Aseguran que casi el 90% de los jubilados pueden ser considerados pobres o indigentes

Ni los bonos ni los reajustes periódicos logran compensar la pérdida del poder adquisitivo que padecen los adultos mayores por la inflación.

MÁS EXPUESTOS. Gran parte de los jubilados sienten que se empobrecen por la falta de actualización de sus haberes frente al fenómeno inflacionario. MÁS EXPUESTOS. Gran parte de los jubilados sienten que se empobrecen por la falta de actualización de sus haberes frente al fenómeno inflacionario.

Un jubilado con la mínima que recibió bonos ya perdió 9,4 haberes en los últimos seis años, plantea el economista Nadin Argañaraz como inicio de un problema que tiende a profundizarse por el reclamo de los jubilados y pensionados frente a una inflación galopante y a un sinceramiento de precios que aniquiló el poder adquisitivo de los ingresos.

Durante este mes los haberes están subiendo un 27,18%. Para quienes cobran bonos también la suba es la misma. Incluyendo este incremento, los haberes jubilatorios terminarán el primer trimestre del año con una pérdida de poder adquisitivo del 42% respecto a igual trimestre de 2023, expresa el consultor cordobés. Para el caso de los jubilados con la mínima, que cobran bono, la pérdida será del 28% entre ambos trimestres. Es un arranque de año muy negativo para este importante sector de la población.

Para llegar a las pérdidas descritas, se supone una inflación del 14,3% para marzo, indica Argañaraz. “Con esta situación, los jubilados finalizarán el primer trimestre del año. En este momento se vuelve a hablar de un cambio de regla de movilidad a partir de abril”, acota. La idea es otorgar en abril una suba equivalente a la inflación de febrero (que es la que se conocería a principios de abril) y a partir de ahí seguir aumentando por inflación. Como es lógico suponer, si esto sucediera, se partiría con los haberes jubilatorios en niveles mínimos, generándose una nueva gran pérdida al finalizar 2024.

“Dado esto, se habla que el Poder Ejecutivo propondría un aumento extra en abril del 10%. Es decir que se aplicaría un 10% más la inflación de febrero, para evitar un congelamiento de haberes a niveles muy bajos. Sería una especie de plus por compensación”, considera.

Si se toma en cuenta la pérdida que tuvieron los jubilados frente a la inflación en diciembre y enero, y que el aumento de 27% de marzo no llegó a cubrir, el Gobierno debería darles un incremento del 25% en abril y sumar la inflación de febrero (13,2%), es decir un aumento del 41,5%, incluyendo el bono, según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Si esto sucediera, y las jubilaciones se ajustaran por inflación con un rezago de dos meses -como está previsto en los proyectos de ley-, quien cobra la mínima, incluido el bono, terminaría el año con un ingreso anual real prácticamente igual al del 2023.

Y el jubilado sin bono terminaría el año con una pérdida del 16% respecto al 2023. Es decir que muchos miles de jubilados terminarían con un séptimo año consecutivo de pérdida de poder adquisitivo, puntualiza.

El cálculo del Iaraf supone que los bonos quedarían alcanzados por esos aumentos.

Para la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) los haberes no alcanzados por los bonos tuvieron “una reducción real de 43% interanual durante el primer bimestre de 2024, mientras que la pérdida de los haberes mínimos con bono incluido fue de 27,8% interanual”.

Con el aumento del 27,18% de marzo y el bono de hasta $ 70.000, las jubilaciones y pensiones de haberes mínimos están cobrando en total $ 204.445 brutos. El total se desglosa en $ 134.445 más $ 70.000.

Luego en abril se aplicaría el 10% o el 20,6%, según las distintas iniciativas más el IPC de febrero, pero no se aclara en forma expresa si esos aumentos se aplicarán sobre los $ 134.445 o sobre los $ 204.445 brutos.

Los jubilados y pensionados con haberes superiores a $ 204.445 percibirán antes de fin de mes el aumento del 27,18% y no cobrarán ningún bono.

“En la actualidad, casi el 90% de los jubilados y pensionados pueden ser considerados pobres o indigentes, si se compara el valor de las canastas básicas con el haber que reciben mensualmente”, plantea el dirigente del Centro “Jubilados por la Patria de Tucumán”, Luis Arroyo.

Según el referente, este empobrecimiento ha sido crónico a lo largo de los últimos ocho años. “Tomemos el caso de una jubilación mínima; en diciembre de 2015 era equivalente a U$S 500 y en la actualidad no llega a los U$S 90. Ningún político ha tomado cartas en el asunto y la inflación ha carcomido, con mayor velocidad, el ingreso de la clase pasiva”, explica. Esta situación será expuesta por los dirigentes ante el presidente de la Legislatura, Miguel Acevedo, y los presidentes de los bloques parlamentarios, en un encuentro previsto en la Cámara.

La recuperación

En tiempos de inflación, la dinámica de la recuperación del ingreso es muy diferente entre lo que sucede con un sueldo de un empleado activo respecto de un haber jubilatorio. Todos aquellos que aportaron durante toda su vida laboral deberían tener la tranquilidad de que su poder adquisitivo es permite acceder a una canasta de consumo digna, indica por su parte Nadin Argañaraz. “El objetivo saludable de alcanzar el equilibrio fiscal no puede lograrse a través de la licuación de haberes de los jubilados que aportaron toda su vida. Una parte central de las reformas debe estar relacionada con el objetivo de aumentar la base imponible y la recaudación de aportes y contribuciones, de manera tal de incrementar el financiamiento genuino de la seguridad social”, propone el economista cordobés.

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