esa recaudación podría ser volcada en lo inmediato y cada mes al pago de las prestaciones actuales y, el titular de la pensión no contributiva, una vez alcanzada la edad jubilatoria podría cambiar ese beneficio por la jubilación ordinaria, ya que tendría efectuados los aportes para la misma.

Actualmente, los beneficiarios perciben la pensión no contributiva desde el otorgamiento del beneficio, sin haber contribuido al sistema y sin efectuar aportes durante todo el tiempo del cobro de la misma, y cuando cumplen la edad jubilatoria, acceden a la jubilación por moratoria, mejorando sustancialmente el haber mensual y la cobertura médico asistencial.

En definitiva, se podría exigir que del mismo monto de la pensión que perciben realicen un aporte mínimo al sistema a fin de lograr mayor recaudación y sustentabilidad, como ocurre con las moratorias previsionales a quienes se les descuentan las cuotas del mismo haber.

La alternativa planteada conlleva una modificación a la legislación vigente de modo que sea compatible cobrar una pensión con el aporte previsional; de hacerse realidad, esto le daría mucho aire al sistema, incrementaría la recaudación previsional para hacer frente al pago de los beneficios a los pasivos actuales.

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