El esquema le rindió a Flores, pero aún necesita aceitar varios aspectos

San Martín fue superado en el primer tiempo, pero en el complemento el DT ajustó las piezas y el equipo logró imponer la calidad de sus futbolistas.

BUENA PEGADA. Cuevas creó juego, pero su definición potente en el gol fue su mejor expresión. Foto de Matías Nápoli Escalero/ESPECIAL PARA LA GACETA BUENA PEGADA. Cuevas creó juego, pero su definición potente en el gol fue su mejor expresión. Foto de Matías Nápoli Escalero/ESPECIAL PARA LA GACETA

“Es un esquema que puede dar muy buenos resultados, pero hace falta ajustarlo bien con mucho trabajo”, había declarado Carlos Roldán, uno de los entrenadores más ganadores de la historia reciente de San Martín de Tucumán, cuando iniciaba su primer proceso en la institución, allá por 2004. El tiempo le dio la razón al DT que luego logró llevar al “santo” desde la liga Liga local hasta Primera División utilizando un 3-4-1-2 que terminó siendo un sello característico de sus equipos.

Luego de las derrotas con Ferro y con San Miguel, Diego Flores tomó la decisión de modificar el dibujo. Dejó de lado el 4-3-3 y apostó por un 3-4-3 que, según sus propias palabras, lo había dejado conforme pese al insulso empate contra Quilmes.

En Remedios de Escalada, el DT celebró que su idea tuvo una buena devolución desde el resultado. Sin embargo, sobre todo por lo que se vio durante la primera mitad del duelo, está claro que San Martín aún necesita trabajo.

Al “santo” le costó asentarse en el campo. Con un 4-4-2 característico y mucho ímpetu por las bandas (sobre todo por el sector derecho de su ataque), Talleres encontró espacios y puso contra las cuerdas en varias ocasiones a Darío Sand.

El “santo” tiene mucha jerarquía dentro de su plantel y es eso lo que terminó inclinando la balanza en Remedios de Escalada (los goles de Juan Cuevas, Junior Arias y Juan Orellana son una clara muestra de ello). Al equipo de “Traductor” le falta rodaje, pero la victoria le viene al pelo para que sus jugadores puedan trabajar con tranquilidad buscando la mejor versión.

Los ajustes que el entrenador hizo en el complemento fueron determinantes para que San Martín volviera a sumar de a tres. Gonzalo Rodríguez exigió mucho por derecha y tras el 2-1 el equipo se soltó.

Pero hasta ahí, al “santo” le había costado mucho. Parecía un equipo largo, inconexo, sin juego en el medio, y que abusaba demasiado del pelotazo intentando explotar las corridas de Arias y la movilidad de Cuevas.

Además, el medio había perdido la batalla contra los jugadores de la “T”, y Gonzalo Bettini y Nahuel Banegas no lograban acomodarse en sus funciones a la hora del retroceso.

El ingreso de “Turbo” por Lautaro Fedele comenzó a acomodar la situación. Se movió por derecha y fue una rueda de auxilio para Bettini, además de aportarle vértigo y explosividad al ataque.

Lo mejor de la visita se vio luego de que Arias marcara el segundo tanto. Cuevas, Hernández, Arias y Rodríguez, asociados con Banegas y Bettini comenzaron a mover la pelota con mayor asiduidad y así el “santo” desactivó cualquier intento de Talleres de volver a meterse en partido.

Por momentos dio la sensación que la idea del DT toma forma. Pero el equipo necesita trabajo para afianzar un esquema que si logra aceitar, puede serle de mucha utilidad.

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